Como en alguna otra ocasión, podemos afirmar
sin arriesgarnos mucho, que los partidos tradicionales están ajustando su
maquinaria electoral ante los comicios europeos del próximo mes de abril.
Solapándose con los recientes debates ( en el
PsoE fundamentalmente) sobre las primarias, el cómo y el cuándo, se abre uno
nuevo sobre las candidaturas europeas. En mi opinión, desluce la designación
cupular de los y las candidatos y candidatas, cuando no hace demasiado tiempo
las calles pedían nuevas formas y nuevos modos en las estructuras partidarias
tradicionales; fundamentalmente a las que se denomina como “partidos de
gobierno”.
La designación de candidatos y candidatas por
parte de las comisiones ejecutivas u órganos similares, nada tienen que ver con
los “modos y formas” demandados por esa parte de la sociedad consciente (
DRY,15M,Toma las plazas, Rodea el Congreso, etc). Podría considerarse como una
operación de maquillaje la decisión de articular las elecciones primarias, sólo
para la designación del candidato a la presidencia del Gobierno y no para el
resto de listas ( municipales, autonómicas, europeas).
Porque, ¿quién va a elegir o ratificar –o no-
las candidaturas?. ¿Las cúpulas?. Es un retroceso que hay que señalar y que
pone en evidencia el oportunismo de las decisiones.
Si la elección o ratificación –o no- de las
candidaturas se realizasen en las agrupaciones de base, abriéndose a la
participación de la sociedad, se iniciaría un verdadero camino hacia le mejora
de la democracia representativa. Aunque la mejor decisión sería, abrir el
debate en torno al programa, para después elegir los candidatos y candidatas y
las candidaturas que representasen a ese programa consensuado socialmente.
Por estas cuestiones, considero que, de nuevo,
se quiere construir empezando por el tejado: primero candidatos y candidatas,
después candidaturas y, por último, lo más importante, el programa con el que
se presentan a la ciudadanía.
Evidentemente no todas las organizaciones de
izquierdas están enfrascadas en este difícil encaje de la democracia
participativa y la soberanía organizativa. Izquierda Unida abre la elección de
candidatos y candidatas a la sociedad a través de sus agrupaciones, en una
apuesta que sí les acerca a las demandas de esa parte de la sociedad
movilizada.
La cuestión central del debate, no es dar
continuidad al modelo presidencialista en el marco de las candidaturas. El
debate debería ser, con qué propuestas se presenta esa izquierda “reconstruida”
para movilizar a la sociedad, no en un plebiscito pseudo nacional ( como
excusa, las europeas), sino en un verdadero proyecto de transformación de la Unión Europea en aquel sueño
federal de muchos y muchas personas de izquierdas desde hace siglos. Ese
proyecto de Europa social, sin vasallajes, sin subordinaciones y sí en torno a
la solidaridad entre territorios en la construcción de un entorno de derechos y
libertades, que supere la supeditación
política a los intereses especulativos.
Nos jugamos mucho en éstas elecciones al parlamento
europeo, y no sería mal momento para poner en marcha acuerdos programáticos
unitarios, a la vista de la unidad de los defensores de la Europa de los especuladores
( socialdemócratas y conservadores en Alemania). La izquierda del sur; el
socialismo del sur debe reconsiderar, no solo su estrategia, sino, en sí mismo,
su propia existencia como contrapeso ideológico a la Europa que tantos
sacrificios lleva imponiéndonos desde hace décadas y que tan caro está pagando
la clase trabajadora.
Y finalizo. Abrir, romper la endogamia es un
grito que la sociedad espeta a las organizaciones políticas, principalmente a
la que ha servido de sustento ético ( relativamente siempre) al capitalismo,
tanto en nuestro país como en Europa: el PsoE. Debería superar esa parálisis
ideológica autoimpuesta por intereses puramente electorales, y volver a
representar lo que siempre hizo: instrumento de lucha contra la opresión, por
la justicia y la igualdad de la clase trabajadora. Abrir la organización para
convertirla, desde ya, en una herramienta. Poner sus listas al servicio de la
sociedad, superando ese papel de “sindicato de cargos públicos” que ha venido
consolidando desde la década de los setenta ( desde el 28 congreso en 1978).
Entonces, sí que tomarían un verdadero sentido de plebiscito los comicios al
parlamento europeo: la elección entre seguir en la Europa de los especuladores
y los oligopolios financieros, o retomar la construcción de la federación de
estados de Europa bajo los principios de igualdad, justicia, derechos sociales
y democracia plena y no solo delegativa.
Angel Sánchez Sánchez
Ex Concejal Ayuntamiento El Campello.
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