A puertas, como estamos, de las
elecciones municipales y autonómicas, llega el momento de leer los programas
con los que los partidos que se presentan a las mismas quieren captar nuestro
voto. Evidentemente, otro instrumento para captar el voto, es el de colocar en
determinados lugares de preeminencia a personas con un cierto grado de
proyección social, aunque éste extremo, al margen del candidato o candidata y
algunos más, tiene una incidencia muy concreta en espacios muy concretos de un
término municipal que ha crecido tanto en población como en impersonalidad
entre sus vecinos, algo por otro lado inevitable excepto en pequeños núcleos
urbanos, y El Campello, ya no lo es.
Como decía, la lectura de los
programas se presenta como un elemento necesario a la hora de decidir nuestro
voto. Y una lectura que, en lo posible, debería estar exenta de la emotividad
que susciten determinados candidatos y candidatas. Ver en las propuestas el
nivel de compromiso o, en su caso, el nivel de inconcreción. Comprobar si las
propuestas que se hace son, al margen de la vistosidad que pudieran tener o lo
que pudiera contentar a determinados sectores, de interés general y con una
incidencia clara en el presente y en el futuro a medio plazo deberían ser, en
mi opinión, premisas a seguir en la detenida lectura de las propuestas
electorales.
Una cuestión concreta es ( y
valga la redundancia), la concreción. Si la propuesta es argumentada en su
necesidad, si incluso es valorada de forma aproximada (las cuentas son públicas
y el referente de la liquidación presupuestaria es una guía cuantitativa sobre
la que basarse), si la financiación de propuestas y programas se ajusta,
competencial y presupuestariamente.
Evidentemente, no debe ser una
lectura técnica, pues los objetivos políticos son imprescindibles, máxime
cuando a la propuesta acompaña a quien van dirigidos esos programas o
propuestas. De ahí que el componente ideológico, sustentado sobre la realidad,
es lo que, desde mi punto de vista, debería decantar la opinión del votante.
Creo que existen dos cuestiones
sobre las que el programa debería construirse: uno, el ámbito competencial (
qué competencia se tienen en qué materia y cuales quieren tenerse). Y dos, la
financiación municipal: de qué fondos se dispone, las fuentes de financiación (
abrir un debate sobre los impuestos y tasas como principal fuente de
financiación me parece interesante y necesario) previa consideración de los
gastos fijos o contraídos para varias anualidades. Y una cuestión de difícil establecimiento:
cuándo. El cuándo es importante, para que la ciudadanía pueda controlar qué se va
cumpliendo del compromiso con el que las fuerzas políticas se presentaron, algo
que incidirá en la recuperación de la confianza perdida o nunca tenida respecto
de la política.
Y finalizo. Hay cuestiones de
organización municipal y, sobre todo, de avance en la democracia que considero
que son imprescindibles si se quiere recuperar la confianza de la ciudadanía. Sin
mecanismos de participación y control el sistema volverá a fallar y a los
vecinos solo les quedará el recurso de la queja que, estando bien, ya no es
suficiente.
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