La propuesta encabezada por Pablo Iglesias ha
entrado en el panorama político como una cabra en una cacharrería: haciendo
mucho ruido. En principio, la propuesta de aglutinar a todo el cabrero
electoral con el sistema de la endogamia y la alternancia no está mal.
Evidentemente, me inspira personalmente confianza que Julio Anguita haya recibido
el paso delante de Podemos como un elemento positivo. No obstante, y pese a la
euforia que algunos y algunas tienen con esa “nueva vía”, yo tengo, desde el
reconocimiento (tanto a la pluralidad como a la necesidad de reconducir el
desapego hacia el sistema hacia una nueva forma de hacer política) y la
valoración positiva de los planteamientos programáticos iniciales, serias dudas
del proyecto.
Pablo iglesias es un referente ideológico e
incluso intelectual para muchos. Su discurso, cercano a las posiciones que
defiende el movimiento ciudadano 15M y otros, le hacen más próximo y accesible.
Pero, ¿si el proyecto de Podemos viene a sumar, porqué un espacio ya ocupado de
la izquierda anticapitalista como es el de IU es reticente a plantear una estrategia
común?.
En mi opinión, IU, siendo el referente político
y electoral cada día de más ciudadanos y ciudadanas, tiene una visión demasiado
institucionalista del hecho político y demasiadas contradicciones entre el discurso
y la practica. Creo que, tras los positivos resultados de las elecciones de
2011, tendría que haber iniciado un proceso abierto de confluencia con la
izquierda social y los movimientos ciudadanos, sin intentar hegemonizar ni
vanguardizarlo: desde la práctica democrática más escrupulosa y radical. Esa estrategia
habría ido apuntalando la posibilidad de un verdadero frente común pero, ¿a
alguien en el seno de IU no le interesa que esto sea así?. La misma concepción
de IU como movimiento político-social y el “liderazgo” que el PCE ejerce férreamente
en el seno de la coalición son cuestiones que precisan de una solución para
avanzar en ese proyecto integrador, pues de lo contrario el salto cuantitativo
que muchos y muchas deseamos de la izquierda alternativa y anticapitalista, no
será posible.
Desde la posición de Podemos, considero que, en
principio, el ofrecimiento de Pablo Iglesias responsa más a un impulso que a
una reflexión. Estoy convencido de que el no se postula para encabezar, sino
para participar de un proyecto en el que la democracia participativa debe ser
el timón. De lo contrario, estaríamos copiando estructuras que criticamos y que
la evidencia social, política y electoral nos dicen con claridad que suponen un
rechazo para una amplia capa de la sociedad. Estoy convencido de que Podemos
surge para sumar, pero creo que con su estrategia de confluencia con otras
formaciones de izquierdas bis a bis no se conseguirá más que enconar los
posibles enfrentamientos y diferencias. La plataforma deseada de izquierdas
debe partir de una puesta en común colectiva, huyendo de las negociaciones
bilaterales que no suman, pero que si dividen y restan. Debe ser en torno a luz
y taquígrafos, poniendo sobre la mesa un programa político y una dinámica nueva
de participación. Debería, en mi opinión, crearse un grupo de trabajo previo
que fuese el encargado de diseñar en principio el cómo y el para qué, para que
posteriormente la ciudadanía, la militancia obrera y sindical, los y las jóvenes
pudieran participar en su elaboración definitiva. Creo que este sería el camino
y no seguir copiando los modos y formas de la endogamia partidista del sistema
a la que tanto criticamos pero que tanto copiamos, aunque sea con discursos
diferentes.
Y, por otro lado ( y esto para algunos puristas
ortodoxos podría estar cerca de la herejía), ¿porqué no invitar al PsoE, o como
mínimo a su militancia a sumarse a un proyecto unitario y colectivo donde
ninguna organización es la que aglutina y sí todas están al servicio del
proyecto?. Creo que hay sectores de la militancia (evidentemente, de la dirección
no) que está por la colaboración, por la participación y por la construcción de
un proyecto plural de izquierdas que pueda hacer frente al reto que todos
tenemos de recuperar el futuro para las personas frente al capitalismo
depredador.
Evidentemente, sigo con interés la construcción
de Podemos, pero también sigo con interés el debate que en IU se mueve (A.Garzón
está realizando esfuerzos por abrir el debate sobre la convergencia). En mi
opinión debemos dejar a un lado las etiquetas que tanto nos gusta ponernos ( a
mi el primero) y tanto nos gusta poner a
los demás, para, desde la responsabilidad como militantes de izquierdas, asumir
con coherencia y con claridad de objetivos a nuestro verdadero enemigo: el
capitalismo depredador y especulador y sus esbirros ( FMI,BCE…) y en nuestro país
la sumisión de un sistema político cada día más sumiso ante los criminales mercados.
Los aliados: todos y todas los que, sin más ambición que devolver a la política
su dignidad y compromiso quieran participar con su voluntad y su esfuerzo. De
ahí a la verdadera unidad, un paso o medio.
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