Uno de los debates sempiternos es, ¿es de izquierdas subir impuestos, es de derechas...?. En el marco de la política municipal, esta cuestión no es baladí, pues, si en algo influye la política es en la vida cotidiana de la ciudadanía a través de los impuestos y tasas. Personalmente, se me ocurre otra pregunta que, en todo caso, sería transversal a la que en principio se plantea: ¿para qué sirven los impuestos?. en mi opinión, en la respuesta a esta pregunta subyace el fondo objetivo de la acción política y debería recibir una contestación como tal.
Uno de los conflictos abiertos a lo largo de la legislatura que finalizará en el mes de mayo del año que entra ha sido la presión fiscal: el IBI. Partimos de una revisión catastral en el marco de la expansión de la especulación inmobiliaria, por lo que los índices que dicha revisión arrojó en su día no parecen muy ajustados a la realidad actual. No obstante, dicha revisión, junto a un absoluto inmobilismo municipal en lo referente a la inversión, junto al "esfuerzo" impuesto a los y las trabajadores y trabajadoras municipales ( rebaja salarial de Zapatero, supresión de la paga de diciembre de Rajoy) arrojó un superávit importante a lo largo de un trienio. Pero, sorprendentemente, el mencionado inmovilismo y el superávit no ha sido un argumento del debate político. Por contra, parece haber existido un acuerdo tácito para bajar impuestos, acuerdo que se ha concretado en un descenso generalizado de la práctica totalidad. Un acuerdo en el que han participado casi todos los grupos políticos, a excepción de Esquerra Unida ( hay que recordar que, éste partido cuestiona la bajada impositiva por "corta", habiendo propuesto incluso la supresión temporal de alguno de ellos), sin que en el debate se introdujese una variable fundamental: para qué y para quién.
Sostener un sistema de garantías sociales locales requiere un esfuerzo. No solo en materia fiscal, sino respecto al necesario consenso en torno a las políticas y programas a desarrollar con el objetivo de consolidar las mismas en una agenda estable que garantice derechos sin que éstos dependan de coyunturas.
La izquierda institucional ha mantenido una línea más o menos homogénea en cuanto a la "necesidad" de bajar impuestos. Salvo excepciones puntuales (alguna apelación a la inversión en empleo por parte del grupo nacionalista progresista), el resto de planteamientos ha convergido en un axioma que, desde mi punto de vista, encierra un preocupante inmovilismo político: bajar impuestos para apoyar a los "más necesitados" ( desde una perspectiva unidireccional: la asistencial).
No se han planteado líneas de actuación ni propuestas encaminadas a la reinversión del superávit en programas de bienestar social destinados a esos "más necesitados", pero más allá de la asistencialidad coyuntural, pues, la crisis, siendo terrible en sus consecuencias, no se supera con apoyos puntuales sino con la garantía de derechos presentes y futuros.
La derecha gobernante, sustenta su propuesta de bajada de impuestos en un argumento falaz, no solo por los inciertos resultados que plantea, sino porque parte de una premisa falaz: el incentivo de la actividad económica. Esta variable no depende únicamente de la presión fiscal, sino de de los recursos con los que las familias puedan contar a lo largo del año, además del incentivo posible a consumir en la localidad y no fuera de ella. De ahí que el resultado de dicha bajada sea en gran medida propagandístico, hecho en el que han participado de forma más o menos directa los grupos de la oposición, diluyendo la posibilidad de construir una propuesta alternativa con contenido político más allá de la competición electoral.
Personalmente plantearía un debate de mayor profundidad: ¿En qué deben emplearse los sucesivos superavits municipales, que políticas deben conformar la agenda municipal en función de los recursos?.
En otro post centraré mi opinión sobre qué políticas o que acciones podrían suponer una inversión en igualdad, objetivo que la izquierda institucional no debería obviar en beneficio de un titular más o menos agradable.
Y no quiero terminar sin reflexionar sobre el papel que está jugando la izquierda más "radical" representada en la institución municipal.
Exigir una mayor bajada e incluso la supresión temporal de impuestos y tasas únicamente produce un beneficio asistencial y coyuntural. Este planteamiento, sin el necesario acompañamiento de propuestas que garanticen derechos sociales a los sectores más débiles ( en ésta crisis y en las venideras), vacía de contenido la presunta acción política "radical" que se pretende y cae abiertamente en el populismo y la demagogia electoralista. No se puede predicar, y no dar trigo.
Sobre la transparencia municipal, hablare otro día centrándome en la partida destinadas a los partidos políticos, de cuya gestión nadie sabe ni parece querer saber.
Y termino: bajar impuestos o subirlos no es de derechas o de izquierdas. Lo que define a la izquierda o la derecha es en qué se invierte y dirigido a quién y para qué.