La situación que atraviesa el Ayuntamiento de El Campello
merece una parada y reflexión sobre la misma. Una parada, pues los acontecimientos
fruto del resultado de las elecciones locales del 25M que configuraban, en
principio, un gobierno diferente al que
había regido la corporación municipal más de veinte años. Una reflexión, pues
el mandato tácito de las urnas instaba a los nuevos representantes políticos a
ser interlocutores de un nuevo dialogo; la pluralidad obligaba a la búsqueda de
acuerdos.
Efectivamente, al no existir la posibilidad de sumar entre
dos, se da un debate cuyo objetivo es formar gobierno entre cinco formaciones
políticas con representación: PSPV-PSOE (14,59 y 3 representantes, pasando de2860
votos a 1762), Compromis (12,17 y 3
concejales, pasando de 1893 votos que
sumaban Bloc e Iniciativa en 2011 a 1470 en 2015 como Compromís), Esquerra
Unida (8,04 y 2 concejales pasando de 817 votos a 971, lo que supone un incremento
de 154 votos ), Partido de El Campello (7,71 y 2 concejales con 931 votos) y
Demócratas (5,97 y 1 Concejal con 721 votos).
Las elecciones, como dato cualitativo, ofrecieron un
panorama en el que, el PSPV-PSOE perdía 3 concejales y más de 1000 votos ( 1098); Compromís, sufre una perdida en votos de 280 respecto a
2011, lo que no fue impedimento para
mantener los 3 representantes que
sumaban Bloc e Iniciativa y Esquerra Unida que sumaba 154 votos más que en 2011 y duplicaba
su representación. Hacen su aparición en la corporación dos fuerzas nuevas:
Partido de El Campello y Demócratas .
Estas son las formaciones que, con la legitimidad de los votos y la responsabilidad
de romper una inercia institucional que había durado más de veinte años, se
sientan a negociar un nuevo gobierno municipal.
El PSPV-PSOE, esgrimiendo el argumento aceptado en otras
instituciones de favorecer a la lista más votada, exige encabezar el gobierno
municipal encontrándose, por un lado, con una estrategia común entre el resto
de formaciones que podríamos denominar “anti-psoe” ( ¿o anti Pepe Varó?),
argumento que es utilizado para forzar una votación en el que, el designado es
el candidato de Compromís. Esta organización se encuentra con una oportunidad
histórica que, de otra manera, hubiera sido harto improbable que se diese,
favorecida, no por sus resultados ( recordemos que obtiene los mismos
concejales y concejalas que sumaban anteriormente Bloc e Iniciativa, pero
pierde votos respecto a la suma de 2011) sino por la nueva correlación de
fuerzas y el duro revés del PSPV-PSOE en las urnas ( únicamente recordar que,
desde 1995 éste partido pierde votos, manteniendo 7 representantes hasta 2007;
perdiendo uno en 2011 y tres en 2015). Todo esto sumado al sentimiento “anti”
al que antes me refería, favoreció un cambio en la correlación de fuerzas.
El PSPV-PSOE, ante el rechazo del resto de “socios”, decide
no entrar en el gobierno, aunque firma el acuerdo de mínimos, apoyando
igualmente la elección de Alcalde. Y ésta decisión, la adopta con el apoyo de
la agrupación socialista, la misma que ha respaldado la posición del Grupo municipal, de no retomar las negociaciones con el
gobierno plural hasta que no “se den las condiciones”, sin especificar con
claridad cuáles son esas “condiciones”.
Otro de los interlocutores fundamentales para entender los
últimos acontecimientos es Esquerra Unida. Esta organización se caracterizó
durante la legislatura 2011-15 por posiciones fuertemente ideológicas
enfrentadas a cualquier acuerdo con el resto de formaciones. No obstante, y
dado el nuevo “estatus” conferido por las urnas, parece erigirse en “garante”
del gobierno de cambio, pese a mantener una actitud crítica en el seno del
mismo, llegando incluso a votar contra las propuestas que éste presentaba al
Pleno municipal. El subjetivismo extremo ( puesto de manifiesto en las
contradicciones entre discurso y practica), junto a un cierto grado de
intransigencia, les han dado un papel
protagonista en las vicisitudes que el
gobierno municipal plural atraviesa.
La negativa del PSPV-PSOE nos sitúa en un escenario
complicado pero no de imposible solución. Numéricamente, la posible salida de
Esquerra Unida del Gobierno municipal podría ser compensada por un apoyo
puntual ( por ejemplo, en los presupuestos 2016) del grupo socialista, pero no
sería suficiente ( tres, más dos, más 1, más los votos del grupo socialista
sumarían 9, faltando dos para la mayoría). Y aquí entra en liza otro de los
nuevos: Ciudadanos.
Este partido, que presentó un candidato ciertamente desconocido
en el panorama social y político de la localidad, obtiene, gracias al empuje
que tiene a nivel estatal, tres concejales y 1613 votos: 149 votos menos que el PSPV-PSOE y 143 votos
más que Compromis. Pero ésta formación se “autoexcluye” al renunciar a formar
parte de un gobierno o dar su apoyo a uno encabezado o con la participación de
Compromís, a quien califica de organización “independentista” ( trasladando el
debate catalán a la Comunidad Valenciana ). No obstante, y ante la aparente
negativa de uno de los participantes en el gobierno plural ( Esquerra Unida,
que califica de derecha a Ciudadanos como antes había calificado de derecha a
Compromís o al PSPV-PSOE) a ampliar el
dialogo a otras formaciones con representación política, parece que la integración
de Ciudadanos en un acuerdo amplio será difícil o imposible.
Derecha e izquierda son etiquetas que se diluyen con
actitudes, pues la verdadera definición viene dada por los programas y las
políticas que se desarrollen y no solo por el discurso, pese al simbolismo que
uno le dé.
Y en esas nos encontramos: inmersos en un dimes y desdimes
que beneficiaría, si así siguiese, los objetivos del gobierno saliente: poner
de manifiesto la imposibilidad de un gobierno diverso y plural; la necesidad de
un gobierno fuerte y mayoritario, etc.
La tesitura es difícil pero no imposible pese a las
contradicciones que se han venido produciendo entre discurso y práctica;
programa y práctica ( se ha producido una acelerada adaptación al medio,
practicando un continuismo preocupante y contradictorio con los principios que
decían y dicen defender los miembros del gobierno plural). En mi opinión, el
acuerdo no puede ser por imposición y sí por acuerdos, o lo que es lo mismo:
primar el acuerdo político frente al tacticismo partidario, el estatus personal
o cualquier otro interés. De lo contrario, los perjudicados no serán solo los
partidos que intervienen directa o indirectamente en el nuevo gobierno: lo
serán los vecinos y vecinas que, pese a asistir silencioso a las noticias sobre
la crisis institucional, sí tienen su opinión y, sobre todo, la necesidad de
superar décadas de atraso social y económico.
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