El título podría inducir a pensar que existe
más de un tipo de democracia en un marco institucional determinado por la
representatividad como en el que vivimos. No es así. El título se refiere a los
retos que, en mi opinión, tienen las organizaciones políticas y ciudadanas que
esgrimen el argumento de la necesidad de “regenerar” la democracia en todos sus
ámbitos.
Todos y todas asistimos a una desenfrenada
carrera por “democratizar” las organizaciones: el PSOE con las primarias abiertas,
IU también y Podemos con un método diferente. Ninguno es mejor que otro, y
todos son positivos, a pesar de no ser la panacea de la democratización ( las
primarias pueden impulsar liderazgos incluso de corte caudillista así como un
cierto clientelismo asociado a éste). No obstante, los partidos que nos
representan en el ámbito local no han realizado propuestas para mejorar la
calidad de la democracia local. ¿Los motivos?. Desde el convencimiento en que
la práctica totalidad de partidos y organizaciones “creen” en la
representatividad como vehiculo principal ( que no único), parece innecesario
plantear propuestas de antemano, pues dependerá del “talante” de los
representes respecto a los representados la mejora o no de la calidad
democratica municipal. Esto, aplicándose a municipios de pequeño tamaño, donde
incluso la elección de los Alcaldes se realiza de forma directa ( los concejos
abiertos), podría tener una justificación, pero no en un pueblo de casi treinta
mil habitantes.
Por otro lado, la ausencia de debate en torno a
medidas concretas para la mejora de la participación pueden partir de la
desestructurada representación social: no existen movimientos vecinales movilizadores
( existen, y tienen un carácter reivindicativo, pero no aglutinan a los suficientes
vecinos y vecinas como para influir directamente en la toma de decisiones), por
lo que para la totalidad de organizaciones ( al menos para las que tienen
representación), la opinión pública agregada ( como suma de los juicios
individuales a través de los votos como
la define Victor Sanpedro en su obra Opinión pública y Democracia
deliberativa)es la única a tener en cuenta. La opinión pública discursiva tiene
unos ámbitos y una relevancia, desgraciadamente, poco relevante todavía, así
como una incidencia prácticamente inexistente en cuanto a movilización
electoral. Y ahí es donde los partidos y organizaciones que defienden en su
discurso la “regeneración”, deberían incidir. ¿Cómo?. Voy a plantear algunas
ideas.
Como antes indicaba, el movimiento asociativo
es, por desgracia, poco influyente en nuestro municipio, algo sobre lo que los
miembros de colectivos y asociaciones vecinales y sociales deberían
reflexionar. La respuesta de que “ en El Campello, la gente es pasiva e
inmovilista” no es suficiente: si lo es, ha sido, al igual que en el resto de
localidades, porque la evolución de los Ayuntamientos democráticos no han
impulsados mecanismos de participación tales como para que la ciudadanía
considerase productiva dar su opinión de forma institucionalizada. Igualmente,
el control que de los pequeños colectivos y asociaciones se ha realizado desde
las corporaciones ha “maniatado” la posible respuesta que ahora parece tan
necesaria pero que nunca ha sido tenida como una prioridad. Y, dicho esto, centrémonos
en el mañana y no en el ayer.
Evidentemente, el talante de los representantes
es importante, pero en una institución como el Ayuntamiento, la racionalización
burocrática es, al tiempo, un condicionante y una oportunidad. Un
condicionante, pues la ley limita y constriñe la participación institucional. Y
es una oportunidad, porque la misma ley permite vehículos para que, desde
ese talante, desde el compromiso con la
regeneración, se concreten acciones que, al tiempo de propiciar la
participación de los actores ya institucionalizados actualmente, impulse la
creación de otros foros y ámbitos de debate social.
El reglamento de participación es, al igual que
comentaba sobre el desarrollo racional de la burocracia institucional, una
oportunidad y un mecanismo de control y, por lo tanto, de limitación de la
participación. Los derechos, mecanismos y medios que en el se establecen (
información, consulta, divulgación, etc) deberían ser flexibilizados. Pongamos
un ejemplo: en la actualidad existe una polémica suscitada por los “plazos”
para la presentación de preguntas al Pleno municipal por parte de los vecinos y
vecinas. Este punto, debería flexibilizarse llegando incluso a permitir la
participación directa en el Pleno municipal de forma regulada y ordenada ( propiciando
no solo peticiones de información sino un cierto grado de clima discursivo al
suscitarse debate y, por consiguiente, tener la oportunidad de contrastar
opiniones en la búsqueda de consensos).
Otros mecanismos son los Consejos Sectoriales (
donde participan los colectivos y asociaciones del ramo: deportivas, juveniles,
culturales, etc) así como el Consejo de Ciudad, un organismo que todavía está
por desarrollar y que parece que no verá la luz en la presente legislatura.
La información y divulgación de acuerdos y
debates municipales, así como de opiniones sobre problemáticas o simplemente
informaciones divulgativas deben tener su espacio a través de medios abiertos,
democráticos y no controlados por la administración aunque dependientes de ella.
La radio, los medios informativos locales son instrumentos que deben
impulsarse.
En último lugar ( porque lo anteriormente dicho
se dirige principalmente a las instituciones ya en funcionamiento y, en
general, a la ciudadanía con el objetivo de promover un cierto grado de
discursividad) la posibilidad de organizarse en torno a nuevas instituciones
debe tener un cauce flexible así como medios y posibilidades de desarrollar los
objetivos para los que se crean ( y no me refiero a subvenciones, pero si a los
medios físicos, informativos y divulgativos). Esto mejoraría y ampliaría la
discursividad al tiempo que, con la creación de los instrumentos de
descentralización necesarios ( un pueblo tan extenso, los precisa: consejos de
barrio, asambleas de barrio, concejalías de barrio…) podría abrirse la
posibilidad de opinar a muchos y muchas vecinos y vecinas que en la actualidad
limitan esa opinión al ámbito doméstico o lúdico.
Y, desde la institución municipal, cuestiones
como la comparecencia pública periódica para explicar y rendir cuentas si así
se exige, la flexibilización para la presentación de iniciativas populares, la
creación de un departamentos de opinión ciudadana que “consultase” la opinión
sobre decisiones a tomar y evaluase las adoptadas, son igualmente instrumentos
que, aunque en el ámbito del “talante”, deberían ser asumidas como necesidades
institucionales de “regeneración”.
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