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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

sábado, 10 de octubre de 2015

LOS SÍMBOLOS COMO ÚNICO ARGUMENTO.

A las gentes que nos autodefinimos como de izquierdas, nos puede más un símbolo que nada. Alimentamos nuestro espíritu con símbolos de todos tipo: viejos símbolos que despiertan nuestro recuerdos, añoranza y romanticismo. Pero la pregunta, más allá de la emotividad que despierta una bandera ( por poner un ejemplo), ¿Cuál es la propuesta que tenemos para sumar a la causa que decimos defender?. En el  “caso catalán” los símbolos se han nutrido de un anti españolismo construido en un alto porcentaje por el propio españolismo, pero ¿ en el caso de la república, cual es la propuesta que tenemos para la sociedad?.
No hace mucho, los amigos de La Illeta tuvieron a bien publicarme una reflexión escrita sobre la virtud cívica que, en resumen, no era otra cosa que un alegato a favor de la construcción de una sociedad más democrática, más allá del sistema electoral. Pues bien, los gestos que hemos podido ver en representantes políticos enarbolando y, porque no decirlo, apropiándose una bandera que no es solo de una causa, debería provocar un debate sobre la efectividad o no de la exposición beligerante de símbolos que han estado sometidos a la construcción de todos un imaginario negativo desde la imposición política, cultural y violenta por un régimen y su post régimen.
La bandera tricolor no es patrimonio de ningún partido o movimiento político: la bandera tricolor es un símbolo que debe llenarse de contenido más allá de las emociones que suscite. Es necesaria una estrategia pedagógica que sea capaz de combatir la imposición hegemónica que desarrollan los medios e instituciones al servicio del sistema. Construir un sentimiento se debería hacer, en primer lugar, combatiendo la ignorancia, y en segundo ( y no menos importante) exponiendo que la tricolor no solo supone la desaparición de la monarquía y su sustitución por una república, sino la extensión de un nuevo espíritu ciudadano.
En mi opinión, como republicano convencido y militante, los partidos y organizaciones que escenifican su legítima oposición a un régimen impuesto, deberían desarrollar en la sociedad un trabajo pedagógico paralelo que sume a la causa ciudadanos y ciudadanas responsables y comprometidos con el cambio que  se propone . Aconsejar la lectura, a modo de iniciación o introducción, si cabe, de la obra Dialogo en torno a la República de  Norberto Bobbio y Maurizio Viroli (Tusquets 2002) y al profesor Salvador Giner en su interesante artículo sobre Las Tres Democracias y otros relacionados con la construcción de la ciudadanía republicana como hecho diferenciador y característica fundamental del cambio de régimen que proponemos y queremos, más allá de los (importantes) símbolos que enarbolamos henchidos de lógica y legítima emoción.


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