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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

lunes, 23 de febrero de 2015

Elecciones sindicales


Se me ocurren diferentes cuestiones a plantear sobre las elecciones sindicales que hoy se han desarrollado en el Ayuntamiento de El Campello, pero, en beneficio de una cierta objetividad, voy a plantear solo la proyección que las mismas tienen, en mi opinión, sobre la realidad laboral en nuestra administración.
En primer lugar, indicar que el desarrollo de las organizaciones sindicales en nuestro Ayuntamiento ha sido paralelo al de los sindicatos en cualquier ámbito: la desanaturalización. O mejor dicho: la conversión al sistema que los mantiene. Esto significa que, por un lado la dependencia organizativa de la administración ( subvenciones, crédito horario, etc), y por otro la desvertebración propia que ha propiciado la sustitución de la militancia por un cierto tejido asociativo basado en servicios y ofertas “individualizadas,  convierte a las organizaciones en meras correas de transmisión, no de objetivos colectivos, sino un intento de congeniar intereses diversos y en la mayoría de los casos, incluso enfrentados.
En segundo lugar, los argumentos utilizados por las diferentes organizaciones en liza podrían encuadrarse cualitativamente en un marco de demagógia (apelar a intereses particulares ofreciendo soluciones concretas pero inviables dado el marco competencial y, sobre todo, la ausencia de una conciencia colectiva que confiera a las organizaciones una estrategia general y unificadora ( hecho que beneficia directamente a la administración al verse anulada la principal herramienta de acción colectiva: la movilización).
En tercer lugar, explicar que los delegados electos  tienen un margen de maniobra limitado y coartado por la actual situación: imposibilidad de creación de plazas, limitación legal en cuanto a incrementos salariales o elaboración de relaciones de puestos para así consolidar otras remuneraciones extraordinarias. La Junta de Personal tiene, fundamentalmente un cometido: unificar y coordinar acciones colectivas, y vista la desestructuración de la plantilla y la polarización de las propuestas ( representativas de grupos de interés, por otro lado, legítimos). Pero este cometido puede verse anulado, si no se consigue superar la especie de competencia dada entre los sindicatos con representación y, sobre todo, si la concreción de sus ofertas se ven frustradas, ya por criterios de la nueva corporación ( recordar que en mayo hay elecciones), ya por impedimentos legales.

Y, finalmente, dirigiéndome al colectivo de trabajadores y trabajadoras municipales, decir que, a pesar de formar parte de la misma plantilla, es evidente que el sentimiento es que todos y todas competimos por reivindicaciones que, lejos de mejorar el servicio e incluso los derechos labores, luchamos por el estatus respecto a otros, cuestión que divide intereses y, sustancialmente cualquier posibilidad de acción colectiva. Los sindicatos son lo que los trabajadores y trabajadoras que los componen son.

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