Los trabajadores y trabajadoras han demostrado a lo largo de la historia su
capacidad para autoorganizarse y, desde la democracia más radical, rentabilizar
su trabajo en su aspecto social. O lo que es lo mismo: han sido capaces de
satisfacer las necesidades colectivas de forma eficiente y eficaz. Pero claro,
esto el sistema capitalista no lo quiere, puesto que un obrero consciente y
organizado ya no es un consumidor aborregado y dócil, y hará lo que esté en su
mano para "reventar" cualquier intento de sustituir las
"formas" de gestión que el sistema y sus esbirros han impuesto como
"únicas".
Utilizará las fuerzas de "seguridad" para defender la propiedad,
aunque esta esté abandonada o en ruina, utilizará al ejercito para presionar a
la población física y sicológicamente, y, definitivamente, utilizara la política
al uso para imponer por la fuerza su "razón".
Experiencias ha habido muchas y todas ellas muy positivas, pero todas deben
partir de la voluntad individual de no imponer, no vanguardizar y no dirigir.
Deben partir de la expresión más horizontal de democracia, sin cúpulas, sin
ejecutivas, sin delegados plenipotenciari@s, pues de lo contrario, la semilla
de la perversión autoritaria minará cualquier intento de autoorganizar a la sociedad
y así demostrar que el sistema sí puede ser sustituido por uno más justo,
igualitario y democrático: el socialismo ( no confundir con PsoE, pues estos,
ni lo son ni se les espera).
Salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario