La izquierda más
radical busca y encuentra en ese infinito cajón del desencuentro ideológico,
los argumentos que necesita, no solo para marcar socialmente distancias, sino
para negar posibles acuerdos con adversarios que tradicionalmente han sido
calificados como “traidores”. Y no le falta razón a la izquierda más radical (
la izquierda comunista) para denunciar el entreguismo que la socialdemocracia
ha practicado. El exceso de institucionalismo junto a auto considerarse como única
alternativa a la derecha, y una practica ( aunque no solo en la
socialdemocracia) oligárquica y caciquil a nivel de partido la ha ido
transformando en uno de los “problemas”, situándola lejos de ser una parte de
la solución. Tanto una parte ( la izquierda comunista) como la otra ( la
socialdemocracia) deben reflexionar sobre el papel que realmente quieren jugar
en el ámbito local: si únicamente un discurso radical, ideológicamente
alternativo pero incapaz de influir directamente en la vida de los ciudadanos y
ciudadanas de El Campello o, por su parte, de un “sindicato” de cargos ( la
socialdemocracia) que en vez de situar representantes sitúa funcionarios
temporales en función de intereses que nada tienen que ver con la gestión
municipal basada en una nueva perspectiva de la acción social colectiva.
Por otro lado tenemos
a la coalición ecosocialista y nacionalista que está llamada a jugar un
importante papel en ese alternativa que se pretende plantear a la derecha
electoral. Las perspectivas de crecimiento en el País Valenciano son claras. En
nuestra localidad, la resolución de la división entre Bloc e Iniciativa deberían
propiciar una candidatura unida y, por consiguiente un incremento del apoyo
social. No obstante, considero que, siendo importante el incremento, no será
suficiente como para postularse como alternativa. Jugar el papel de “pata”
fundamental para el cambio de gobierno debería ser suficiente motivación como
para participar en el debate de esa aceptación, tanto de la pluralidad, como
del papel de cada cual en la construcción de esa (necesaria)idea alternativa de
Ayuntamiento para y de la ciudadanía.
La socialdemocracia
está pagando desde hace veinte años ese carácter endogámico que le ha llevado a
ser una organización absolutamente oligárquica, que ha sustituido los objetivos
políticos por los personales. Igualmente el carácter de “partido institucional”
le ha apartado de la misión que su propia historia y el contenido ideológico
histórico le asignaban. Cabe una reflexión, dejando a un lado esos intereses y
ese carácter para reconstruir una organización al servicio y no de servicio. De
lo contrario, el devenir del “juego electoral” la podría incluso situar en el
estado de mera testimonialidad, algo que debería valorar internamente.
No digo que el resto
de fuerzas políticas no pueda (y deba) jugar el papel que hasta el día jugó la
socialdemocracia local, pero considero que no se puede prescindir de lo que se
significa y ha significado para la historia de éste pueblo de su participación
activa, siempre que exista una reacción y una rebelión contra esa aparente
aceptación de la fatalidad. Es necesario que recupere lo que su propia
historia, como organización de izquierdas supuso y debe suponer para su acción
política.
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