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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

martes, 29 de abril de 2014

LOS DATOS Y SU UTILIZACIÓN.

Vivimos inmersos en una guerra de datos. Los instrumentos de los que el estado se ha dotado para conocer puntualmente la situación de la sociedad se convierten en herramientas para la "lucha mediática". La interpretación interesada de los datos, es el enésimo medio a través del cual las estructuras de poder pretenden consolidar su hegemonía ( en todos los sentidos).

Por otro lado, los que "aspiran" a ocupar el poder, introducen en la interpretación de los datos el interés, legítimo por otro lado, el factor partidario, pero el argumento, siendo válido, carece de algo que, en mi opinión, es fundamental: el propositivo. 

Los datos son una herramienta, no un argumento ( o, en todo caso, un argumento para crear herramientas). Desde el conocimiento, por ejemplo, que hayan 1.978.900 parados que no perciben cantidad alguna, es un dato trágico y cuyo dramatismo no es valorado más allá del carácter herístico que le dan los que lo interpretan. Que se hayan perdido 184.000 empleos debería sobreponerse a que hayan 2.300 personas que han encontrado empleo.

La actitud crítica aplicada a la interpretación de los datos, siempre es necesaria, pero máxime cuando hablamos de cifras que expresan sufrimiento y dramas personales. Un gobierno debe ser crítico para poder construir, pues de lo contrario se cae en la autocomplacencia, actitud que, pudiendo beneficiarle electoralmente, le perjudica políticamente al abrir esa autocomplacencia más aún la brecha entre la ciudadanía y sus representantes.

Los datos, más allá de su uso interesado y propagandístico, son ( o deberían ser) elementos de reflexión para articular políticas directas que incidan en ese sufrimiento que expresan. Pero, por el contrario, nos encontramos con que son parte del "arsenal" propagandístico, lo que les resta el valor de la realidad, convirtiéndolos en argumentos vacíos.

La utilización de los datos para la construcción de discursos, debe hacerse desde la reflexión sobre los mismos como base para programas políticos. Las estrategias de comunicación, superando lo propagandistico, deberían centrarse en transmitir a la ciudadanía las líneas de actuación que esos datos deberían provocar en los responsables políticos. 

En el marco de una precampaña donde la ciudadanía piensa que su papel es de mero gregario, por lo que el planteamiento abstencionista se impone, las organizaciones que se postulan como alternativa deben interpretar los datos y conectándolos con la política europea, establecer compromisos para combatir las repercusiones que éstos expresan en la vida de las personas. Los discursos "voluntaristas" sirven para rellenar minutos de televisión y líneas de periódicos, pero la ausencia de una verdadera conexión entre candidatos/representantes y ciudadanía, no se salva manteniendo la retórica y la inconcreción que a nada comprometen.

Va siendo ( hace días) momento de coger el timón y virar enérgicamente. Se deben analizar los datos y extraer conclusiones; críticas, si, pero siempre reflexiones que se concreten en actuaciones que, desde una estrategia comunicativa, puedan entender, asumir y valorar los ciudadanos y ciudadanas, porque, al final, todos formamos parte de esos números.

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