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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

jueves, 30 de octubre de 2014

DEMOCRACIA MUNICIPAL

El título podría inducir a pensar que existe más de un tipo de democracia en un marco institucional determinado por la representatividad como en el que vivimos. No es así. El título se refiere a los retos que, en mi opinión, tienen las organizaciones políticas y ciudadanas que esgrimen el argumento de la necesidad de “regenerar” la democracia en todos sus ámbitos.

Todos y todas asistimos a una desenfrenada carrera por “democratizar” las organizaciones: el PSOE con las primarias abiertas, IU también y Podemos con un método diferente. Ninguno es mejor que otro, y todos son positivos, a pesar de no ser la panacea de la democratización ( las primarias pueden impulsar liderazgos incluso de corte caudillista así como un cierto clientelismo asociado a éste). No obstante, los partidos que nos representan en el ámbito local no han realizado propuestas para mejorar la calidad de la democracia local. ¿Los motivos?. Desde el convencimiento en que la práctica totalidad de partidos y organizaciones “creen” en la representatividad como vehiculo principal ( que no único), parece innecesario plantear propuestas de antemano, pues dependerá del “talante” de los representes respecto a los representados la mejora o no de la calidad democratica municipal. Esto, aplicándose a municipios de pequeño tamaño, donde incluso la elección de los Alcaldes se realiza de forma directa ( los concejos abiertos), podría tener una justificación, pero no en un pueblo de casi treinta mil habitantes.

Por otro lado, la ausencia de debate en torno a medidas concretas para la mejora de la participación pueden partir de la desestructurada representación social: no existen movimientos vecinales movilizadores ( existen, y tienen un carácter reivindicativo, pero no aglutinan a los suficientes vecinos y vecinas como para influir directamente en la toma de decisiones), por lo que para la totalidad de organizaciones ( al menos para las que tienen representación), la opinión pública agregada ( como suma de los juicios individuales a través de los votos  como la define Victor Sanpedro en su obra Opinión pública y Democracia deliberativa)es la única a tener en cuenta. La opinión pública discursiva tiene unos ámbitos y una relevancia, desgraciadamente, poco relevante todavía, así como una incidencia prácticamente inexistente en cuanto a movilización electoral. Y ahí es donde los partidos y organizaciones que defienden en su discurso la “regeneración”, deberían incidir. ¿Cómo?. Voy a plantear algunas ideas.

Como antes indicaba, el movimiento asociativo es, por desgracia, poco influyente en nuestro municipio, algo sobre lo que los miembros de colectivos y asociaciones vecinales y sociales deberían reflexionar. La respuesta de que “ en El Campello, la gente es pasiva e inmovilista” no es suficiente: si lo es, ha sido, al igual que en el resto de localidades, porque la evolución de los Ayuntamientos democráticos no han impulsados mecanismos de participación tales como para que la ciudadanía considerase productiva dar su opinión de forma institucionalizada. Igualmente, el control que de los pequeños colectivos y asociaciones se ha realizado desde las corporaciones ha “maniatado” la posible respuesta que ahora parece tan necesaria pero que nunca ha sido tenida como una prioridad. Y, dicho esto, centrémonos en el mañana y no en el ayer.

Evidentemente, el talante de los representantes es importante, pero en una institución como el Ayuntamiento, la racionalización burocrática es, al tiempo, un condicionante y una oportunidad. Un condicionante, pues la ley limita y constriñe la participación institucional. Y es una oportunidad, porque la misma ley permite vehículos para que, desde ese  talante, desde el compromiso con la regeneración, se concreten acciones que, al tiempo de propiciar la participación de los actores ya institucionalizados actualmente, impulse la creación de otros foros y ámbitos de debate social.

El reglamento de participación es, al igual que comentaba sobre el desarrollo racional de la burocracia institucional, una oportunidad y un mecanismo de control y, por lo tanto, de limitación de la participación. Los derechos, mecanismos y medios que en el se establecen ( información, consulta, divulgación, etc) deberían ser flexibilizados. Pongamos un ejemplo: en la actualidad existe una polémica suscitada por los “plazos” para la presentación de preguntas al Pleno municipal por parte de los vecinos y vecinas. Este punto, debería flexibilizarse llegando incluso a permitir la participación directa en el Pleno municipal de forma regulada y ordenada ( propiciando no solo peticiones de información sino un cierto grado de clima discursivo al suscitarse debate y, por consiguiente, tener la oportunidad de contrastar opiniones en la búsqueda de consensos).

Otros mecanismos son los Consejos Sectoriales ( donde participan los colectivos y asociaciones del ramo: deportivas, juveniles, culturales, etc) así como el Consejo de Ciudad, un organismo que todavía está por desarrollar y que parece que no verá la luz en la presente legislatura.

La información y divulgación de acuerdos y debates municipales, así como de opiniones sobre problemáticas o simplemente informaciones divulgativas deben tener su espacio a través de medios abiertos, democráticos y no controlados por la administración aunque dependientes de ella. La radio, los medios informativos locales son instrumentos que deben impulsarse.

