Uno de los debate en
Podemos es, si presentarse a las elecciones municipales como tal o en el marco
de acuerdos de unidad popular (yo diría de unidad programática). Es un
interesante debate. Por un lado, los que opinan que Podemos no está preparado
para dar el asalto al poder local o cómo hacerlo. Por otro, los que piensan que
es el primer escalón que hay que subir y que, estratégicamente no beneficiaría
el objetivo de Podemos en el ámbito estatal. En mi opinión, unos y otros tienen
razón y sus razones.
Los que piensan que
hay que presentar candidaturas de Podemos en los municipios parten de dos
premisas que son ciertas: en caso de no hacerlo, las expectativas que tiene la
ciudadanía se verían, de alguna manera truncadas en cuanto al cambio
institucional más cercano. Por otro lado, hay que pensar que el método de
podemos, siendo profundamente democrático (primarias abiertas) se enfrenta a un
problema en el mismo método que no se puede obviar: la calidad democrática de
las candidaturas, al margen del método de elección. Me refiero a la posibilidad
que puede ser aprovechada por determinados elementos para iniciar un cierto
tipo de clientelismo que les lleve a ocupar un cargo para el que, quizá, no estén
preparados. Y no me refiero a preparación política ( que todos, en mayor o
menor grado lo están) sino a representar lo que realmente significa la
alternativa Podemos.
Por otro lado, ¿no
sería más adecuado que la decisión e incluso la adaptación del método de elección
o como queramos llamarle lo decidiesen los círculos, organización base de
Podemos?. Sería prueba de una descentralización real en la toma de decisiones,
transfiriendo esa responsabilidad a los que conocen la realidad social y política
sobre la que quieren influir.
Existe la posibilidad
de sumarse a candidaturas, digamos, de convergencia. Esta posibilidad existe si
previamente existe una voluntad, no solo desde Podemos sino desde otras
formaciones que, en mi opinión, en la actualidad siguen practicando el
partidismo autónomo por no llamarlo endogámico y que, sin análisis de ningún
tipo, desechan la idea, quizá por creerse poseedores de un patrimonio o un
capital político que no parecen estar dispuestos a compartir. Igualmente,
¿aunque se llegue a un acuerdo programático ( que es el fundamental), cual sería
el método de elección de las candidaturas: listas abiertas en primarias
abiertas, cuotas por organización en función…de qué?. Una cuestión a dilucidar
cuanto antes si ésta es la opción por la que s opta.
En resumen, creo, por
lo que leo y escucho, que se presentan interesantes y acalorados debates que,
como decía en un post anterior, no son fruto de la división, ni del
enfrentamiento por los cargos ( creo), sino que son propios del carácter bisoño
de una organización que está llamada a jugar un papel crucial en la superación
de una situación enquistada por la endogamia heredada del 78, y que deben
resolverse desde la responsabilidad de saber que existen unas expectativas
reales de influir claramente en la vida de una ciudadanía harta y cansada de
delegar su voto sin más.
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