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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

viernes, 27 de febrero de 2015

AFÁN INVERSOR

El gobierno municipal se afana por acabar el sin fin de obras mediante las cuales pretende, no suplir determinadas necesidades sociales, no  compensar desigualdades, sino vender ( referido al proceso electoral que se abre y que en algunos aspectos es un mero "mercado" electoral para algunos) logros y méritos. Insisto en que muchas de las obras y actuaciones que se están desarrollando son de interés, pero se enfrentan a un cuestionamiento claro: ¿son necesarias?. Es el mismo caso que el de la sempiterna piscina municipal que, siendo una obra interesante, son cuestionables los más de seis millones de euros que van a emplearse, o las inversiones del PLAN E... que, siendo interesantes, no cubrían determinadas necesidades sociales. Evidentemente la discusión sobre interesante y necesario nos adentraría en el terreno de las preferencias y valoraciones que cada cual tiene en materia de política municipal e incluso de servicios a la comunidad; preferencias y valoraciones en muchas ocasiones construidas sobre una determinada situación individual que, obviando (consciente o inconscientemente) la situación de "los otros", se limita a alinearse emocionalmente con una opción política por representar esa un modelo, o simplemente estar integrada por personas con las que se mantiene una relación personal que condiciona la racionalidad a la hora de valorar y juzgar.

Como decía, el afán por finalizar las obras se debe a que éstas deben configurar el argumento con el cual han de presentarse ante la ciudadanía para solicitarles el apoyo para "continuar". Y esta solicitud parte, como decía, de argumentos emocionales que tienen como presunta justificación "lo hecho", cuando en realidad, "lo hecho" incide poco o nada en la vida cotidiana colectiva y, de forma nula en un amplio sector de la sociedad que, pese a su silencio ( silencio gracias a determinadas redes de solidaridad vecinal o familiar) viven momentos dramáticos: lo "hecho" no incidirá en la prospección de un nuevo modelo económico, de un nuevo modelo de oportunidades para todos y todas.

Creo que, la valoración de lo "hecho", no debería ser argumento suficiente para concederles la representación, ni mucho menos ese mérito que, con seguridad se argumentará ( el superavit) pues, después de todo, solo ha servido para amortizar la deuda municipal pero no para incidir en la calidad de vida de los y las ciudadanos y ciudadanas.

Es más: en mi opinión, hacer oídos a un partido político que ha "contemporizado" con la crisis sin incidir practicamente en ninguno de los efectos negativos que subsisten, supone un cierto acto de irresponsabilidad, únicamente justificable por ese individualismo excluyente en el que vivimos. De ahí que los millones de euros que se han "invertido", deberían ser analizados criticamente por los votantes, penalizando el haberse puesto de lado ante el sufrimiento de la ciudadanía y la incertidumbre en el futuro sobre la que se ha movido a lo largo de cuatro años un gobierno que, como rasgo definitorio, podríamos señalar la escasa o nula voluntad de consensuar (ni siquiera dialogar sin ánimo de imponer), practicando la exclusión tras la busqueda de una mayoría suficiente, no para hacer política, sino para imponer un poder que, siendo legal, pierde la legitimidad por la omisión constante a reconocer la realidad.

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