En último lugar ( porque lo anteriormente dicho se dirige principalmente a las instituciones ya en funcionamiento y, en general, a la ciudadanía con el objetivo de promover un cierto grado de discursividad) la posibilidad de organizarse en torno a nuevas instituciones debe tener un cauce flexible así como medios y posibilidades de desarrollar los objetivos para los que se crean ( y no me refiero a subvenciones, pero si a los medios físicos, informativos y divulgativos). Esto mejoraría y ampliaría la discursividad al tiempo que, con la creación de los instrumentos de descentralización necesarios ( un pueblo tan extenso, los precisa: consejos de barrio, asambleas de barrio, concejalías de barrio…) podría abrirse la posibilidad de opinar a muchos y muchas vecinos y vecinas que en la actualidad limitan esa opinión al ámbito doméstico o lúdico.


Y, desde la institución municipal, cuestiones como la comparecencia pública periódica para explicar y rendir cuentas si así se exige, la flexibilización para la presentación de iniciativas populares, la creación de un departamentos de opinión ciudadana que “consultase” la opinión sobre decisiones a tomar y evaluase las adoptadas, son igualmente instrumentos que, aunque en el ámbito del “talante”, deberían ser asumidas como necesidades institucionales de “regeneración”.

LA IZQUIERDA QUE SE BUSCA

Me he permitido utilizar un título para ésta opinión que no es mio. El título corresponde a un magnífico libro de José Antonio Pérez Tápias. Un libro en el que se recopilan diversos artículos publicados por este autor en diferentes medios de opinión sobre las contradicciones de una izquierda que, pese a nombrarse, se busca en las propuestas y actitudes. Dicho esto, paso a plantear el porqué considero que la izquierda local, a pesar de existir, se busca.

Quizá hablar de izquierda y/o derecha pueda parecer anticuado; ahora parece que está al orden de la calle hablar de los de "arriba y los de abajo" o simplemente de la ciudadanía. Pero, me permito utilizar éstos términos porque yo sí creo que los valores, principios e ideas siguen separando izquierda y derecha, a pesar del dominante discurso del fin de los "grandes relatos". Y, hablando de la izquierda, y sin referirme en concreto a ningún partido u organización en particular , considero que, no solo la autodefinición como tal, supone que pueda ser encuadrada éste o aquel partido en un lado u otro: el discurso y la practica son los que sitúan a unos o a otros en un lado de la balanza ideológica. Como decía, hablar de la izquierda, en éstos momentos, es hablar de las organizaciones con representación institucional, pues no existe un movimiento ciudadano que defienda o plantee con claridad y concreción un proyecto alternativo que pueda encuadrarse claramente en la izquierda ( es posible que algunos puristas, quizá los más acérrimos defensores del dogma, se autoconsideren como parte indefectible de la izquierda más pura y casta, pero, no solo de discursos y/o gestos vive la sociedad).

La labor que los grupos políticos de la oposición han realizado se caracteriza, en mi opinión, por un continuo deambular: unos, desde posiciones más o menos reivindicativas y generalistas, desde posiciones más o menos radicales respecto a principios propios e históricos. Otros, desde el discurso y el uso del simbolismo para construir un espacio alternativo pero sin definir con claridad el qué o el cómo. Y otros, simplemente practicando un seguidismo argumental remitido por sus dirigentes, sumidos en el institucionalismo más paralizante. Unos y otros, carecen en la actualidad de un proyecto que anteponer al no-proyecto que nos gobierna desde hace dos décadas, a excepción de planteamientos más o menos propagandísticos respecto a un paquete de cuestiones que no centran, en absoluto ( y pese a su relevancia, que la tienen) los problemas estructurales que deberían estar abordando.

Evidentemente, está crítica sin señalar a nadie podría provocar que alguien o algunos se sintiesen aludidos, pero eso ya entra en la capacidad que cada cual tenga de mirar su reflejo en la realidad.

Lo cierto es que, habiendo tenido la oportunidad de desbancar al gobierno del no-proyecto, se antepusieron intereses y actitudes personales, ¿o quizá no?. Tres son las cuestiones que podríamos valorar: una, que como decía los intereses o actitudes impidieron llegar a un acuerdo. Dos, que el acuerdo fuera imposible ante la inexistencia de una propuesta general que contrastar, y tres, que determinados discursos sobre "las traiciones" y/o "engaños", hicieran del todo punto imposible ni siquiera empezar a hablar.

Diversas son las cuestiones que se implican en la actual situación: la propia situación orgánica local de las organizaciones, determinadas "taras" o resquemores históricos, el desinterés en un proyecto más allá del propio, e incluso, los intereses o ambiciones que legítimamente (no hablo de cuestiones éticas) pudieran existir. Lo cierto es que, si lanzamos una ojeada al futuro más inmediato, no parecen existir propuestas que aglutinen o puedan aglutinar a corto plazo ( siete meses es corto plazo) a la opinión pública agregada necesaria como para propiciar un vuelco electoral ( única vía posible en nuestro municipio a la vista de la histórica desafección de la ciudadanía local hacia los asuntos municipales, en general).

