Si nada cambia, la legislatura
terminara de la misma forma que empezó, ¿ o no?. Cuantitativamente, no, pero
cualitativamente si, pues empezó gobernando el pp y terminará, gobernando el
pp. Empezó con una oposición dividida y enfrentada y terminará con una oposición,
dividida y enfrentada en cuanto a las posiciones a mantener frente al errático,
caprichoso y personalista gobierno municipal.
Los que asumieron el gobierno en
junio de 2011, lo hicieron con un discurso hipócrita sobre el dialogo y el
consenso, y terminan la legislatura envalentonados y echando toneladas de
asfalto sobre la inteligencia de los vecinos y vecinas que, pese a todo, siguen
“atrincherados” en la “mayoría silenciosa”, algo que parece que viene bien a
todo el mundo, siempre que los y las que les rodeen sean “afines” a lo que sea
que deban ser afines ( personalmente, no lo se, porque los postulados ideológicos
están lejos de la practica política a lo largo de la legislatura).
La oportunidad que presentaban
los Presupuestos municipales para plantear una alternativa general que sirviese
de cimentación a un proyecto diferente de hacer y ejercer la política municipal
se perdió en disquisiciones y “argumentarios”. La posibilidad de, a través de
las organizaciones representadas, aglutinar un cierto consenso en torno a la
necesidad de reformar la democracia local sobre la base del compromiso, se
perdió o, simplemente, no se valoró como interesante, lo cual desmerecerá (en
mi opinión) las promesas que se hagan en el programa.
Los incumplimientos programáticos
de “todos”, deslegitiman las que puedan hacer, pues no es excusa que se esté o
no gobernando, pues la labor es; si se gobierna, hacer lo que se dijo o
explicar porque no se hace. Y si no se gobierna, intentar que las propuestas
con las que uno se presentó, salgan adelante a través de iniciativas
institucionales, dialogo, y consenso, pero no solo entre los representantes,
sino también con los representados ( un instrumento que bien hubiera podido ser
utilizado para motivar a la desmotivada sociedad campellera)
Es gracioso que en los “cenáculos”
periodísticos se esté cuestionando la viabilidad de las propuestas y el
programa de una formación que acaba de aterrizar, siendo motivo de comentarios
y corrillos de vecinos y vecinas. Es gracioso y, hasta cierto punto esperpéntico,
que algunos y algunas vecinos y vecinas estén sirviendo de eco, de caja de
resonancia para la campaña orquestada por los “del régimen” ( medios, partidos,
etc) , pero sean incapaces de valorar la inexistencia de propuestas o programa
de los partidos que gobiernan su día a día. Y, desde esa premisa “crítica-acrítica”,
el análisis de la situación política local no puede ser más reduccionista, por
decirlo desde la corrección, pues lo que aparenta realmente es un conformismo repugnante o una penosa
resignación fruto de ese espíritu “menfotista” (men fot: me la suda) del que se
presume en demasiadas ocasiones.
La democracia radical de la que
algunos presumen no se ha “transmitido” a la calle, quedando para los reducidos
círculos que toman las decisiones; la reforma necesaria que en otros lugares se
exige a los partidos tradicionales parece que en nuestro pueblo es, eso;
simplemente conformismo y, por consiguiente, resignación a más de lo mismo. La
concreción que se pide a otros, hacia los partidos locales es, paradójicamente,
una simple opinión privada.
El panorama es, en mi opinión,
desalentador. La coyuntura en la que nos encontramos nos plantea a algunos una
difícil decisión el último domingo de mayo, pues, si algunos o algunas piensan
que simplemente son “unas elecciones más”, simplemente que miren a su
alrededor, que piensen en los comentarios que escuchan y que ellos mismos han
realizado y, entonces, decidan si lo que el último domingo de mayo es un trámite electoral más, o en realidad es (o
debería ser) un punto de inflexión en la política municipal y, por ende, en la
vida cotidiana de los y las campelleros y campelleras.
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