Primero hay que entender lo que pasa, porqué pasa y lo que es previsible que pase. Después lo que los ciudadanos de izquierda podemos hacer desde nuestra posición política. Entenderlo no me parece difícil. En un artículo anterior publicado en este sitio ya consideré que el voto de los trabajadores a la derecha se explica básicamente por identidades nacionales o étnicas que ocultan la identidad de clase y por la política más dura de la derecha en el tema de la inmigración. El fenómeno se vió claramente en el el Frente Nacional de Le Pen en Francia que pasó de ser un grupúsculo a convertirse en un partido importante con un considerable electorado obrero. Mientras el discurso políticamente correcto nos habla de la tolerancia a la diferencia y los gestores del sistema de la bonanza de la inmigración para nuestra economía los trabajadores menos cualificados, los llamados tradicionalmente obreros, viven en su piel los problemas de la inmigración. La discriminación positiva o la masificación con un buen porcentaje de inmigrantes en unos servicios sociales limitados les perjudica a ellos. Lo mismo ocurre con la competencia por un puesto de trabajo en época de crisis. También, en algunos casos, las dificultades de convivencia que presentan personas con costumbres diferentes en situaciones difíciles. Todo esto van generando malestar y cuando se necesita un chivo expiatorio el extranjero es un blanco fácil. Y el populismo de derechas tiene un discurso demagógico para alimentar este odio y un lenguaje fácilmente comprensible. Y a este populismo no le molesta la acción directa porque no quiere ni ncesita la argumentación ni la deliberación. Y la izquierda liberal no hace más que repetir un discurso bienintencionado que sólo convence a los trabajadores ilustrados ya convencidos. Y la izquierda no liberal ¿ Qué dice ? Sólo algunos pensadores de izquierda radical como Žižek ya plantean desde hace tiempo el problema : sólo el populismo de derechas habla un lenguaje que plantee los problemas y ofrezca soluciones ( nefastas claro) a este malestar de los trabajadores autóctonos contra los inmigrantes. Y la única alternativa desde la izquierda es hablar de democracia radical y de lucha de clase en un discurso claro y que ofrezca soluciones, que no puede ser otra que unir fuerzas contra el auténtico enemigo.
La única valoración de este movimiento desde la izquierda ha de ser negativo y sin concesiones porque deriva en xenofobia y puede acabar en un discurso político claramente rascista. La extrema derecha populista y nacionalista ya está preparada y ya interviene en Gran Bretaña y puede capitalizar el movimiento. Pero no podemos rasgarnos las vestiduras y condenar el movimiento desde una simple indignación moral. Hay que recoger los problemas y ofrecer un discurso anticapitalista y democrático y unas opciones alternativas que no sean ni posibilistas ni maximalistas. Y sobre todo la lucha ideológica contra el nacionalismo ( que oculta la lucha de clases ) y contra la xenofobia. Y cuestionar también de la acción directa como manifestación de la irracionalidad, ya que pienso que hay que movilizarse pero de una manera racional, no movidos por las pasiones ( que finalmente quién es capaz de manipular mejor es, como sabemos, el fascismo.
En España puede darse algo similar, no nos engañemos. Y puede capitalizarlo no sólo la extrema derecha del partido popular sino otros que están esperando en la sombra. Y lo hacen con un lenguaje atractivo y combativo que puede seducir a muchos jóvenes como podemos comprobar visitando la web del partido nacional republicano, que hace años que trabaja en esta línea y esperando su oportunidad. Y con un líder muy peligroso, Juan Colomar, un viejo zorro que tiene carisma, un buen lenguaje de agitación y propaganda y mucha experiencia de sus años de dirigente troskysta.
La izquierda necesita un nuevo lenguaje capaz de movilizar y de ofrecer alternativas. Como dice el ideograma chino que se corresponde con crisis ésta es a la vez una oportunidad y un peligro. No hay razones para ser optimista, la batalla está casi perdida porque ellos tienen la demagogia que moviliza el odio y el resentimiento que surge del malestar. Lo tienen fácil y nosotros difícil pero desarrollemos este casi porque nos jugamos mucho, ya que si la izquierda pierde esta ocasión lo pagaremos caro, enel presente y en el futuro.
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