PAN Y CIRCO.

En este asunto y ocasión, ocurre como en muchas otras en las que, nuestra mente consciente nos dice que debemos ser críticos con determinadas actuaciones, pero que no lo hacemos por el peso de nuestro cortex políticamente correcto: esto quiere decir que, aunque no estemos de acuerdo con algo en su fondo, evitaremos cualquier tipo de crítica por temor ( diremos que es respeto) a que esta crítica levante...digamos que enemistades, volviéndose contra nosotros. En este asunto y ocasión, la instalación de una pantalla gigante en los bajos del pabellón municipal para que los aficionados al deporte del balón pie, y en particular, los aficionados del FC Barcelona, disfruten de una final europea, debería, no despertar la crítica ante un evento lúdico-deportivo-televisivo, sino sobre el gasto en instalar una pantalla, cuando a los clubs deportivos se les han reducido las subvenciones, por ejemplo. O cuando a los chicos cadetes del CB Campello se les ha exigido el pago de una matricula que antes no se exigía. O cuando los vecinos aficionados al tenis deben sufrir compartiendo vestuarios con los jugadores de fútbol.... Y podría seguir.

La crítica, bien formulada, argumentada, sensata y basada en datos y alternativas, no solo es sana, sino necesaria. No se debe huir de la misma, ni por el color de la camiseta, ni por el que dirán de nosotros. La cuestión es argumentar, planteando una crítica siempre constructiva en la que, inevitablemente, debemos poner de manifiesto la verdadera cara de la derecha oportunista que nos gobierna. No se puede contentar a todo el mundo ni evitar la opinión crítica por temor a herir sensibilidades deportivas cuando de lo que estamos hablando es de fondos públicos y de responsabilidad política.

SALUDOS SOCIALISTAS.