Y con el mes, el otoño, y con el otoño, los
libros al 21% de IVA. Y las apreturas de las familias para comprar libros,
material escolar, y demás complementos que hacen de la educación casi un
privilegio en los tiempos que corren.
En mi corto entendimiento, he lanzado una
propuesta a algunos padres y madres: ¿porqué no compartimos la compra de
libros?. La respuesta ha sido descorazonadora: es que….habría que….tendríamos
que… Y, ¿los profesores y profesoras, qué dicen?, ¿obligarán a los niños y
niñas a comprar los libros que no pueden?. Creo que llega el momento de
plantarse, de decir que seguir alimentando a las editoriales no es justo, que
muchas familias tendrán que elegir entre pagar los libros o pagar el IBI.
Como trabajador público, presenté hace semanas
un escrito solicitando que, lo que ahorra el Ayuntamiento “gracias” a la
supresión de la paga de diciembre, lo empleen en crear un bono libro municipal.
A mi escrito, la callada por respuesta.
Es cierto que no es competencia municipal,
pero, ¿no es competencia municipal velar por el bienestar de los ciudadanos y
ciudadanas, de los futuros ciudadanos y ciudadanas en un ámbito tan especial y
específico como es el derecho a una educación igual, justa e integral al margen
de su poder adquisitivo?. En mi opinión, lo es. Otra cuestión es que la “casta”
política está demasiado preocupada por su propio ombligo, y se olvida de que
son servidores públicos temporales. Dentro de cuatro años habrá que rendir
cuentas ( ya que no lo hacen antes, que deberían), y habrá que medir, no la
demagogia y retórica de los programas, sino su nivel de compromiso con la mayoría
que sufrimos las consecuencias de una crisis de la que no somos culpables y que
estamos pagando con nuestro futuro y el de nuestros hijos e hijas.
Angel Sánchez Sánchez
Trabajador público y ciudadano.
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