Una delgada línea roja
No tengo ni idea de si la manifiesta amistad del presidente Camps y unos corruptores profesionales puede haber dado origen a determinadas corrupciones. No dudo de que el presidente Camps ha podido mentir al declarar que él pagó los trajes y claramente no es así. Estoy seguro (como ciudadano de a pie) de que el presidente Camps obtuvo pequeñas ventajas económicas de su puesto político. No dudo de que ha recibido regalos - por lo menos- de los actores de la trama Gürtel. Pero el presidente Camps está ya absuelto de cualquier delito político-económico. Muchos pensamos que es feo lo que ha hecho el presidente Camps. Pero, creo, que nos vamos a quedar ahí: en la estética.
No paro de insistir: los delitos, los deslices, los errores económicos de las gentes de derechas se perdonan inmediatamente.
Hasta que el PSOE no se entere de cómo es la derecha no podrá derrotar a la derecha. Esa meditación la tiene que hacer el PSOE en Valencia y en otros lugares de España.
¿Significa todo esto que no se debe combatir la corrupción y las corruptelas? No, nada de eso. Se trata de que aprendamos (desde la izquierda) a criticar esas corrupciones sabiendo que corremos el riesgo de que la derecha perdone a sus fieles siempre y por todo.
Conviene que aprendamos la lección: la dudosa actuación del presidente Camps está ya perdonada.
Es bueno irse acostumbrando a que el presidente Camps es un señor honesto, cumplidor y sin amigos golfos.
Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
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