Pero no me gustaría terminar sin plantear lo que en mi opinión sería un acto de reflexión, más allá de as propias organizaciones: la convergencia. Y con ésto no me refiero a acuerdos electorales únicamente, sino a encuentros y coincidencias sobre qué cosas son las que se necesita actuar, cómo hacerlo y con qué objetivo, además de con qué mecanismos ciudadanos contar para que sea un encuentro y una coincidencia lo más amplia posible. No me refiero a los posibles acuerdos estratégicos, sino a debates públicos en "abierto" que configuren una agenda concreta de asuntos y actuaciones que saquen a nuestro pueblo del marasmo institucional y la desidia social.

Podría, como en alguna otra ocasión he hecho, hablar de cuestiones concretas, de asuntos concretos, pero considero que es más necesario y urgente  instar a una reflexión que plantear líneas que, en definitiva, deberían ser motivo de un debate más amplio donde el estatus que se ocupe no sea lo relevante, sino que lo verdaderamente importante fuera únicamente el rol de ciudadano o ciudadana.

Evidentemente, son simples opiniones de un "opinador" empedernido cuyo objetivo no es tener razón, sino razonar humildemente sobre ideas, sin más ambición que la de mejorar colectivamente el futuro, nuestro y de nuestros hijos e hijas.

viernes, 24 de octubre de 2014

INICIATIVAS PARTICULARES

Los que tienen la deferencia de leer las humildes opiniones que, tan amablemente tienen a bien publicarme en La Illeta, saben de mi afición a opinar sobre cosas y casos que considero interesantes en nuestro municipio. Y, aprovechándome de nuevo de la amabilidad de La Illeta, me gustaría plantear dos iniciativas particulares que, a simple vista pudieran parecer poco significativas pero que, para mi, son sintomáticas de iniciativas que emprender algunos vecinos y las que debieran tomar nota los representantes políticos municipales.

En primer lugar, los hechos. Diferentes vecinos aprovechan la temporada de aceituna para recogerla de los olivos situados en parcelas municipales. Si éstos vecinos no la recogiesen, seguramente serviría únicamente para alfombrar los bajos de los olivos. Otro hecho: se han abierto en los últimos meses diferentes mercadillos en la localidad, promoviendo una novedosa movilidad ciudadana por las calles de nuestro pueblo, en una actividad desconocida hasta ahora. ¿Insignificancias?. Quizá no tanto.

Un municipio con más de un veinte por ciento de desempleo, que podríamos definir como estructural y no solo debido a la “coyuntura” de la crisis especulativa del ladrillo; un municipio con una economía basada en la estacionalidad que provoca la dependencia del turismo de temporada; un municipio con un tejido comercial débil no solo por su propia estructura sino también por la proximidad de grandes centros comerciales, como mínimo, debería plantearse la búsqueda de alternativas económicas que ofreciesen una posibilidad a los vecinos que más están sufriendo la crisis: jóvenes, mayores de 50, mujeres, etc. Y en éste marco, y siendo propietario el pueblo de El Campello de diversos solares ( algunos ocupados por actividades de ocio agrícola), ¿sería descabellado pensar en la agricultura ( alternativa, sostenible y ecológica, por ejemplo) como alternativa económica potenciada a través del impulso de cooperativas, por ejemplo?. ¿Sería descabellado pensar en que una posible herramienta de impulso comercial sería la celebración de mercadillos específicos en un ya de por si deprimido centro urbano, para así impulsar una cierta actividad económica?. ¿Sería descabellado impulsar la formación de jóvenes y menos jóvenes en alternativas económicas, destinando fondos públicos al impulso de iniciativas económicas locales en vez de hablar de los “emprendedores” como si esto fuera una actitud al alcance de todos cuando es todo lo contrario? (emprende, quien tiene ideas y fondos para hacerlo, por lo que incentivar a los emprendedores a través de campañas y actos similares, no garantiza, ni de lejos, la igualdad de oportunidades para todo aquel o a aquella que tiene un idea y lo que precisa es ayuda, no una palmadita en la espalda). Sería descabellado que, en vez de esperar con ansiedad la resolución del asunto Universidad, los representantes locales, cogiesen el maletín y se fuesen a buscar a inversores a cambio de buenas comunicaciones, buenas infraestructuras ( que igual tenía que asumir el propio consistorio, pero ¿y que?), etc?

Y una última cuestión. Si de verdad se quiere ayudas a las familias que sufren la crisis sistémica, bien podría nuestra corporación pensar en impulsar, con esos fondos de “superávit” de los que tanto se habla,  programas de fomento económico y de empleo, del tipo de : bolsas de trabajo ( sin creación de plazas, pues la ley lo impide) destinadas a trabajadores jóvenes, mujeres con cargas familiares, parados y paradas de larga duración, etc, para atender servicios municipales.
Y finalizo. Cuando ves iniciativas particulares, se echa de menos la iniciativa municipal, la de los que deberían representarnos pero que solo parecen ( y digo parece, desde una opinión personal) representarse a ellos y sus intereses electorales. Se echa de menos, quizá, un poco más de cercanía con las gentes que sobreviven en éste pueblo y sobre todo, a los que vivirán en el en los años venideros: los jóvenes.

