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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

viernes, 27 de marzo de 2015

DEVOLVER LA ILUSIÓN

Como podrá comprobar el benevolente lector de las humildes líneas que publico de vez en cuando, la temática electoral está centrando las últimas entradas del blog. Creo que todos y todas aquellos que tenemos determinadas inquietudes sobre el porqué de las cosas, tenemos, para con nosotros mismos y para con quien quiera compartirlo, una responsabilidad: opinar y debatir. Solo desde el debate de ideas se pueden llegar a concretar ideas, y éstas, siendo evidentemente falibles, incidirán sin lugar a dudas en la construcción de un presente, como mínimo, más plural.

Sin ánimo de comparar ( ¡sálveme de pecar de orgullo!), creo que en la actual coyuntura electoral, se está produciendo un fenómeno que a mí, personalmente, me suscita, además de gran interés, un sentimiento que había perdido ( al igual que muchos y muchas ciudadanos y ciudadanas): la ilusión.
Que Fernando Delgado, premio Azorín y Planeta,  Manuel Mata, Manuela Carmena, magistrada emérita del Tribunal supremos, Angel Gabilondo, Catedrático de Metafísica en la Universidad Autónoma de Madrid o Luis Garcia Montero, poeta y filósofo, entre otros, hayan decidido encabezar proyecto políticos ( intelectuales comprometidos siempre los ha habido, como es el caso de Unamuno, Alberti, y más recientemente Jorge Semprún,  César Antonio Molina o Luis Alberto Cuenca, sin olvidar a mi admirado paisano, Juan Antonio Pérez Tapias, Catedrático de Filosofía en la Universidad de Granada y candidato a la Secretaría General del PSOE ) me devuelve la esperanza en la política, no como actividad instrumental, sino como responsabilidad ética.

Creo que el distanciamiento de los intelectuales con la “profesión” de la política, junto con el compromiso de trabajadores, sindicalistas y profesionales en general, puede ser un marco interesante para devolver a la acción política su dimensión de verdadero servicio a los demás.

Las estructuras partidarias están llenas de mediocres que, como único valor, tienen la lealtad a un líder en función de unos determinados intereses. El hecho de que personas de relevancia intelectual o cultural asuman compromisos institucionales es, como decía, interesante, pues su trabajo, junto a su marcado carácter pedagógico puede incidir en un cambio en el pensar (sobre todo) y actuar en el marco de una actividad marcada por una oligarquía dependiente de lo institucional.


Evidentemente, no solo los intelectuales pueden encabezar proyectos, pero si que puede impulsar su actitud un nuevo marco de reflexión sobre la ideología y el compromiso que, como ciudadanos, tenemos para con ese gran objetivo histórico: el bien común.

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