A l@s socialistas valencian@s, nos ha preocupado a lo largo de nuestra existencia como organización, más que transformar la sociedad, ir sembrando el camino de "enemigos". La lucha por el poder orgánico y por las cabeceras de las listas electorales ha sido y sigue siendo la tónica en el funcionamiento de nuestro partido. No obstante, es de recibo decir que, encabezar una lista que va a ser "victima", tanto de la derecha como de la propia organización a la que se pertenece, tiene mérito. Y tiene mérito no solo por el valor que hay que tener, sino porque parece que se están haciendo méritos constantes para que nuestro proyecto a corto plazo (propuesta electoral) no se visualice o, simplemente no exista.
Tras el último Congreso del País Valenciano, la enésima crisis volvió, por enésima vez, a ser cerrada en falso. La victoria del compañero Alarte por una exigua diferencia, no propició, ni un Comité Nacional de Consenso y Acuerdo, ni una dinámica de trabajo nueva o diferente. No significó el cese del intervencionismo del aparato en los procesos de elección de Secretari@s Generales provinciales o locales. No significó que, el Secretario General, no se sintiera investido en la obligación de intervenir , intentando dejar su impronta en cada una de sus actuaciones. No significó una recuperación ideológica, el inicio de un nuevo camino, más democrático, más cercano a l@s ciudadanos. Y eso, es un pesado lastre si se lo cuelga el partido que quiere ser el que gobierne a l@s valencian@s.
Las encuestas son eso: encuestas. No obstante, si analizamos la situación nos encontramos con que...¿A quién conoce la ciudadanía a parte de al compañero Alarte en el Comité Ejecutivo de nuestro partido?. Yo soy de los que piensan que los miembros de la dirección del partido deben jugar un papel importante, junto a los cargos institucionales. Que los dirigentes de mi partido, deben liderar, junto a los cargos orgánicos, la construcción de una alternativa política y electoral.
Compañer@s, el futuro es incierto, o demasiado cierto. Lo que está claro es que la dinámica en la que nos encontramos nos "condena" casi con toda seguridad, a otro largo período en la oposición sin que se pueda vislumbrar el final de la dura y penosa ( por méritos propios) travesía del desierto. Pero no todos estarán preocupad@s por los malos augurios de las encuestas. Seguro que much@s, se siente cómodos con ese segundo o tercer lugar que ocupan o anhelan ocupar. Seguro que much@s encuentran en la oposición un lugar cómodo desde donde supervivir. La dulce oposición es una actitud que debemos combatir, al igual que el centrismo fracasado que domina nuestra organización.
Para finalizar, una breve reflexión: si nuestro objetivo es gobernar, profundicemos en la democracia, no demos por hecho que por ser afín a este o aquel dirigente vamos a tener garantizado un puesto y combatamos esta actitud, recuperemos nuestros compromisos históricos y nuestro discurso y programa claramente de izquierdas, planteemos propuestas sin dejar de denunciar los desmanes de la derecha, seamos ese partido transformador que hemos dejado en el camino de la practicidad electoralista que, más que acercarnos a l@s trabajadores/as lo han hecho a las capas más reaccionarias del País Valenciano que nunca ( NUNCA) van a apoyarnos.
Volvamos la vista y veamos lo que fuimos y recuperemos todo lo bueno que hemos ido dejando por el camino. Intentemos, entre tod@s, militantes, corrientes, sectores, etc, que nuestro proyecto cale entre la clase trabajadora, con propuestas claras. Aprendamos de los movimientos sociales, vecinales, culturales... Tengamos ( como bien dice el compañero Juan Soto)la capacidad de recuperar la virtud de escuchar sin intentar imponer nuestro criterio, aprendiendo y adaptando nuestros planteamientos a las necesidades vitales y sociales en cada oportunidad sin perder nuestros referentes ideológicos ni políticos.
SALUD Y SOCIALISMO.
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