Y ahora si que finalizo, pero no puedo evitar decir una última cosa: ¿existen los jóvenes?. Se les ve deambular por las calles, sabemos que el instituto de secundaria está lleno de ellos, que incluso en las diferentes universidades hay jóvenes de El Campello formándose pero, ¿existen realmente para los que nos representan?. Una pregunta: ¿Si hay  ocio en un centro público para los Mayores ( cosa que me parece oportuna y justa a pesar de considerar que este colectivo tiene otras necesidades que no se atienen de la misma forma), porqué no hay un centro para el ocio de los jóvenes?. La respuesta que se me ocurre es demasiado obvia.


Como decía, mi intención es solo opinar, poniendo negro sobre blanco cosas que, incluso hasta a mi me parecen, en principio, descabelladas, pero si uno se para a pensarlo, igual no lo son tanto, ¿no?.

lunes, 20 de octubre de 2014

Podemos: un escalón más.

PODEMOS ha celebrado su Asamblea, por así decirlo, constituyente. Realmente será ( la Asamblea) el mecanismo a través del cual se concrete la formación de un partido político que, guste más o menos, se esté de acuerdo en mayor o menor grado con sus propuestas, discursos o métodos, suscita interés. Que el resto de partidos tradicionales estén verdaderamente expectantes, e incluso se permitan el "lujo" de opinar sobre la "táctica" de Podemos, es un síntoma, no solo de ese interés, sino en más de un caso, de preocupación.

Y, ¿porqué preocupa podemos?. Desde las cúpulas de los partidos, la preocupación se centra, no solo en los posibles (reales) votos que pueda restar la propuesta electoral de Podemos ( sola o en coalición), sino en que está provocando dos efectos en la militancia que para bien o para mal sustenta a las cúpulas dirigentes. Por un lado, el cuestionamiento de la profesionalización excluyente de las élites. Por otro, el método democrático con el que se toman las decisiones, alejado de la decisión cupular que acostumbran a desarrollar los partidos tradicionales. Una y otra cuestión preocupa, aunque, evidentemente, la resta de votos también lo hace, porque la perdida de poder institucional es una perdida paralela de medios de esa élite profesional que ha ocupado, ocupa y, si nada lo remedia ( incluso a pesar de la perdida de apoyo electoral, pero conservando aunque sea un pírrico y mínimo poder institucional), lo seguirá ocupando.

Podemos, con su mensaje transversal, apela, no solo al sentido del cabreo, sino al común al plasmar politicamente  lo que muchos y muchas piensan ( pensamos) de la actual clase política: el término casta, referida a esas élites excluyentes, lo resume.

Pero ahora Podemos tiene ante si varios puntos de inflexión. El primero, elegir el cómo quiere organizarse para, siendo eficaces, no perder la referencia ni los referentes que movilizaron el 25M a más de un millón y medio de ciudadanos y ciudadanas. Y en segundo lugar, concretar las propuestas, primero sobre las candidaturas ( si o no a presentarse en solitario o en convergencia a través de candidaturas de unidad popular) y en paralelo, pero en mi opinión, más importante, sobre los programas y propuestas que sustentarán esas candidaturas. Romper el circulo vicioso en el que un exceso de asamblearismo puede arrastrar, y concretar, siguiendo el método de trabajo y debate, qué se quiere para cada ámbito y cómo se quiere.

Van a ser semanas en las que, si la euforia fruto de los sondeos se lo permite, la opción Podemos puede concretarse o enrocarse en una dinámica estéril que haría que la utilidad que pudiera tener la herramienta, quedase únicamente en el simbolismo sentimental  y romantico de la agitación ciudadana, algo que a los que tenemos ese punto de romanticismo nos llena de emoción, pero que haría inservible la herramienta para los fines que se está creando: asaltar un sueño.

UNAS LÍNEAS PARA DEBATIR.

Como vecino de éste pueblo, considero que es una obligación inherente al hecho de ser ciudadano opinar y proponer cuestiones que, desde en mi opinión ( de ciudadano), pueden ser, como mínimo, debatibles en el ámbito de la política municipal, ámbito donde el reduccionismo de la gestión de los servicios mínimos y bajo mínimos, parece restringirse a meras cuestiones de mantenimiento urbano y poco más ( algún acto puntual e inconexo para cubrir un expediente con el cual poder concurrir, en el caso de los partidos, a las elecciones con un curriculum más o menos completo).

La política municipal es, por su cercanía a los y las ciudadanos y ciudadanas, el campo de acción política más inmediato, aunque no el más relevante dadas las restricciones legales que el Estado impone a la administración local. No obstante, considero que se tienen instrumentos suficientes para plantear algo más que la mera gestión de los recursos y las necesidades cotidianas, motivo por el cual, creo que sí es posible articular un verdadero planteamiento que supere la parálisis institucional en la que nos encontramos desde hace demasiados años.

