“La acumulación
de la riqueza en un polo -escribió Marx sesenta años antes que Sombart-
es, en consecuencia, al mismo tiempo acumulación de miseria,
sufrimiento, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental en
el polo opuesto, es decir, de parte de la clase cuyo producto toma la
forma de capital.” Esa tesis de Marx, bajo el nombre de “teoría de la
miseria creciente”, ha sido sometida a ataques constantes por parte de
los reformistas y socialdemócratas, cuando el capitalismo se desarrolló rápidamente e hizo ciertas
concesiones a los trabajadores, especialmente a su estrato superior.
Después de la Guerra Mundial, cuando la burguesía, asustada por sus propios crímenes y espantada por la Revolución
de Octubre, tomó el camino de las reformas sociales anunciadas, cuyo
efecto fue anulado inmediatamente por la inflación y la desocupación, la
teoría de la transformación progresiva de la sociedad capitalista
apareció completamente asegurada ante los ojos de los reformistas y de
los profesores burgueses.
En
realidad, la contradicción económica entre el proletariado y la
burguesía fue agravada durante los períodos más prósperos del desarrollo
capitalista, cuando el ascenso del nivel de vida de cierta capa de
trabajadores, bastante extendido por momentos, ocultaba la disminución
de la participación del proletariado en la renta nacional.
La
ilusión del progreso “ininterrumpido” de todas las clases se ha
desvanecido sin dejar rastro. La declinación relativa del nivel de vida
de las masas ha dado lugar a una declinación absoluta. Los trabajadores
comienzan por economizar en sus modestas diversiones, luego en sus
vestidos y finalmente en sus alimentos. Los artículos y productos de
calidad media han sido sustituidos por los de calidad mediocre y los de
calidad mediocre por los de calidad francamente mala. Los sindicatos
comenzaron a parecerse al hombre que se aferra desesperadamente al
pasamanos mientras desciende vertiginosamente en un ascensor.
La teoría del colapso es, de momento, derrotada por el "gran logro del capitalismo": el convencimiento de las masas de que, ni hay alternativa, ni es posible nada fuera del capitalismo. Así, el objetivo parece ser mantener las limosnas que el capitalismo está dispuesto a ceder a la clase trabajadora pero sin cuestionar el origen del problema: el capitalismo. Cuestionemos el origen, tomémos conciencia del poder de los y las trabajadores y trabajadoras, de que el futuro será lo que nosotrxs queramos que sea, pero siempre a través de la lucha.
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