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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

sábado, 7 de mayo de 2016

CULPABLES.

El fallido intento de formar un gobierno alternativo que concretase el hipotético mandato de las urnas (hipotético porque las lecturas no son unánimes, al condicionarlas los intereses y estrategias) nos ha situado de nuevo ante las urnas. Esto no es ni bueno ni malo; simplemente es el fruto de la ausencia de un valor que ha estado ausente en la política nacional desde la recuperación de la democracia ( el valor del diálogo) pese al intento de poner en valor los acuerdos de la transición sin tener presente el contexto histórico-económico en el que se dan.
La acusación de culpabilidad parece que va a ser un argumento recurrente. Y en la construcción de las diferentes culpabilidades van a jugar un papel central los diferentes medios de comunicación, en función de los intereses empresariales que representan. Pero, ¿ a quién culpará la ciudadanía? Como decía, en función de la carga emotiva acumulada en un proceso fallido de negociación (es un hecho que las posiciones se han polarizado cuasi en una metáfora futbolística, donde los argumentos del “otro” son falsos por principios).
El PSOE asumió un papel que en principio no le correspondía: el PP y su candidato se pusieron de perfil como estrategia de distracción (algo que parece que les resultará productivo si a las encuestas nos referimos). Pero ese papel se inició desdibujado dadas las limitaciones planteadas por el Comité Federal y la vehemencia con la que algunos líderes territoriales han defendido posiciones incluso contrarias a las preferencias de sus propios electores. No obstante, la opción de acuerdo trasversal fue una apuesta que, en mi opinión, expresaba una opción razonable: acuerdo entre el PSOE, Ciudadanos y Podemos. Los errores, en mi opinión fueron dos. En primer lugar, aceptar las exclusiones mutuas de Ciudadanos y Podemos. En segundo lugar  explorar, en primer lugar, el acuerdo con Ciudadanos antes de con Podemos.
Las exclusiones han sido tácitas y explícitas. Podemos excluyó a Ciudadanos y Ciudadanos a Podemos. Desde posiciones diferentes (Podemos planteaba un acuerdo unilateral de la izquierda con el apoyo pasivo de Esquerra y la nueva marca de CiU frente al intento de “gran coalición” de Ciudadanos con el PP pese a la indiferencia y el maniqueísmo de éstos utilizando como argumento el resultado electoral y no las reglas parlamentarias) los nuevos y “fornidos” actores condicionaron desde el inicio el posible acuerdo, algo que definitivamente se ha confirmado.
A la hora de repartir culpas creo que es necesario superar en lo posible ese relato de incompatibilidad de posiciones y entender la posición de cada cual. Es cierto que la táctica y la estrategia han primado pero, nos guste o no (y esos gustos no son construidos de forma autónoma) así es la política. Lo que se debería exigir es que entre las prioridades si volviese a situar la responsabilidad que los representantes tienen para con los representados, más allá de las preferencias partidarias: la formación de un gobierno para todos y todas.

Sería fácil insistir en la argumentación sobre la “culpa del otro”, pero creo que no es lo que conviene, ni a la ciudadanía ni a los actores políticos. La posición de cada cual es legítima si sus militantes y afiliados así lo consideran. Deberemos centrar el foco de nuestra atención en las propuestas y en la voluntad de acuerdo y no sólo sobre los argumentos que muchos medios quieren poner sobre la mesa, creando e incidiendo en la creación, consolidación y polarización de las posiciones.

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