Después de haber resuelto (¿?) el asunto de la piscina, tocaría
ahora sacar del cajón las diferentes cuestiones que se amontonan en los cajones
de la corporación. Podrían sus señorías empezar por sacar los presupuestos
municipales, ahora que parece que el clima entre los partidos
"responsables y leales" aparenta normalizarse, sería un buen momento
para discutir sobre proyectos, propuestas y dineros. Es posible que así muchas
mascaras de "responsabilidad y lealtad" caigan y se vean los verdaderos
rostros de los que, por mor de las urnas, dirigen los destinos de nuestro
resignado municipio.
Atrás quedan las polémicas sobre subir, mantener o bajar el IBI,
atrás queda el debate sobre el Reglamento de participación ciudadana ( ¿existe,
se aplica, para qué o para quién..?). Atrás quedan los brindis al sol
de mociones iluminadas en lucha permanente para ocupar titulares. Ahora, sí
toca sacar esa responsabilidad de la que hacen gala cuando así lo creen
oportuno, y poner sobre la mesa cuestiones como: ¿privatizar o socializar
servicios ( ¡uy que palabra: socializar....con perdón), reducir gastos (
empezando por los privilegios que algunos partidos tienen provenientes de las
arcas municipales, osea: de nuestro bolsillo), racionalizar inversiones, etc,
etc. Es el momento, ¿o vivimos bien con la prorroga presupuestaria desde 2010?.
Algunos, así lo creen en su fuero interno y preferirían que no se
forzara un debate donde la realidad, las miserias de cada uno se pondrían de
manifiesto.
La militancia ( no la afiliación: la militancia) de los partidos
debe asumir la responsabilidad que les toca y propiciar debate, sin exclusiones
pero con la responsabilidad que conlleva poseer un carnet ( no sólo pagar las
cuotas). Dinamizando las organizaciones como un instrumento al servicio de la
ciudadanía y no de los cargos o afiliados con ambiciones, asumiendo que los
tiempos cambiar y la "partitocracia" está agotada y superada por las
exigencia de más democracia que la sociedad pide a gritos.
Es momento de ser responsables, pero con las ideas y los
compromisos políticos. Es momento de ser leales con los trabajadores y
trabajadoras que son, los que en definitiva sostienen a las organizaciones de
izquierdas y progresistas. De lo contrario, la distancia entre ellas y la
sociedad se convertirá en una brecha insalvable y habrá que
sustituirlas urgentemente.
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