La opinión
pública, o al menos una parte, parece compartir un rechazo y un más que
manifiesto menosprecio hacia las posiciones del Nacionalismo Catalán. Es un
desprecio que no es nuevo para el pueblo catalán, o para el pueblo vasco o para
cualquiera que no forme parte de ese negado nacionalismo español.
Oyendo una
tertulia radiofónica emitida ya hace algún tiempo, he podido comprobar que el
sentido común es un valor que se debe recuperar. Los profesores Ramón Cotarelo
y José A. Olmeda intercambiaban opiniones para llegar a una conclusión: el
enconamiento entre el nacionalismo catalán (reconocido) y el nacionalismo
español ( negado), que tiene una solución pero que, desgraciadamente, pasa por el sentido
común.
Vivimos en
una democracia, y supuestamente, el sistema está para canalizar los conflictos
y, desde la discusión y en acuerdo, darles una solución. Esto, parece que tanto
los que nos gobiernan como los que nos gobernaron no lo tienen claro. Viven
enfrascados en el modelo de los partidos adversarios y parece que el consenso,
o se usa para lograr rédito electoral o para nada.
Por otro
lado, es necesario abordar-como bien plantea el profesor Cotarelo- el problema,
inicialmente desde una perspectiva hitórico teórica, reconociendo ( y en eso
estoy de acuerdo) en que el problema territorial es algo que arrastramos, sin
encontrar solución, desde el siglo XIX. Desde que hay Estados (territorio,
población y gobierno) el nacionalismo ha existido y – estando nuevamente con
Cotarelo- siendo una ideología muy importante en la actualidad.
Cuando se
habla, desde la perspectiva catalana, se hace utilizando dos ejemplos muy
recurridos: Escocia y Canada. Sobre éstos casos, simplemente decir que, por un
lado, los Escoceses ( que se dice que sí tuvieron reino propio, alegando que
Cataluña no, a pesar de que, formando parte del Reino de Aragón si tuvo entidad
propia) llegaron a un acuerdo con el gobierno de Inglaterra. En el caso Canadiense,
ya se celebraron consultas, en función de una resolución del Tribunal
Constitucional que, a diferencia del Español ( que jugó un importante papel en
la defensa del nacionalismo español en su fallo sobre el Estatut), si considero
que, pese a no tener encaje en la Constitución , lo más razonable era buscar una
solución, algo que el Estado Español ha negado y niega, enconando más si cabe
el conflicto y, en contra del sentido común, cerrando puertas y rompiendo vías
de dialogo ( la última a iniciativa de los ultra nacionalistas españoles de
UPyD).
El tema de
los derechos colectivos ( y el derecho de autodeterminación lo es) tiene difícil
solución. No es suficiente solución el discurso vacío de los nuevos
federalistas que, mirándose en el espejo se han dado cuenta que lo eran, pero
sin saber concretar muy bien para qué ni porqué
(el Estado Español es de hecho un estado federal pese a las necesidades
de revisión y concreción, tanto de los derechos de autogobierno como de la igualdad
de derechos en la totalidad de territorios del Estado para la totalidad de los
habitantes del mismo).
Considero
que, pese al acuerdo de los dos partidos de la alternancia y al que pretende
ser bisagra, todavía hay vías de acuerdo, pero inevitablemente pasan por el
dialogo y, a las alturas que estamos, la búsqueda de una vía jurídica ( que las
hay) para que el deseo del pueblo ( menos nacionalista que sus dirigentes, es
cierto) de expresarse democráticamente pueda ser respetado. Y otra cuestión que
se debe abordar de forma urgente es el Nacionalismo español más radical,
incitado por determinados medios de comunicación y partidos, que lo que
realmente están provocando es que, una reivindicación legítima, que podría
tener un encaje en una reforma de la constitución ( cerrando muchas heridas
emocionales por ambas partes) desde el reconocimiento de la plurinacionalidad
del Estado ( entendiendo el nacionalismo español, como acuerdo ambos profesores
en la tertulia, que catalalunya tiene un encaje desde el respeto en el Estado y
el Estado, seguro que también en Catalalunya), se convierta en un conflicto de
difícil solución.
Apelemos
todos y todas al sentido común y busquemos vías ( algunos académicos de
prestigio ya lo han hecho pero claro, no tienen resonancia ni influencia en el
entorno político, absolutamente aislado de la realidad social de éste país)
para una solución, que a pesar de la cerrazón de los políticos, las hay.
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