En plena
calina veraniega, el gobierno municipal ha presentado oficialmente el proyecto
de presupuesto municipal 2014 pese a que andamos más allá del comienzo del
segundo semestre del año. El hecho de no haberlo presentado antes, podrá
intentar justificarse con intento de argumentos sobre la dificultad que pudiera
existir para cuadrar los números en función de la reforma de la legislación de
régimen local, pero lo que en mi opinión han existido han sido dos razones: la
primera, la propia incapacidad de un gobierno municipal dividido, atomizado y
enfrentado personalmente. La segunda, la también incapacidad de los técnicos
municipales responsables de su encaje legal, porque ¿acaso en otros
Ayuntamientos se dan circunstancias diferentes o especiales que hayan permitido
la aprobación de las cuentas municipales hace meses?. Ambas razones tendrían
que provocar una seria reflexión sobre que qué manos está el presente político
y social del pueblo donde vivimos.
Una segunda
cuestión es, la falta de respeto a la representatividad del resto de
formaciones políticas y sindicales, al haber entregado el presupuesto sin haber
establecido un calendario de debate lo suficientemente amplio como para
intentar encajar en las cuentas otras sensibilidades e intereses a parte de los
suyos que, por otro lado, todavía, y en el ámbito de lo político, no se cuales
son. Esa falta de respeto es una tónica en la acción municipal de quien ostenta
el poder desde hace casi veinte años, pero, sin querer ser extremista y con los
datos y actitudes en la mano, el actual gobierno municipal ha llevado hasta límites
inadmisibles.
En la
discusión del presupuesto muchas son las cuestiones que sus proponentes deben
aclarar, como: cuales son los argumentos para que las partidas de productividad
y servicios extraordinarios asciendan a lo que ascienden cuando no se ha puesto
en marcha en la actual legislatura ni una medida, ni un programa, ni una acción
dirigida a los parados y paradas, a las familias que sufren una crisis de la
que no son culpables, de los jóvenes a los que se condena a ser, en un gran número,
carne de cañón para el subempleo y la precariedad más absoluta. Tendrán que
explicar porqué se presupuestan inversiones éste año, cuando el superávit
hubiera permitido emprender acciones anuales, porqué las partidas siguen siendo
simbólicas en cuanto al gasto social, porqué no se ha cumplido con la exigencia
social de dar a conocer los números y objetivos a la población antes de
llevarlos a Pleno, porqué se permite que un Concejal, miembro del gobierno
municipal, cobra indebidamente cantidades a pesar de incumplir el acuerdo
plenario mediante el cual se estipularon los salarios y remuneraciones de los
concejales, porque se sigue manteniendo una partida opaca respecto a
subvenciones a grupos políticos ( los cuales no tienen ninguna obligación de
justificar las cantidades recibidas, a diferencia de cualquier otro colectivo
local…).
Creo que ha
llegado el momento de decir BASTA YA. De decirlo alto y claro y empezar a
demostrar a los vecinos y vecinas que todavía sufren esa narcotización que es
la indiferencia, que hay otras formas de gobernar, que la democracia es otra
cosa que delegar el voto cada cuatro años, que hay futuro más allá de la sinrazón
de veinte años de gobierno de la derecha.
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