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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

martes, 27 de octubre de 2015

Una opinión…entre tantas posibles.

La situación que atraviesa el Ayuntamiento de El Campello merece una parada y reflexión sobre la misma. Una parada, pues los acontecimientos fruto del resultado de las elecciones locales del 25M que configuraban, en principio,  un gobierno diferente al que había regido la corporación municipal más de veinte años. Una reflexión, pues el mandato tácito de las urnas instaba a los nuevos representantes políticos a ser interlocutores de un nuevo dialogo; la pluralidad obligaba a la búsqueda de acuerdos.
Efectivamente, al no existir la posibilidad de sumar entre dos, se da un debate cuyo objetivo es formar gobierno entre cinco formaciones políticas con representación: PSPV-PSOE (14,59 y 3 representantes, pasando de2860 votos  a 1762), Compromis (12,17 y 3 concejales, pasando de 1893 votos  que sumaban Bloc e Iniciativa en 2011 a 1470 en 2015 como Compromís), Esquerra Unida (8,04 y 2 concejales pasando de 817 votos a 971, lo que supone un incremento de 154 votos ), Partido de El Campello (7,71 y 2 concejales con 931 votos) y Demócratas (5,97 y 1 Concejal con 721 votos).
Las elecciones, como dato cualitativo, ofrecieron un panorama en el que, el PSPV-PSOE perdía 3 concejales y  más de 1000 votos ( 1098); Compromís,  sufre una perdida en votos de 280 respecto a 2011,  lo que no fue impedimento para mantener los 3 representantes que  sumaban Bloc e Iniciativa y Esquerra Unida que  sumaba 154 votos más que en 2011 y duplicaba su representación. Hacen su aparición en la corporación dos fuerzas nuevas: Partido de El Campello  y Demócratas . Estas son las formaciones que, con la legitimidad de los votos y la responsabilidad de romper una inercia institucional que había durado más de veinte años, se sientan a negociar un nuevo gobierno municipal.
El PSPV-PSOE, esgrimiendo el argumento aceptado en otras instituciones de favorecer a la lista más votada, exige encabezar el gobierno municipal encontrándose, por un lado, con una estrategia común entre el resto de formaciones que podríamos denominar “anti-psoe” ( ¿o anti Pepe Varó?), argumento que es utilizado para forzar una votación en el que, el designado es el candidato de Compromís. Esta organización se encuentra con una oportunidad histórica que, de otra manera, hubiera sido harto improbable que se diese, favorecida, no por sus resultados ( recordemos que obtiene los mismos concejales y concejalas que sumaban anteriormente Bloc e Iniciativa, pero pierde votos respecto a la suma de 2011) sino por la nueva correlación de fuerzas y el duro revés del PSPV-PSOE en las urnas ( únicamente recordar que, desde 1995 éste partido pierde votos, manteniendo 7 representantes hasta 2007; perdiendo uno en 2011 y tres en 2015). Todo esto sumado al sentimiento “anti” al que antes me refería, favoreció un cambio en la correlación de fuerzas.
El PSPV-PSOE, ante el rechazo del resto de “socios”, decide no entrar en el gobierno, aunque firma el acuerdo de mínimos, apoyando igualmente la elección de Alcalde. Y ésta decisión, la adopta con el apoyo de la agrupación socialista, la misma que ha respaldado  la posición del Grupo municipal,  de no retomar las negociaciones con el gobierno plural hasta que no “se den las condiciones”, sin especificar con claridad cuáles son esas “condiciones”.
Otro de los interlocutores fundamentales para entender los últimos acontecimientos es Esquerra Unida. Esta organización se caracterizó durante la legislatura 2011-15 por posiciones fuertemente ideológicas enfrentadas a cualquier acuerdo con el resto de formaciones. No obstante, y dado el nuevo “estatus” conferido por las urnas, parece erigirse en “garante” del gobierno de cambio, pese a mantener una actitud crítica en el seno del mismo, llegando incluso a votar contra las propuestas que éste presentaba al Pleno municipal. El subjetivismo extremo ( puesto de manifiesto en las contradicciones entre discurso y practica), junto a un cierto grado de intransigencia, les  han dado un papel protagonista en las vicisitudes  que el gobierno municipal plural atraviesa.
La negativa del PSPV-PSOE nos sitúa en un escenario complicado pero no de imposible solución. Numéricamente, la posible salida de Esquerra Unida del Gobierno municipal podría ser compensada por un apoyo puntual ( por ejemplo, en los presupuestos 2016) del grupo socialista, pero no sería suficiente ( tres, más dos, más 1, más los votos del grupo socialista sumarían 9, faltando dos para la mayoría). Y aquí entra en liza otro de los nuevos: Ciudadanos.
Este partido, que presentó un candidato ciertamente desconocido en el panorama social y político de la localidad, obtiene, gracias al empuje que tiene a nivel estatal, tres concejales y 1613 votos:  149 votos menos que el PSPV-PSOE y 143 votos más que Compromis. Pero ésta formación se “autoexcluye” al renunciar a formar parte de un gobierno o dar su apoyo a uno encabezado o con la participación de Compromís, a quien califica de organización “independentista” ( trasladando el debate catalán a la Comunidad Valenciana ). No obstante, y ante la aparente negativa de uno de los participantes en el gobierno plural ( Esquerra Unida, que califica de derecha a Ciudadanos como antes había calificado de derecha a Compromís o al PSPV-PSOE)  a ampliar el dialogo a otras formaciones con representación política, parece que la integración de Ciudadanos en un acuerdo amplio será difícil o imposible.
Derecha e izquierda son etiquetas que se diluyen con actitudes, pues la verdadera definición viene dada por los programas y las políticas que se desarrollen y no solo por el discurso, pese al simbolismo que uno le dé.
Y en esas nos encontramos: inmersos en un dimes y desdimes que beneficiaría, si así siguiese, los objetivos del gobierno saliente: poner de manifiesto la imposibilidad de un gobierno diverso y plural; la necesidad de un gobierno fuerte y mayoritario, etc.

La tesitura es difícil pero no imposible pese a las contradicciones que se han venido produciendo entre discurso y práctica; programa y práctica ( se ha producido una acelerada adaptación al medio, practicando un continuismo preocupante y contradictorio con los principios que decían y dicen defender los miembros del gobierno plural). En mi opinión, el acuerdo no puede ser por imposición y sí por acuerdos, o lo que es lo mismo: primar el acuerdo político frente al tacticismo partidario, el estatus personal o cualquier otro interés. De lo contrario, los perjudicados no serán solo los partidos que intervienen directa o indirectamente en el nuevo gobierno: lo serán los vecinos y vecinas que, pese a asistir silencioso a las noticias sobre la crisis institucional, sí tienen su opinión y, sobre todo, la necesidad de superar décadas de atraso social y económico.

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