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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

miércoles, 8 de abril de 2015

LO VIABLE, LO POSIBLE Y LO NECESARIO.


Vuelvo sobre las propuestas electorales. Mi humilde objetivo explicito es que, por un lado ( y de alguna manera) sirva a alguien para una lectura crítica de los programas. Por otro, que los encargados y responsables de elaborar las propuestas ( de las que ya se tendría que estar hablando) utilicen criterios concretos a la hora de abordar la elaboración de la propuesta.

Lo viable.

La administración municipal tiene, tanto un marco competencial como unos recursos determinados. El marco competencial viene establecido en la legislación de régimen local, modificada a la baja por la recientemente aprobada Ley de Sostenibilidad que limita y en algunos casos reduce el marco competencial, algo que debería ser analizado para valorar si es o no necesario ampliar las competencias a través de la solicitud de cesión ante la administración correspondiente.

En cuanto a la financiación, los fondos de los que dispone el Ayuntamiento proceden; o de los impuestos y tasas municipales ( y los precios públicos por uso de determinados servicios), las transferencias del Estado y, en su caso, de otras administraciones ( fruto de convenios o acuerdos) junto con el recurso de enajenar patrimonio ( algo que debería ser una decisión extrema y consensuada pues supone una hipoteca para el futuro).

Lo posible.

Dadas las vías competenciales y los recursos disponibles, valorar si es sostenible económica y competencialmente, es una valoración necesaria: plantear actuaciones, o fuera del marco competencial o por encima de los recursos ( o al menos sin estar clara la sostenibilidad futura) es, además de una irresponsabilidad manifiesta, un acto de demagogia dirigido a “vender” simplemente humo.

Lo necesario.

Pero, pese al aparente encorsetamiento de la gestión municipal, hay espacio para la política.
Qué competencias son propias, cuales puede ( o deben) solicitar su cesión para el desarrollo de programas concretos ( empleo, formación etc.), cual es la distribución del presupuesto y si ésta se ajusta a las necesidades sociales y económicas, es un análisis que, en política, hay que realizar.

Optar por gastar o invertir es una opción política: valorar las necesidades del presente y las perspectivas necesarias para un futuro a medio plazo, donde la igualdad y la justicia social sean conceptos efectivos, es hacer política.

La realidad presente puede cambiarse, pero, o es desde el más amplio consenso posible entre representantes y representados (política y sociedad como concepto retroactivos) o cualquier propuesta será, pese a la retórica, pese a los cambios de nombre o su “adorno”; negativo para el futuro de todas y todos.


Congeniar interés particular con interés general, introducir en las propuestas valores claros ( solidaridad, igualdad…) es un aspecto que no puede pasar desapercibido para el analista/vecino, pues ahí se expresa ( no solo en las relaciones más o menos amplias de propuestas sin periodizar, ni presupuestar, ni identificar a quién y porque…) el nivel de compromiso con el cambio y la transformación de la sociedad.

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