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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

miércoles, 11 de enero de 2012

¡MISERIA PARA TODOS Y TODAS!



Los recortes que, tanto el gobierno de la extrema derecha estatal, como de la extrema derecha en el País Valenciano, se ceban con los y las trabajadores y trabajadoras del sector público. Una de las "medidas" ha sido la ampliación directa e indirecta de la jornada de trabajo (directamente e indirectamente a través de la supresión de días por antigüedad). Con estas medidas...¿qué pretenden los políticos?. ¿Acaso un incremento de la productividad?, ¿acaso producir un efecto rebote y así provocar un malestar en el sector de trabajadores y trabajadoras para justificar privatizaciones?. Es incierto el objetivo de ésta medida, pero lo que está claro es que se va a aplicar y va a ser aplaudida por una sociedad atemorizada y, por lo tanto, con ansia de encontrar alguna cabeza de turco para justificar su sumisión ante las sucesivas agresiones del capitalismo y sus esbirros: los gobiernos de la extrema derecha y de la social derecha.
Los y las trabajadores y trabajadoras del sector público somos la cabeza de turco de los gobiernos. Se vale de la manipulación y, fundamentalemente, del terror creado en la clase trabajadora por el sistema capitalista. Extender la miseria en vez de igualar derechos sirve para justificar ésta y cualquier propuesta de recorte. Extender la miseria como instrumento de opresión son las formas y modos que el capitalismo he empleado históricamente para someter a los y las trabajadores y trabajadoras, por lo que, en caso de que exista un plante a la japonesa del sector público, la opinión pública se verá reforzada por el argumento de "veis como la administración es costosa y sus servicios no son de calidad, ni eficientes, ni profesionales...". Y el siguiente paso, además, publicitado hasta la saciedad, es la privatización de los servicios públicos para entregarlos a los amigos de turno y las grandes empresas que van a lucrarse con la miseria de la sociedad.
No existe contestación coherente por parte del principal partido de la oposición, no existe contestación por parte de la sociedad que, atenazada por el terror económico, se somete sin reacción. No existe más contestación que la solidaridad y la unidad de acción, pero para ello, las organizaciones de clase, las que han sido instrumento de lucha en manos de la clase trabajadora para lograr avanzar en lo económico y lo social, deben realizar una reflexión radical y renunciar, de entrada, a los privilegios que pactaron con el capitalismo en la transición a cambio de su "alma de clase". Si eso no se produce, ni los trabajadores y trabajadoras van a contestar en la calle, ni las organizaciones burguesas autodenóminadas de izquierdas van a reconstruir un proyecto más allá del cambio de caras y aparatos.
Salud y Socialismo.

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