Uno de los recursos retóricos en los discursos políticos es, "la resolución de los problemas de los ciudadanos", sin valorar que, en la mayoría de ocasiones esos problemas son creados por el propio consistorio. Pongamos un ejemplo: ¿si desapareció el bono libro, la mayoría de ayudas al transporte, la mayoría de ayudas para comedor, podría la institución municipal intervenir a través de la creación de servicios financiados directamente ( sin necesidad de conceder ayudas directas)?. ¿Si existe un superavit municipal dado el esfuerzo de la ciudadanía y de los y las trabajadores y trabajadoras públicos ( paga extra, rebaja salarial...), porqué éste, tras amortizar la exigua deuda municipal, no va destinado a programas concretos de ayuda a jóvenes, parados de larga duración, ayudas a los y las estudiantes universitarios, programas de atracción de empresas, creación de servicios a las familias con mayores a su cargo y niños o niñas menores de tres años?.

Es cierto que hablar de la creación de empleo, por ejemplo, es un recurso fácil, porque lo difícil es concretar el cómo, pero insisto en que, sin vulnerar la ley que impide la creación de más plazas de trabajadores públicos, se puede ayudar directa y concretamente a través de otros mecanismos ( promoción del cooperativismo, inversión en tecnología, infraestructuras para la instalación de nuevas iniciativas económicas, creación directa de bolsas de trabajo para apoyar a las personas en mayor riesgo de exclusión, etc)

Hablar de promocionar el comercio local es otro de los recursos retóricos a que nos tienen acostumbrados, pero ¿qué tipo de comercio, para qué, cómo?. Cuando se propone es necesario plantear las vías de esa ayuda y los objetivos de las mismas.

Que el modelo unidireccional y estacional del turismo no es suficiente, es evidente. No se puede obviar a este sector, pero no puede ser sobre que se construya un proyecto de futuro: ni este, ni el volver al ladrillo. Por consiguiente, apoyar a los llamados "emprendedores" ( todos somos potencialmente emprendedores, pero la diferencia está en quién tiene los fondos necesarios para poder emprender, y quien tiene solo las ideas y precisa de ayudas para asegurar otro de los tópicos que, pese a repetirse, no se cumple: la igualdad de oportunidades) no puede ser solo un discursos, ha de concretarse en líneas políticas y económicas.

El pueblo de El Campello debe desprenderse cuanto antes de los "gestores" y poner al frente de la institución a representantes políticos con ideas, dispuestos a debatirlas ( incluso a cambiarlas como fruto del debate) y consensuarlas con la ciudadanía. Y lo debe hacer, no desde la pasiva espera a que los mensajes o promesas llenen el vacío de argumentos, pues si algo habrá que hacer en los tiempos que se avecinan, será valorar, no lo pintoresco de la propuesta, sino su viabilidad y su repercusión en la vida presente y futura de éste pueblo. El Campello, como muchos otros municipios, necesita de decisiones verdaderamente revolucionarias, pero no por su contenido ideológico, sino por su compromiso, primero, con la democracia, y en segundo lugar, con el bienestar de todos y todas, pensando no solo en el rédito electoral que pueda obtenerse, sino en como esas decisiones afectan a esa ciudadanía local, de la que muchos hablan, pero que muy pocos asumen como motor de un Ayuntamiento verdaderamente democrático.

miércoles, 15 de octubre de 2014

PORQUÉ, COMO Y QUIEN.

Uno de los debate en Podemos es, si presentarse a las elecciones municipales como tal o en el marco de acuerdos de unidad popular (yo diría de unidad programática). Es un interesante debate. Por un lado, los que opinan que Podemos no está preparado para dar el asalto al poder local o cómo hacerlo. Por otro, los que piensan que es el primer escalón que hay que subir y que, estratégicamente no beneficiaría el objetivo de Podemos en el ámbito estatal. En mi opinión, unos y otros tienen razón y sus razones.

Los que piensan que hay que presentar candidaturas de Podemos en los municipios parten de dos premisas que son ciertas: en caso de no hacerlo, las expectativas que tiene la ciudadanía se verían, de alguna manera truncadas en cuanto al cambio institucional más cercano. Por otro lado, hay que pensar que el método de podemos, siendo profundamente democrático (primarias abiertas) se enfrenta a un problema en el mismo método que no se puede obviar: la calidad democrática de las candidaturas, al margen del método de elección. Me refiero a la posibilidad que puede ser aprovechada por determinados elementos para iniciar un cierto tipo de clientelismo que les lleve a ocupar un cargo para el que, quizá, no estén preparados. Y no me refiero a preparación política ( que todos, en mayor o menor grado lo están) sino a representar lo que realmente significa la alternativa Podemos.

Por otro lado, ¿no sería más adecuado que la decisión e incluso la adaptación del método de elección o como queramos llamarle lo decidiesen los círculos, organización base de Podemos?. Sería prueba de una descentralización real en la toma de decisiones, transfiriendo esa responsabilidad a los que conocen la realidad social y política sobre la que quieren influir.

