El máximo dirigente del catolicismo rampante ha calificado el comunismo como "inmoral e inhumano". Y tiene el coraje de hacerlo sin mirarse los bolsillos llenos de victimas, en nombre de su dios. Sin ningún tipo de pudor mirando de frente la cruz de los "caídos por España y por "su" dios", cuyos cimientos están compuestos de cuerpos de republicanos asesinados por la dictadura de la ultraderecha y el catolicismo patrio.
Este hombre tiene que ponerse en tratamiento con urgencia. La verborrea le traiciona y sus propias miserias le ocultan la realidad de un mundo al que la iglesia que el dirige da la espalda ( a excepción de algunos religiosos comprometidos con las teorías de liberación de los pobres en el mundo, al que el, como jefe de la santa inquisición quiso y quiere eliminar). Ya está bien.
Además hace un ejercicio de cinismo e incultura máximo. Si el hombre quería hablar de los países del socialismo real, podría haber criticado el estalinismo y no a un sistema cuyo fundamento es la justicia y la no explotación moral ni económica de los seres humanos.
Personalmente estoy harto de estos que, detrás de su sotana y su alzacuellos, se permiten el lujo de, saliendo del terreno espiritual, meterse en camisas de once varas. Creo que es necesario ponerlos en su sitio: en los altares. Suprimir cualquier acuerdo con el Vaticano, eliminar la concertación con centros elitistas religiosos y hacer que los gastos de "su asociación", los paguen los socios y no tod@s los ciudadan@s, creamos en lo que creamos.
SOCIALISMO ES LAICISMO.
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