Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!
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¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.
Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!.
Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...
¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!
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Como socialista, como marxista, como revolucionario, quiero expresar a l@s trabajadores y trabajadoras de El Campello, a los trabajadores y trabajadoras en paro, a los jóvenes que no consiguen más que miserables contratos o ni siquiera eso. A los padres de familia que han sido desahuciados por tener más de edad de la que da acceso a los beneficios fiscales para las empresas...
A los inmigrantes, que tienen que aceptar lo que el empresario explotador tenga a bien darle, en detrimento de derechos que nos han costado siglos conseguir. A esos trabajadores y trabajadoras que abandonan a sus familias, que se juegan la vida en pos de un sueño: sobrevivir a la pobreza.
Ahora que los "listos de la clase" hacen continuos llamamientos a la reforma de la reformas laborales para adaptarnos a los nuevos tiempos y ser más "competitivos", es momento de que la conciencia de clase, ese orgullo de pertenecer a esa mayoría silenciosa que se gana la vida con su sudor, vuelva a ser mayoritaria. Cuando el capitalismo crea que las mentes de los trabajadores y trabajadoras están donde el sistema quiere que estén, volverá a germinar la semilla de la lucha obrera, de la lucha de los trabajadores y trabajadoras por su dignidad, como personas y como clase. Cuando crean que el consumo desaforado nos ha ganado para su causa, volveremos los obreros, los campesinos, los trabajadores y trabajadoras a tomar conciencia de nuestro poder: el poder de cambiar colectivamente la sociedad.
JUSTICIA, SOLIDARIDAD Y SOCIALISMO.
A los inmigrantes, que tienen que aceptar lo que el empresario explotador tenga a bien darle, en detrimento de derechos que nos han costado siglos conseguir. A esos trabajadores y trabajadoras que abandonan a sus familias, que se juegan la vida en pos de un sueño: sobrevivir a la pobreza.
Ahora que los "listos de la clase" hacen continuos llamamientos a la reforma de la reformas laborales para adaptarnos a los nuevos tiempos y ser más "competitivos", es momento de que la conciencia de clase, ese orgullo de pertenecer a esa mayoría silenciosa que se gana la vida con su sudor, vuelva a ser mayoritaria. Cuando el capitalismo crea que las mentes de los trabajadores y trabajadoras están donde el sistema quiere que estén, volverá a germinar la semilla de la lucha obrera, de la lucha de los trabajadores y trabajadoras por su dignidad, como personas y como clase. Cuando crean que el consumo desaforado nos ha ganado para su causa, volveremos los obreros, los campesinos, los trabajadores y trabajadoras a tomar conciencia de nuestro poder: el poder de cambiar colectivamente la sociedad.
JUSTICIA, SOLIDARIDAD Y SOCIALISMO.
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