Existe la posibilidad de sumarse a candidaturas, digamos, de convergencia. Esta posibilidad existe si previamente existe una voluntad, no solo desde Podemos sino desde otras formaciones que, en mi opinión, en la actualidad siguen practicando el partidismo autónomo por no llamarlo endogámico y que, sin análisis de ningún tipo, desechan la idea, quizá por creerse poseedores de un patrimonio o un capital político que no parecen estar dispuestos a compartir. Igualmente, ¿aunque se llegue a un acuerdo programático ( que es el fundamental), cual sería el método de elección de las candidaturas: listas abiertas en primarias abiertas, cuotas por organización en función…de qué?. Una cuestión a dilucidar cuanto antes si ésta es la opción por la que s opta.


En resumen, creo, por lo que leo y escucho, que se presentan interesantes y acalorados debates que, como decía en un post anterior, no son fruto de la división, ni del enfrentamiento por los cargos ( creo), sino que son propios del carácter bisoño de una organización que está llamada a jugar un papel crucial en la superación de una situación enquistada por la endogamia heredada del 78, y que deben resolverse desde la responsabilidad de saber que existen unas expectativas reales de influir claramente en la vida de una ciudadanía harta y cansada de delegar su voto sin más.

PODEMOS, 1er CONGRESO ( en el recuerdo: 28 Congreso PSOE)

Podemos camina hacia su Asamblea constituyente y la discrepancia lógica en las posiciones se pone de manifiesto. Algo, como decía lógico: el pensamiento único es patrimonio de las estructuras endogámicas condenadas, por mor de los intereses de los dirigentes vitalicios, a vivir en un bucle orgánico. Eso sí, las discrepancias, tanto en podemos como en cualquier otra organización más o menos democrática, son vendidas en el “mercadeo” electoral como “enfrentamiento y división”. Y digo, en cualquier otra, porque no se salva ninguna organización: si en IU hay debate, para los medios, hay división, si en el PSOE hay divergencias, hay división y, ahora, en Podemos, si hay más de dos opiniones, hay, por supuesto, división. Esta claro que solo puede presumir de unanimidad una organización claramente ademocrática: el partido popular.

La ciudadanía tendría que observar con interés los procesos de debate que se originan por la constrastación de opiniones. Debería fijar su atención en qué se propone y porqué se propone y no en la envoltura que los medios quieren darle a un proceso democrático. Pero, es evidente que en una sociedad, claramente marcada por el amarillismo, la corrupción y el rechazo generalizado a la política, el que algo dice, algo quiere y, por consiguiente, es digno de desconfianza.

Por otro lado, y sin ánimo de inmiscuirme en el interesante debate que se está produciendo en Podemos, simplemente señalar que, personalmente veo demasiadas similitudes con aquel catartico concreso ( el 28) que el PSOE celebró donde las tesis políticas fueron avaladas por los delegados y delegadas, provocando que el líder dimitiese y forzase un Congreso Extraordinario en el que la militancia, ante el deseo de contar con la figura carismática ( F.Gonzalez) pero también con un programa político manifiestamente de izquierdas, optó por ceder ante la hegemonía del poder carismático que impuso el líder. Personalmente espero que no se llegue a este punto en Podemos y que primen los objetivos frente al tacticismo de contar con un líder mediático que asegure votos: el proyecto democrático, limpio y políticamente transversal nacería con un debe difícilmente comprensible.

En el PSOE, la cesión ante el líder carismático propició un giro que transformó al partido, sí ,en una opción de gobierno, pero no en la opción de gobierno que hubiesen querido muchos socialistas, a la vista de lo que aconteció en los años posteriores en los que se consiguió el poder institucional. Podemos se enfrenta, no solo en lo que respecta al liderazgo general de la organización, sino en todos sus niveles a una coyuntura parecida: carisma=votos o proyecto=instrumento de transformación política.

Hay mecanismos para que todas las propuestas se refundan en una que sea la que represente a la mayoría de hombres y mujeres de Podemos, y esa es la Asamblea constituyente. Más allá de si secretario general o portavoces, lo que realmente importa es el objetivo, y no renunciar a los principios que movilizaron a más de un millón y medio de ciudadanos y ciudadanas.


Por otro lado, la actitud de Pablo Iglesias me sorprende al afirmar que, por “coherencia” no optaría a representar a Podemos si “su” propuesta no es la que finalmente es apoyada mayoritariamente por la ciudadanía que pueda participar en la Asamblea. No es, ni lógico ni compatible con lo que Podemos dice querer representar y sitúa a la joven organización ante una disyuntiva que no se ajusta a las expectativas de la ciudadanía, por ser más propia de los partidos de la alternancia endogámica. No me parece una actitud que personalmente pueda compartir, por lo que espero que el sentido común prime y no se antepongan planteamientos personales frente a objetivos que no afectan solo a Podemos, sino a muchos ciudadanos y ciudadanas.

¿DINAMICA vs ESTATUS?

