Como apuntaba en la entrada que publiqué ayer, todo se mezcla en la cabeza.
La indignación contra la política que sufrimos, contra la resignación. Y la
pura supervivencia.
Hoy ha sido un día triste, un día que no estará señalado en el calendario.
Hoy es un día que posiblemente sea como el resto de los días que me quedan por
vivir. Siento el apunte intimista, pero cuando uno tiene la necesidad de sacar
la presión interna, no queda otro medio que escribirlo, buscando esa válvula de
escape que mantenga la mente ocupada.
Hoy no es un día para señalar, y lo penoso, es que ha sido un día como
cualquier otro de los que quedan por vivir...no se hasta cuando.
Un abrazo.
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