El acuerdo
de Ganemos Madrid entre diferentes formaciones políticas y colectivos sociales
( participan IU y Equo) para dar los primeros pasos a una posible y futura
coalición política, no es solo una noticia; es una gran noticia. Endogamias a
parte, la superación de esa especie de búsqueda unilateral del capital simbólico
electoral, hacer ver, en principio ( y a falta de concreción) con ilusión, una propuesta que verdaderamente
rompería con una estática partidaria, causa, entre otras cuestiones, del
profundo descontento y malestar ciudadano con el sistema.
Evidentemente,
en el proceso de “aprendizaje” de las distintas formaciones políticas y
ciudadanas que en un futuro podría cristalizar Ganemos, juega un papel
fundamental el empeño de la derecha en cambiar las reglas del juego para
autobeneficiarse y así enfrentarse al auge de alternativas políticas que
cuestionan abiertamente el sistema y quieren cambiarlo desde dentro de sus
entrañas.
Personalmente
me alegro, pero Madrid, queda muy lejos, y lo que realmente me ocupa y preocupa
es el pueblo donde vivo, y donde me gustaría que vivieran mis hijas ( sin
renunciar a ese cosmopolitismo que tanto bien les hará, pero no por obligación
laboral, sino por inquietud y ambición personal de mejora y ampliar horizontes,
que se suele decir).
La
preocupación ( la ocupación es de forma muy indirecta) se fundamenta en la
actitud, de momento estática de los partidos y agrupaciones políticas: excepto
Compromís ( que lanzó una propuesta pero que, a día de hoy, no ha concretado,
corriendo el riesgo de quedar solo en un gesto), ninguna otra organización ha
planteado la posibilidad, el interés o la oportunidad de empezar a hablar de
Ganar El Campello. Quizá esa superación de los objetivos particulares, de ese
capital simbólico autónomo que son los resultados electorales para cada
organización, todavía este pesando en
exceso. Quizá, exista una desconfianza, un recelo sobre las “verdaderas”
intenciones de los unos respecto a los otros, y viceversa. Lo cierto es que, a
pesar ( o a causa, no se…) de que algunos venimos pidiendo, rogando, instando a
los que tienen en su mano lanzar el proceso de convergencia, nada ni nadie
parece haberse movido o dado por aludido.
Creo que
los espacios se van reduciendo y que, desgraciadamente ( si nada cambia) el
tiempo corre en contra de los objetivos, sean estos particulares o colectivos. Y
el tiempo, de forma inexorable, propiciará que, si la operación Ganemos se
concretase más allá del mes de enero-febrero, simplemente parecería un gesto
electoral más que los cimientos de un verdadero y profundo cambio.
No me
cansaré de pedir, rogar e instar a todos y todas aquellos que, pudiendo,
teniendo en su mano la posibilidad de sumar, se nieguen en beneficio de un
subjetivismo que, lejos de beneficiarles ( sacar más o menos votos, si el
resultado final es la permanencia de la derecha- sea el pp o cualquier otro que
“continue” las políticas actuales- en el gobierno, es una pírrica y miserable
victoria) nos perjudicará a todos y todas.
Lo
objetivo, es el análisis de la realidad, del cómo y donde nos encontramos para
poder ajustar de este modo, la subjetividad de cada cual; le visión que cada
cual tiene de esa objetividad, a un fin colectivo y, por ende, a una estrategia
de convergencia y unidad programática.
Un acuerdo
coyuntural será visto con ilusión pero, no por eso dejará de ser oportunista (
por intentar aprovechar la oportunidad): un acuerdo sobre objetivos y el cómo
lograrlos va más allá, pues transciende a las propias organizaciones políticas
que, en principio, están llamadas a representarlo. Y las transciende, porque el
sujeto, en agente de ese cambio son ( somos) la ciudadanía, o al menos eso es
lo que creo, vista la más que deteriorada situación del sistema electoral en el
que jugamos y valorado y sopesado lo que nos jugamos, más allá incluso del
horizonte de mayo de 2015
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