Cuando el conjunto de estructuras que componen una sociedad dada, como puede ser un municipio, vive inmerso en una estática permanente sin que la dinámica sea más que testimonial y, en la mayoría de los casos, reducida a grupos concretos sin influencia o al menos sin influencia inmediata, se podría especular con que esa sociedad o ese conjunto de estructuras que conforman una sociedad están condenadas a reproducir, pese a todo, un sistema de relaciones basado en determinados simbolismos, donde ninguno y en ningún caso, es o será un factor de cambio o transformación. Me explico.

El conjunto de instituciones y estructuras que componen el municipio están sujetas a una norma cuyo objetivo es la reproducción, consciente o inconsciente, de las presentes condiciones de vida. El individualismo, roto en contadas ocasiones y sobre motivaciones concretas, atenaza cualquier dinámica diferenciadora, al tiempo que la excluye del pírrico debate social que se da en la sociedad a nivel colectivo. Evidentemente, la exclusión primaria se produce por un conflicto en la concepción de estatus y rol en las entidades e instituciones que componen la sociedad como hecho colectivo: ninguna discrepancia es asumida ni tenida en cuenta más allá de la mera y pura testimonialidad y, eso si, siempre de puertas a dentro, pues el estatus que hegemoniza las instituciones sociales no permite un cuestionamiento de “liderazgo”. Y eso se produce, incluso, en las estructuras que presumen de posiciones avanzadas respecto al compromiso transformador en la sociedad; en estructuras que, pese al discurso, viven inmersas en un mantenimiento  sine die de una estática basada en un determinado capital simbólico incuestionable heredado de una preponderancia histórica de la organización sobre el individuo, donde el poder carismático sustituye a cualquier lógica mínimamente racional y, no digamos una racionalidad mínimamente crítica: más allá de la instrumentalidad del objetivo marcado en el mercado electoral, la supervivencia está asegurada únicamente desde la endogamia y no desde la integración de nuevas posiciones, ideas u opiniones..

Desde esta actitud, cabria preguntarse si seguir opinando, aunque sea desde la humildad, vale la pena o es un ejercicio vacuo y estéril visto lo visto. La respuesta a esta pregunta entra inevitablemente en el ámbito de lo personal, pues los condicionanamientos éticos o estratégicos e incluso morales de cada uno son los que dirimen finalmente la decisión sobre si continuar aportando, siempre de forma humilde, o abandonarse a la privacidad del estudio y la reflexión personal. Y, la segunda pregunta es, ¿es posible seguir aportando, opinando, reflexionando públicamente si esa opinión, reflexión o crítica es obviada sin argumentación alguna ( podría ser rechazada por un desacuerdo táctico, e incluso por considerarla una mera especulación intelectualoide pretenciosa, pero, ni a ese extremo llegamos). Al igual que la primera pregunta, ésta únicamente tiene una respuesta en el ámbito privado: ¿hasta donde, porqué y para qué?.

Una vez finalizados los actos del mayor de los actos que expresan la estática ( por otro lado, necesaria para no perder el horizonte de quienes somos y porqué), cabría plantearse una acción dirigida a incidir en la realidad a corto y medio plazo, como expresión de compromiso con el discurso mantenido: cabria plantearse inicialmente una reflexión sobre el presente y el futuro, desde la crítica y la autocrítica sin que ésta sea una flagelación, pero si un acto catártico que influyese en el inicio de la construcción de un instrumento social nuevo, novedoso y radicalmente diferente a lo que todos hemos conocido. ¿Porqué?. Por muchas razones, pero fundamentalmente, si se quiere, por un mero ejercicio de egoísmo: o construimos o nos lo construyen, o se intenta influir o seguimos abandonados a la dominación de los de siempre sin que podamos hacer nada. ¿Pesimismo?. No: realismo quizá, o al menos, un pesimismo realista fruto de infinitas frustraciones ideológico-partidistas. Pero, no por ser una frustración es o debe ser un lastre. En este caso es una motivación que, pese a todo, pese a las preguntas sin respuesta, pese a esa estática incomprensible ( excepto desde posiciones conservadoras, aunque éstas se revistan incluso de “revolucionarias”) provoca una reacción de oposición constante a seguir formando parte de una mayoría que, por silenciosa, se somete de forma resignada, en un intento ( legítimo, por otra parte) de salvar lo que se pueda de la vida de uno mismo.

El debate inicial, desde un intento de hacer tambalear el erróneo concepto de estatus del que gozan determinados individuos en determinadas instituciones sociales, puede ser un paso revolucionario, siempre que no sustituya un falso poder carismático por otro, reproduciendo nuevamente la dominación, aunque bajo otro discurso y desde otra retórica. Definir el rol, el papel que cada cual juega o quiere jugar en la construcción de ese instrumento ciudadano, establecer los métodos y concretar las tareas desde la horizontalidad de ese mismo método, que impida la culminación de anhelos arribistas, poniendo, aunque sea peligrosamente, en manos de la ciudadanía ese instrumento para que lo utilice, es el segundo escalón que deberíamos subir. Y el tercer escalón, como no podría ser de otra manera, la “toma del palacio”: la consecución, trabajada, dialogada y debatida, de una nueva mayoría donde lo colectivo reemplace a lo partidario; donde lo social reemplace a lo especulativo. Difícil si, pero no imposible. Al igual que los labradores del medievo jamás podrían haberse imaginado los cambios que se iban a producir en las vidas de las generaciones futuras (revolución industrial, urbanización, aparición del asalariado, etc), los que hoy nos planteamos el futuro, tampoco podemos imaginarnos los cambios de que somos y seremos capaces, siempre que los hombros que empujen sean más que los que se oponen.

