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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

martes, 7 de abril de 2015

VIVA LA VIRTUD CÍVICA: ¡ VIVA LA REPÚBLICA!


El mes de abril se significa para muchos y muchas, porque el día 14 se conmemora la instauración de la IIª República Española. Uno de los “triunfos” de la transición, fue la aceptación del “olvido” de un período de la historia de nuestro país, basado en la imposición simbólica “nacional”, que ha impregnado a las generaciones, tanto posteriores a la guerra civil como las siguientes, víctimas de un sistema que aceptó la imposición cultural como el instrumento de superar las “dos Españas”, en beneficio de una reconciliación exigida unilateralmente a los vencidos. Pero no es mi intención quedarme en la referencia histórica, sino intentar hacer una breve reflexión sobre un concepto olvidado por muchos republicanos cuyo únicos argumentos visibles parecen ser la tricolor y la necesidad de sustituir al Rey por un Presidente de la República (algo que es consustancial al republicanismo como gobierno legítimo del pueblo contrario a la transmisión hereditaria de privilegios) . Más allá de estas reivindicaciones, hemos dejado (también fruto de esa imposición cultural) de lado una labor en mi opinión fundamental: la construcción de ciudadanía.  Uno de los “logros” de la transición fue, desde la renuncia impuesta a toda referencia a la República, la construcción de una democracia representativa, elitista y competitiva, donde el concepto de ciudadanía fue sustituido ( cuando no limitado al hecho de vivir en la ciudad) por el de votante, contribuyente o incluso cliente. De estos lodos, los presentes polvos en los que la democracia española se revuelve.

El romanticismo, e incluso el legítimo objetivo de restaurar el honor de los “vencidos” no son suficiente argumento para luchar efectivamente por la República. Los partidos y organizaciones que mantienen vivo el término republicano ( aunque aparentemente sea en su acepción únicamente simbólica), han hecho dejadez, al igual que todos los que nos definimos como republicanos, de una responsabilidad : la pedagogía social en torno a los valores cívicos, eje fundamental en la construcción de un verdadero sentir republicano.

La pregunta de por qué nuestra democracia sufre un claro descrédito, la podemos responder en parte, haciendo referencia a la imposición (aceptada) de un sistema basado en el individualismo liberal ( liberalismo político, entendida como la doctrina que confunde la economía con la política) donde el culto al hedonismo (en términos de cuerpo y espíritu)ha sustituido a otros valores, digamos; colectivos. Donde el dogma de no intromisión llega hasta el extremo de impedir que los poderes públicos dejen al albur de los vaivenes económicos y financieros a una gran mayoría de personas víctimas de la desigualdad y la injusticia.      

La corrupción, no solo política, es un insulto hacia la virtud cívica. La aceptación o incluso su graduación convierte a los individuos aislados en “si mismos”, en víctimas de una lacra que afecta y atenta contra los cimientos mismos de la sociedad. El elitismo en la política, la partitocracia y el papel de las personas como objetos intercambiables e incluso prescindibles ( números) es otra consecuencia aceptada en pos de ese paradigma de “buena vida individual” que nos ha colocado, como sociedad, en el umbral de un abismo que va a condenar a varias generaciones a la supervivencia.
Si tuviera que resumir en un término el concepto de virtud ciudadana, este sería la de sociedad decente, convivencial, que no niega las contradicciones de intereses contrapuestos y de conflictos, pero que se exige que los mecanismos para resolver los conflictos sean “justos”, consensuados e imparciales y, muy especialmente que ningún poder pueda humillar a la ciudadanía ni a sus opositores, siendo la expresión de una sociedad decente, sus leyes (S.Giner).

Podríamos profundizar en los valores cívicos o ciudadanos (igualdad entendida como igualdad de oportunidades reales de acceder efectivamente a los derechos,  la ley como garantía, la participación responsable en los asuntos públicos, etc) pero esto, lo dejaremos a la curiosidad que, espero, al menos los jóvenes tengan por el republicanismo, como decía, más allá del símbolo: una sociedad responsable y de iguales.


¿”Viejuno” hablar de república?, Quizá igual de anticuado que hablar de derechos, de libertad, de bien común, de decencia, de dignidad…?. ¿No?

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