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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

CRITICA.

Quizá sea demasiado pronto para que el ánimo decaiga, pero los signos que el nuevo gobierno municipal ha lanzado desde su toma de posesión no son nada ( o son muy poco) halagüeños para los que pensaban (mos) que el cambio era posible tras las elecciones del pasado mes de mayo. Para algunos, incluso sea demasiado pronto para la crítica, pero es una evidencia: la ausencia de ésta  ( ya sea por un falso “buenismo”, ya sea por las razones instrumentales (razón que establece relación entre un objeto, y los medios que sean para conseguirlos) provoca la autocomplacencia; camino corto hacia el clientelismo de todo tipo.
Se ha criticado con virulencia el asunto de las remuneraciones: que si no es coherente con lo dicho, que es, poco más que una traición a los votantes de éste o aquel partido, etc. Se ha criticado la “aparición” en escena del personal eventual ( asesores, de confianza, etc.). Se ha criticado la poca iniciativa política desde el inicio mismo del mandato. Pero las críticas han sido, o bien en círculos muy concretos, o provenientes de una oposición/oposición ( lo de oposición/oposición es, simplemente por clarificar: la oposición actual es el pp y ciudadanos, siendo el PSPV-PSOE una especie de apoyo/oposición) transfigurada demagógicamente en defensora de los compromisos electorales. Pero existe un cierto ambiente crítico entre aquellos que, tras los comicios municipales del mes de mayo, apoyamos un proyecto de cambio ético y estético, y a ésta actitud crítica me quiero referir.
La palabra “critica”, como tal, es entendida generalmente como un cuestionamiento y no como un disenso o discrepancia. Evidentemente hay un cierto tipo de crítica que no lo es, pues utiliza la media verdad y la demagogia desmemoriada para su construcción. La crítica, que aunque innecesariamente debe ser puntualizada como “constructiva”, es a la que me refiero y la que considero que debe ser practicada con asiduidad, pero con moderación ( y cuando digo moderación no me refiero a “morderse la lengua”, sino a moderar posiciones: a no querer imponer criterios, ideas o pareceres, sino a estar dispuesto a discutir, dialogar e incluso, a modificar posiciones). Y sobre la necesidad de entender el contexto de la crítica voy a intentar desarrollar mi exposición.
Creo que la emergencia de determinados sectores críticos es algo saludable, máxime cuando éstos no practican el razonamiento instrumental sino ese razonamiento  basado en argumentos e ideas; en principio, discutibles y falsables, pero exentos de objetivos impositivos o hegemónicos.
No obstante, es necesaria la comprensión de los razonamientos a los que criticamos, pues de lo contrario se antepondrían los argumentos puramente emotivos, lo que vaciaría de razonamiento el dialogo crítico que se pretende impulsar. Pero la comprensión de los razonamientos criticados no implican la aceptación, algo que debe ser una premisa en ese deseable dialogo crítico que algunos proponemos: el deseo de aceptación o imposición es un objetivo que vulnera el dialogo y lo convierte en monologo buscando, no el consenso de argumentos, sino la pura hegemonía personal.
Si el nuevo gobierno quieres ser verdaderamente el instrumento para iniciar ese cambio deseado, en principio debería ser receptivo a la crítica y al debate donde todas las posiciones partan de un mismo nivel, al margen de la coyuntural responsabilidad que cada cual ocupe o el rol que juegue. Creo humildemente, que los que apoyamos críticamente el cambio que creemos que puede representar el nuevo gobierno local, lo hacemos desde posiciones de encuentro y no de enfrentamiento, algo que, aunque sea emocionalmente difícil de entender ( o asumir) debería ser el primer ejercicio para avanzar en un nuevo modelo de institución donde los gobernados no estén al servicio de los gobernantes.

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