Para nadie es ajeno que la política ( en minúsculas) está podrida. Pero para nadie debe ser ajeno que el cambio está en nuestra mano, en la decisión de miles, de millones de ciudadan@ que sufrimos sin más las continuas agresiones de una superestructura al servicio de la banca, bajo la influencia de la iglesia y en nombre de los poderes económicos más oscuros y perversos. La ciudadanía, con la aceptación tácita de la pequeña corrupción, del engaño domestico, de los abusos de los bancos, de las amenazas de los empresarios, de los jefecillos, de los políticos de medio pelo que se llenan los bolsillos al tiempo que ejercen de cortijeros, de Alcalde que creen todos son estúpidos, menos ellos. Todos y todas somos responsables de la situación, por omisión.
Evidentemente, la educación para la sumisión a la que se nos somete desde todos los ámbitos de influencia de la superestructura ( con superestructuras locales, provinciales, autonómicas, etc) ha calado durante décadas. Nadie recuerda que nuestro nacimiento a la democracia fue un parto tutelado por el fascismo y los poderes fácticos. Nadie recuerda que los gobiernos siempre (SIEMPRE) han actuado al dictado de los poderes económicos. Y es necesario empezar a recordar, pero, la sociedad no está preparada para hacer ese ejercicio por sí misma; hay que incentivarlo, hay que motivarlo y hay que propagar un mensaje diferente: el aborregamiento llevará a nuestros hijos a la miseria ( ya viven en ella) primero, cultural y de principios, y después económica, lo que los condenará a la esclavitud social, moral y económica.
Los corruptos, prevaricadores, ladrones y políticos ( y amiguetes) corruptos ( entendamos como corrupto, no solo aquel que "trafica" con dinero público para su enriquecimiento, sino aquel que cobra sin merecer, que ejerce el poder de forma despótica favoreciendo o perjudicando en función de afinidad....) siguen siendo tratados de usted, mientras nuestros hijos e hijas buscan comida en la basura.
Yo lo único que pido es que tomemos conciencia, de que hagamos un esfuerzo, que cada uno asuma su responsabilidad e iniciemos una revuelta social desde la razón que nos da la mayoría. Que cuestionemos las instituciones que ya no están a nuestro servicio sino al de los intereses de los partidos políticos ( que financiamos con nuestro dinero en los presupuestos municipales). Pido que cada uno, en función de su nivel de compromiso, aporte ese esfuerzo que se precisa la rebelión. El objetivo: devolver el poder al pueblo y quitárselo a las estructuras endogámicas y corruptas de los partidos. Tenemos el deber moral, como hombres y mujeres de izquierdas, de propiciar que la sociedad empiece a cuestionar las estructuras de poder institucional y partidista. Tenemos la obligación de encender la llama de la rebelión.
Salud y Socialismo.
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