Concluyo haciendo un ruego a la dinámica de las organizaciones, colectivos y demás estructuras sociales de las que, sin ninguna duda, depende el futuro, más allá del hecho coyuntural de las urnas (pero sin olvidarlas, por su utilidad instrumental): de todos y cada uno depende sumar a un proyecto plural, pero unitario en los objetivos.


Mientras tanto, seguiré opinando, pues en mi decisión está, que aunque de forma humilde y sin ninguna pretensión, seguiré llenando líneas con deseos más que con opiniones, algo que no puedo ni quiero evitar. Intentando que mi opinión crítica aporte siempre un algo positivo frente a ese continuo intento de visualizar la crítica con el enfrentamiento y la crispación, conclusiones clásicas y típicas de mentalidades estrechas e interesadas en mantener, como antes decía, ese estatus, y permítaseme, carente de capital, ni cultural, ni simbólico ni de ningún tipo.

miércoles, 1 de octubre de 2014

SOCIALDEMOCRACIA

Pese a la insistencia de los partidos a la izquierda de la socialdemocracia en apartarse de la definición de organizaciones socialdemócratas, un análisis de las propuestas planteadas por y desde éstas organizaciones, comparada con la historia de la estrategia del socialismo democrático, podría llevarnos a una conclusión: la socialdemocracia, como planteamiento ideológico, es la única posibilidad de desarrollar un programa político efectivo. El recelo e incluso el rechazo de las organizaciones a la izquierda del partido socialdemócrata y, por tanto la confusión entre la organización, la ideología y el programa, son fruto de la praxis que no de las ideas. No obstante, la lucha dialéctica de las organizaciones políticas ( se denominen comunistas, socialistas, etc) por marcar diferencias con la socialdemocracia carecen de un carácter político, suponiendo meramente una estrategia socio electoral.

La socialdemocracia nace, en el siglo XIX como alternativa posibilista del socialismo revolucionario marcado por la estrategia definida y controlada por el bolchevismo triunfante. Pero, a pesar de que los ojos de la humanidad se centraron en aquella extraordinaria experiencia social ( revolución rusa), con el paso de los años y de la perversión estalinista, pronto volvieron su atención a la alternativa reformista.

Domesticar al capitalismo parte de una premisa aceptada por acción u omisión: no es posible sustituir el mercado como instrumento de distribución de bienes ( al margen de la perversión neoliberal). Y, partiendo de esa premisa, los movimientos que aceptan la democracia burguesa, que en principio es la enemiga de la clase obrera ( en el siglo XIX por lo restrictivo de su propia organización), se convierte en un instrumento para la transformación, gradual y progresiva de la sociedad. 

En la actualidad, diferentes partidos, y a pesar de que en su definición figure lo de "socialismo revolucionario", aceptan en sus programas tanto el gradualismo como el reformismo como instrumento de acción política en el seno de las democracias liberales. Ya nadie apuesta por la práctica revolucionaria al estilo decimonónico. Ahora, denominamos revolucionario a la oposición pacífica, a la movilización, a la desobediencia, etc. Pero en las líneas de los programas, se suceden propuestas inequivocamente socialdemocratas.

Otra cuestión diferente es el abandono tactista y oportunista de la propia ideología socialdemocrata por parte de los originarios partidos. El caso del PSOE ( el SPD, el PSF y otros) es paradigmático: la renuncia a frenar las ambiciones neoliberales a cambio de "trozos" del pastel institucional. El ejercicio del poder por el poder, incidiendo en aspectos cívicos pero renunciando a la igualdad social como objetivo ha llevado a perder lo sustancial del proyecto que dió origen al nacimiento de éstos partidos. En la actualidad, innumerables partidos con diferentes definiciones ocupan el lugar progrmático de la socialdemocracia tradicional.

Y finalizo: al margen del tactismo electoral, hay espacio de confluencia para la socialdemocrácia, pese a que no se denomine así, pese a que el partido que tradicionalmente la ha representado en la actualidad sea, más un partido de corte conservador con "conciencia" que el partido de las clases trabajadoras. Hay espacio y existe una necesidad social: el empobrecimiento frente al enriquecimiento, el abandono de las políticas de igualdad, la apuesta por sociedades injustas configuran una realidad en la que solo la unidad de programas podría constituir una alternativa al bipartidismo conservador, pese a las denominaciones de unos u otros. Superar la denominación para centrarse en las propuestas, esa es la única vía posible para la socialdemocracia, sea su nombre cual sea en el actual mercado electoral.