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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

jueves, 27 de noviembre de 2014

¿PODRÍAMOS EN EL CAMPELLO?

No quiero centrarme exclusivamente en un proyecto, pese a lo novedoso e ilusionante que éste pueda ser para cada vez más gente, sino en el de la izquierda, entendida como el espectro de organizaciones y partidos que defienden una concepción progresista y de clase ( ¿anticuado el término?, aconsejo para los que hacen apología del interclasismo, la lectura de Estructura Social y desigualdad, así como de otras obras sobre la estructura social y las clases sociales desde un punto de vista científico, que no interesado, para así poder hablar ajustándonos a la realidad y no a los deseos o la mera construcción de discursos), los intereses colectivos frente a los individuales, la democracia frente al electoralismo.

Es cierto que la legislación local es claramente restrictiva, pero es la que es. Simplemente, lo que cabe esperar es que tras las elecciones generales de noviembre de 2015, un nuevo gobierno del Estado, modifique la “perversa” Ley de Sostenibilidad de las Administraciones Locales” y elabore, con urgencia, una verdadera y consensuada ley de régimen local que sustituya a la enmendada del año 1985 que, aunque vino a dar un marco competencial a los Ayuntamientos del que hasta entonces carecían ( recordar que el intento de la II República fue frustrado por el golpe de estado fascista del 36) es, competencial, financiera y democráticamente insuficiente.

Centrándome en la cuestión que me ocupa ( y me preocupa, pues a pesar de todo y de algunos, considero que la "movida" política en la que nos encontramos, es el germen de una dinámica política y social que debería, como mínimo, remover las débiles estructuras partidarias locales, al menos a lo que la izquierda se refiere), considero que es necesario, previamente a realizar propuestas por parte de cualquier partido u organización coherente cuyo objetivo sea cambiar la realidad, más allá de la retórica, analizar la realidad política y administrativa en la que vivimos. Analizar el nivel de participación, las vías que pudieran existir y las trabas que los actuales partidos han “impuesto” a la participación ciudadana desde el “terror” que produce el cuestionamiento del estatus que en la actualidad disfrutan los representantes frente a los representados. Y estos análisis debería estar realizándose desde una comisión o grupo concreto que, una vez finalizado su trabajo, hiciese públicas las conclusiones así como una batería de propuestas para el debate: no todas las líneas deben ser motivo de asamblea, pero si todas las propuestas deben ser debatidas, cuestionadas y enriquecidas desde el debate más amplio posible.

Y una vez elaborado el documento, ir integrando gentes de diversa procedencia para, desde el acuerdo sobre las líneas de trabajo, construir un movimiento social y político plural y diverso, sólido y no sujeto a las coyunturas electorales, pero si preparado para afrontarlo con garantías de convertirse en un proyecto mayoritario, pues de otra manera, los cambios y transformaciones que se precisan serían frustrados y el abono para la derecha populista institucionalizada, estaría dado.

No voy a plantear línea alguna, pues creo que esa cuestión debería ser tratada en esas reuniones, asambleas plurales o similar, desde donde poder integrar las diferentes y diversas opiniones, pero siempre velando por la viabilidad en el marco legal en el que nos movemos, pues de lo contrario, sí que se cae en un populismo vacío y superfluo que lleva, indefectiblemente hacia la demagogia. Ni todos tienen razón en sus exigencias, ni se puede santificar la opinión ciudadana porque ésta está “excesivamente” condicionada por prejuicios e intereses” que, aunque legítimos, no siempre coinciden con los de la mayoría de la ciudadanía. La estratégia, en mi opinión es; pedagogía y discusión, información y formación para poder construir más allá de la manipulación y la imposición sistémica en la que, pese a no considerarlo ni valorarlo, vivimos.

Y termino: al igual que Podemos ha hecho estos días ( con la presentación de una propuesta para el debate en materia económica), en el ámbito local, los partidos y organizaciones políticas y sociales deberían dotarse de unos planteamientos mínimos que, paralelamente a los procesos coyunturales, transmitiesen a la ciudadanía que algo está naciendo y que vale la pena participar. Sin sectarismo, sin exclusiones, pero con un programa para debatir y concretar al que sumarse y del que sentirse parte. No un "recetario" de soluciones, pero si un documento abierto donde se aborden de forma transversal la problemática de un municipio desestructurado, carecte de modelo socio económico claro y de futuro y, al igual que el resto, víctima de una democracia representativa agotada que ha creado distancias insalvables entre la ciudadanía y sus representantes.


Seguir con la dinámica de programas electorales coyunturales, estrategias tacticistas en lo que se dice y a quien, seguirá empobreciendo la política y alejando a la ciudadanía, en una dinámica que únicamente beneficia a las oligarquías que dominan y dirigen las organizaciones ( sean personas u organizaciones integradas) en su propio interés y no en el de transformar la sociedad.

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