Dos términos (hegemonia y dominación)
que definen, de forma visionaria, la realidad que vivimos y que no percibimos “gracias”
al entreguismo de las organizaciones políticas que vendieron al pueblo por un
puñado de votos. La izquierda institucional e institucionalizada renunció al
trabajo en la sociedad y, solo de forma oportunista ( véase el caso del PSOE con
su anunciada “apertura” o la inclusión de “no adscrit@s en la coalición
econacionalista) se suma a los nuevos movimientos sociales que surgen como
contestación al entreguismo que las organizaciones de “clase” practican en
beneficio del equilibrio institucional.
El poderoso
sistema de creación de opinión se vuelca cada vez más en vender que la realidad
en la que vivimos, aún siendo miserable, es la mejor. Que el sistema no falla y
que solo es necesario restaurar o parchear para que siga funcionando. Los
medios de comunicación ( en el caso de El Campello, el “eficaz” gabinete de
prensa que trabaja en pos de construir la imagen de un Alcalde omnipresente, o
la monopolización de medios locales, o la integración de supuestos
representantes de entidades u órganos de cierta relevancia social…), se ocupan
y preocupan de que la ciudadanía no reflexione y, sobre todo, para que esa
reflexión acabe en la resignación y no se transforme en contestación
generalizada. Las nuevas generaciones, junto con la generación que ha vivido
otras épocas pasa de la política, “gracias” a los políticos, y sigue
legitimando el sistema que les oprime yendo a votar comicios tras comicios.
Es una
necesidad histórica que, en éste momento de crisis social que la depredación
sin medida del capitalismo ha provocado, la sociedad, los trabajadores y
trabajadoras más conscientes sean los que, agrupándose en organizaciones democráticas
de base, incidan en la opinión y promuevan la contestación social desde
compromisos ideologicos claros que, huyendo del electoralismo, busquen una
movilización progresiva y constante promoviendo un movimiento contrahegemónico
(la realidad, a pesar de que los creadores de opinión se empeñen en negar, es
cambiante y, asumiéndolo, tenemos la obligación de precipitarla hacia la rebelión)
donde, la superación de la endogamia que preside las actuales organizaciones
obreras a través de la autoorganización de la clase trabajadora sea una
prioridad. ¿El objetivo?. Claro: construir un movimiento que sea alternativa
dentro y fuera de las organizaciones y, sobre todo, a la sociedad que soñamos y
que será posible si rompemos la parálisis cultural e ideológica a la que nos
quieren seguir condenando los poderes y las clases dominantes que les
sostienen.
Por la
creación de COMITES DE RESISTENCIA ¡YA!.
Por la
creación de movimiento frente a la resignación: ¡Unidad!
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