El paladín
de la “democracia”, la organización que ha abanderado con más ímpetu y ardor el
instrumento de las primarias como un instrumento “irrenunciable” de democracia,
se ha olvidado de ella en la confección de sus listas al parlamento Europeo.
Los motivos parecen estar en las declaraciones que su número dos (y número uno
en las listas) ha dado: es necesario una candidatura de titulares ( considerándose
y arrogándose un papel principal con el único aval de la decisión de la cúpula
dirigente del partido). Lo extraño es que la militancia de esa organización (
no voy a obviar el nombre: PsoE) que ha asido igualmente las primarias como
tabla de salvación no haya dicho nada (seguramente a cualquiera que hubiera
cuestionado nombres le habrían tachado de irresponsable y desleal).
En una
lista, que es única para todo el Estado Español, hubiera sido interesante
aplicar el mecanismo de primarias, pero antes, debería haber discutido abierta
y democráticamente las propuestas que esos “elegidos” tendrían que defender,
tanto ante la ciudadanía como en los estamentos europeos. Hubiera sido
saludable y una muestra de que la creencia y el convencimiento en el
instrumento que tanta vida parece que les da.
Y en ese
olvido, también han olvidado que existen otras formaciones políticas cuya
participación parece necesaria en el objetivo de transformar la Europa de los mercados en
la de los y las ciudadanos y ciudadanas. El talante heredado del continuísmo en
el proyecto autónomo ( F.Gonzalez y el felipismo así lo impusieron) hace que
sigan viendo su papel como el único posible y necesario obviando que la
izquierda a la que dicen pertenecer es mucho más amplia, plural y diversa.
Evidentemente este alegato a la unidad cae en saco roto cuando hablamos del
PsoE actual, el refundado, el “que ha vuelto” pues ni se ha planteado ni se
espera.
Algunas
otras organizaciones si parece que apuestan por esas primarias en mayor o menor
grado abiertas, algo que siempre es de agradecer dentro de la dinámica impuesta
por el PsoE, que insiste en imponer la idea de equiparar primarias a más
democracia ( es una falacia que seguramente será contestada convenientemente en
las urnas).
Soy de la
opinión ( y así lo he planteado en más de una ocasión) que lo que necesita
Europa es un vuelco político; un revolcón electoral que sitúe a la izquierda
ante el reto más importante en los últimos años: reconstruir Europa desde
cimientos sociales. Para ello se necesita de toda la cooperación y de toda la
unidad posible. Por esto, desde la humildad de éstas páginas hago un
llamamiento a la militancia de izquierdas que todavía subsiste ( silenciosa) en
las filas del PsoE para que, en la medida, y sin que suponga ni ética, ni políticamente
una deslealtad y una traición ( la deslealtad y la traición es de los que
apropiándose de unas siglas, una historia y unas ideas se empeñan en seguir
siendo instrumento de los poderosos y no herramienta de transformación),
apuesten personal ( o colectivamente) por la unidad de la izquierda contra la Europa de la troika, el
FMI, el BCE, los oligopólicos financieros y comerciales y contra la hipoteca que
la derecha estatal y europea quiere imponer a las generaciones presentes y
futuras.
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