Desde hace mucho tiempo, la ciudadanía ( o al
menos una parte) viene reivindicando la participación en la elaboración de los
presupuestos, en la priorización, no sólo de las inversiones, sino de los
programas y sus consiguientes consignaciones presupuestarias.
El Ayuntamiento de El Campello, por boca de su
Presidente, prácticamente tiene aprobadas las cuentas para 2013, pues ( según
sus mismas palabras): hay bastante consenso para aprobar un presupuesto que “no
es el que me hubiera gustado”. Y yo me pregunto, ¿qué presupuesto le hubiera
gustado?.
Al parecer el debate interno sobre los números
está prácticamente cerrado, por lo que el procedimiento de aprobación inicial
es casi un hecho. Pero muchas preguntas se me ocurren: ¿ qué ha propuesto la
oposición para que tenga que, como mínimo abstenerse?. ¿Porqué no han abierto
un proceso de debate ciudadano en torno a partidas como fiestas, protocolo,
deportes, cultura, educación…juventud?. Evidentemente es una pregunta retórica,
pues la respuesta está implícita en la misma pregunta: porque no se cree en la
democracia, más allá de las urnas. Evidentemente, la generalización es injusta
pues ha habido grupos municipales que han reivindicado abiertamente esta
participación sin, por supuesto, obtener más respuesta que alguna que otra
mueca.
En mi humilde opinión, creo que las partidas (
y así lo he venido reivindicando desde mi época de concejal) deben ir
acompañadas de una mínima memoria que explique el qué y el para qué. Que diga
qué objetivos y justifique el presupuesto consignado. Evidentemente esto no es
un requisito legal, pero dotaría al Presupuesto de un contenido político, del
que (en mi opinión) en estos momentos carece.
Y esas memorias explicativas son las que deberían
haberse discutido con la ciudadanía. Organizando jornadas, comisiones de
trabajo donde los y las ciudadanos y ciudadanas pudieran haberse adscrito
voluntariamente para expresar su parecer. Memorias que deberían haberse
discutido en los Consejos Sectoriales…Ah, perdón!, que no existen (consejo de
juventud, cultura, deportes…barrios). Esas actuaciones, evidentemente rompen la
dinámica institucionalista que defienden la mayoría de grupos políticos, dejando
a la ciudadanía el papel de espectador con poder de decisión cuatrianual, algo
en lo que sí creen. Eso se llama sistema electoral por más que insistan en
llamarlo democracia.
En definitiva, el presupuesto municipal que con
bastante seguridad ( eso al menos es lo que transmite el Presidente de la
corporación, en mi opinión, demasiado a la ligera, al estilo de aquel que vendió
la piel antes de cazarla…) va a aprobarse, es un legajo de papeles con número
pero sin política. Es una relación de capítulos y partidas, pero sin ideología
( quizá sea por esto que al Presidente de la corporación no le gusta, porque le
gustaría introducir más de la doctrina de su idolatrado Gallardón, el que
inflige dolor y sufrimiento como remedio de los males). Y luego, las
inversiones, pues ya se decidirá por una comisión de “sabios” ( eso lo digo yo,
que conste) llamada Comisión de Infraestructuras, donde los colectivos antes
mencionados y la ciudadanía en general, poco o nada tendrá que decir.
Por último, ¿si se decide acometer alguna
infraestructura, ésta va a privatizarse en su gestión al igual que las
instalaciones deportivas que, gracias a la externalización, permanecen cerradas
todas las mañanas?. Se van a tener en cuenta, no solo las necesidades urbanísticas
( de mantenimiento) sino las sociales? ¿Saben lo que son las necesidades
sociales?.
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