En mayo de 1979 se celebraba el 28 congreso del PSOE. En este congreso se confrontaban dos formas de entender la misión que el Partido Socialista tenía, una vez culminada la transición. Por un lado, existía una posición que defendía Felipe Gonzalez, cuyos planteamientos pasaban por la construcción de un proyecto autónomo sin relación con el resto de fuerzas políticas de izquierdas, flexible ideológicamente, dejando el bagaje ideológico en beneficio del pragmatismo electoral que atrajese a esos sectores que electoralmente dan o no mayorías absolutas. Otra posición cuyo referente fue Luís Gómez Llorente, que reivindicaba un socialismo autogestionario, que aglutinase un bloque social de izquierdas y progresista. Vencieron las posiciones del sector "electoralmente práctico".
Gómez Llorente advirtió de tres peligros para el socialismo en virtud de las posiciones que habían ganado el Congreso: el parlamentarismo, el electoralismo y el personalismo. Esos peligros, se han confirmado con el paso de los tiempos y, desgraciadamente se instalaron como eje central de la estrategia de un Partido que, a pesar de todo, conservó un amplio apoyo de la clase trabajadora ( a pesar de las políticas social liberales y continuas agresiones a la clase trabajadora en nombre de la "modernización" de las estructuras socio laborales de España, agresiones que propiciaron un desencuentro entre sindicatos de clase y gobierno con dos huelgas generales). Apoyo que todavía hoy mantiene, a pesar de todo.
Los peligros que el compañero Gómez Llorente señalaba se confirmaron con el paso del tiempo, convirtiendo al Partido en una máquina electoral, con unos cuadros copando los cargos orgánicos e institucionales. La prioridad de "gestionar" se antepuso a la de transformar aquella sociedad que no nos gustaba por otra más justa e igualitaria ( entendida como la satisfacción de los bienes necesarios para una vida digna). En nuestros días, seguimos centrados en un "parlamentarismo" que nos aleja vitalmente de nuestra base social, de la clase social que nos originó y nos da razón de existir como partido: la clase trabajadora, los/as asalariados/as, las clases populares, siempre desfavorecidas en el reparto de la riqueza social y económica. En nuestros días, otro de los peligros que señal Gómez Llorente, el personalismo, hace que se haya creado una nueva "clase", una nueva profesión, siempre en torno a un cierto culto a la personalidad. Los representantes públicos, sea cual sea su "rango" creen merecer un cierto apoyo incondicional a sus posiciones, por el mero hecho de ser quien se es. Igualmente en torno a determinados "lideres" se agrupan afiliados en busca de cobijo y proyección, siempre solapado tras falsas posiciones políticas, que propician enfrentamientos cainítas entre "familias" ( enfrentamientos que nos alejan más si cabe de nuestros compromisos y objetivos).
Izquierda Socialista, pese a las "invitaciones" a desaparecer que hemos tenido, sigue existiendo. Es cierto que se han perdido ciertos derechos que se consiguieron con dificultades y duro debate ( el porcentaje de representación en congresos y otros órganos), es cierto que no hemos sabido crecer en número de militantes adscritos a
Estar en IS es asumir la soledad, la incomprensión e incluso el desprecio de la "mayoría" que, lejos de debatir ideas, busca continuamente "enemigos" para sus ambiciones. Estar en IS, no obstante, sigue valiendo la pena pues la unidad de la izquierda es más necesaria que nunca frente a una derecha cuyos pilares ideológicos siguen siendo los mismos (aunque los disfracen) que los que inspiraron el "movimiento nacional". Una unidad programática que ponga como sujeto principal a los trabajadores/as, la justicia y la igualdad frente a un mercado especulativo y usurero.
Aquí estamos y aquí seguiremos, luchando, desde dentro por un partido que recupere sus señas de identidad, sin ánimo de medrar, manteniendo posiciones poco simpáticas para la mayoría del partido simplemente por su contenido ideológico, lo que en la mayoría de ocasiones pone en evidencia otro tipo de motivaciones. Aquí seguiremos pregonando que, es necesario que los/as hombres y mujeres de izquierda, marxistas o no, pero que crean que esta sociedad en la que vivimos ( en todos sus ámbitos) necesita profundas reformas sociales y económicas, asuman la responsabilidad de militar en un partido y en una corriente de opinión y debate como Izquierda Socialista.
Y termino como decidí empezar ( aunque no lo hice): Izquierda socialista es, a pesar de poder parecer presuntuoso, la izquierda necesaria. El PSPV-PSOE necesita a Izquierda Socialista como Izquierda Socialista necesita el PSOE, pero como partido de masas, de trabajadores y trabajadoras que luchan por un futuro diferente, que siguen manteniendo firme sus convicciones en el socialismo democrático, en la dignidad obrera y en la acción política frente a la mera gestión empresarial de las instituciones.
SALUDOS SOCIALISTAS.
Ángel Sánchez Sánchez
Militante PSPV-PSOE, Agrupación El Campello.
Adscrito a
domingo, 26 de abril de 2009
30 AÑOS DE LUCHA: IZQUIERDA SOCIALISTA.
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