La Generalitat ha puesto en marcha, después y siguiendo el ejemplo del Gobierno del Estado, un plan para paliar las causas de la crisis económica en los municipios, crisis que está bloqueando las inversiones municipales y ocasionando un deterioro del empleo, sobre todo en los pueblos cuya economía ha dependido y depende del ladrillo. Nuestro pueblo es un claro ejemplo.
Pero me gustaría plantear algunas cuestiones que, desde mi punto de vista no se han tenido en cuenta, ni en el argumentario crítico sobre el plan CONFIANZA ni sobre la gestión del Plan Zapatero ( el 1 y, sobre todo el que parece que va a ser puesto en marcha para 2010).
En primer lugar, la Generalitat no ha tenido en cuenta qué tipo de inversiones y obras van a realizarse con los fondos públicos. Esto, a priori, no sorprende a nadie, aunque si sorprende que el Estado no revise los objetivos ( no solo las obras y su repercusión en el empleo) de las inversiones propuestas. En el caso de El Campello, el Plan E ha servido para suplir unas inexistentes inversiones en el ejercicio 2009, siempre bajo el cuestionable criterio de un gobierno municipal más preocupado por la foto y la propaganda fácil que por la repercusión de sus acciones.
Ya hemos comentado que deberíamos haber sido más contundentes a la hora de plantear alternativas, a pesar del rechazo de la mayoría de derechas, y seguimos creyendo que, por ejemplo, una de las inversiones estrella del Plan CONFIANZA no se ajusta, a pesar del interés social que pueda tener ( siempre complementario frente a las necesidades prioritarias), a las necesidades que El Campello puede tener. La piscina ( con su "spá", no es la prioridad, a pesar del posible interés que pueda tener, que lo tiene), no es una obra de necesidad apremiante, solo es un compromiso electoralista de la derecha. Además debemos recordar la actuación polémica que la derecha quería desarrollar para construir, a costa de lo que fuese la bendita pileta.
Nos encontramos con que el estado benefactor ( a pesar de demonizar, desde lo local al gobierno del compañero Zapatero , siguiendo las instrucciones de la jerarquía política, eclesiástica y mediática de la derecha nacional) va a poner un nuevo plan de ayudas, principalmente destinadas a dar fluidez a los pagos de los Ayuntamientos a los proveedores y empresas. Esto, en principio, no está mal, sino todo lo contrario. Pero surgen preguntas que desde el partido, desde el área municipal y local deberían plantearse con claridad:
-¿Se van a fiscalizar las cuentas de los Ayuntamientos beneficiarios?
-¿Se van a revisar los gastos suntuosos o innecesarios en los que los Ayuntamientos han gastado el dinero de los ciudadanos, los salarios absolutamente desproporcionados de los cargos públicos, el número de innecesarios asesores, la externalización de servicios y su costo...?
-¿Se va a exigir a los Ayuntamientos benefiarios un verdadero Plan de austeridad más allá de la reutilización de los folios por las dos caras?
En el caso de El Campello, si alguna de estas preguntas tuviera una respuesta positiva, quedaría inevitablemente fuera de las ayudas, y con razón.
Es por esto que el sector crítico del partido tendría que estar haciéndole llegar al compañero Presidente de la FEMP las objeciones que consideramos debe contener el nuevo plan de ayudas, así como el futuro acuerdo sobre financiación de las entidades locales ( que no se sabe bien porque, no fue incluido en el Plan de financiación autonómico, pudiendo haber solucionado dos cuestiones de una tacada, pero bueno...). Los interlocutores sobre financiación local y, sobre todo, nuestro partido, debe empezar a mirar con lupa a quién y para qué se da el dinero de todos/as los/as españoles, al tiempo que se debe afrontar una actuación que obligue a los ayuntamientos a reducir las macro estructuras político-administrativas que han montando a costa del capítulo 1 de los presupuestos municipales. Nuestro partido debería condicionar a que los fondos públicos se empleasen en promover verdaderamente empleo y a crear servicios dirigidos a disminuir las desigualdades.
SALUD Y SOCIALISMO
Pero me gustaría plantear algunas cuestiones que, desde mi punto de vista no se han tenido en cuenta, ni en el argumentario crítico sobre el plan CONFIANZA ni sobre la gestión del Plan Zapatero ( el 1 y, sobre todo el que parece que va a ser puesto en marcha para 2010).
En primer lugar, la Generalitat no ha tenido en cuenta qué tipo de inversiones y obras van a realizarse con los fondos públicos. Esto, a priori, no sorprende a nadie, aunque si sorprende que el Estado no revise los objetivos ( no solo las obras y su repercusión en el empleo) de las inversiones propuestas. En el caso de El Campello, el Plan E ha servido para suplir unas inexistentes inversiones en el ejercicio 2009, siempre bajo el cuestionable criterio de un gobierno municipal más preocupado por la foto y la propaganda fácil que por la repercusión de sus acciones.
Ya hemos comentado que deberíamos haber sido más contundentes a la hora de plantear alternativas, a pesar del rechazo de la mayoría de derechas, y seguimos creyendo que, por ejemplo, una de las inversiones estrella del Plan CONFIANZA no se ajusta, a pesar del interés social que pueda tener ( siempre complementario frente a las necesidades prioritarias), a las necesidades que El Campello puede tener. La piscina ( con su "spá", no es la prioridad, a pesar del posible interés que pueda tener, que lo tiene), no es una obra de necesidad apremiante, solo es un compromiso electoralista de la derecha. Además debemos recordar la actuación polémica que la derecha quería desarrollar para construir, a costa de lo que fuese la bendita pileta.
Nos encontramos con que el estado benefactor ( a pesar de demonizar, desde lo local al gobierno del compañero Zapatero , siguiendo las instrucciones de la jerarquía política, eclesiástica y mediática de la derecha nacional) va a poner un nuevo plan de ayudas, principalmente destinadas a dar fluidez a los pagos de los Ayuntamientos a los proveedores y empresas. Esto, en principio, no está mal, sino todo lo contrario. Pero surgen preguntas que desde el partido, desde el área municipal y local deberían plantearse con claridad:
-¿Se van a fiscalizar las cuentas de los Ayuntamientos beneficiarios?
-¿Se van a revisar los gastos suntuosos o innecesarios en los que los Ayuntamientos han gastado el dinero de los ciudadanos, los salarios absolutamente desproporcionados de los cargos públicos, el número de innecesarios asesores, la externalización de servicios y su costo...?
-¿Se va a exigir a los Ayuntamientos benefiarios un verdadero Plan de austeridad más allá de la reutilización de los folios por las dos caras?
En el caso de El Campello, si alguna de estas preguntas tuviera una respuesta positiva, quedaría inevitablemente fuera de las ayudas, y con razón.
Es por esto que el sector crítico del partido tendría que estar haciéndole llegar al compañero Presidente de la FEMP las objeciones que consideramos debe contener el nuevo plan de ayudas, así como el futuro acuerdo sobre financiación de las entidades locales ( que no se sabe bien porque, no fue incluido en el Plan de financiación autonómico, pudiendo haber solucionado dos cuestiones de una tacada, pero bueno...). Los interlocutores sobre financiación local y, sobre todo, nuestro partido, debe empezar a mirar con lupa a quién y para qué se da el dinero de todos/as los/as españoles, al tiempo que se debe afrontar una actuación que obligue a los ayuntamientos a reducir las macro estructuras político-administrativas que han montando a costa del capítulo 1 de los presupuestos municipales. Nuestro partido debería condicionar a que los fondos públicos se empleasen en promover verdaderamente empleo y a crear servicios dirigidos a disminuir las desigualdades.
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