La oleada de protestas contra los recortes de la
Generalitat iniciada el pasado 21 de enero alrededor del País Valencià no ha
hecho más que cobrar fuerza en cada una de convocatoria que se han ido
sucediendo. De manera análoga, la contestación de las fuerzas del Estado crece
de manera desproporcionada desplegando exagerados dispositivos y cargando día
sí, día también contra las y los estudiantes de institutos, universidades y
colegios. La máxima expresión de las agresiones la vivimos la semana pasada, y
se perpetúa en la presente, con la carga indiscriminada de la policía
antidisturbios a estudiantes de secundaria menores de edad. Se trata de un
Estado policial instalado para quedarse y que nos traslada décadas atrás,
retrocediendo gravemente en libertades, derechos y calidad de vida. No
contentos con dejar de pagar a los centros, dejándolos sin calefacción, luz,
etc., reprimen las protestas ante el temor de que la chispa de la indignación
vuelva a desatarse alrededor del estado, esta vez con más fuerza que nunca.
En estos momentos resulta imprescindible una
respuesta coordinada que exija de manera unánime la dimisión de los actuales
responsables de las agresiones y la liberación sin cargos de lxs compañerxs
detenidxs. La batalla continua, y debe avanzar hacia la unidad de las luchas
entre estudiantes, profesorado, padres y madres, convergiendo en las manifestaciones
y trabajando desde abajo en la consolidación de un tejido resistente y
combativo, que no entienda de negociaciones cuando se trate de la calidad de la
enseñanza.
Apoyando las movilizaciones en solidaridad con
lxs detenidxs en esta escalada de violencia policial, las gandes
manifestaciones previstas para este mismo sábado 25, así como potenciando y
trabajando en la huelga de estudiantes del próximo 29 de febrero, desde
Izquierda Anticapitalista sabemos que solamente de esta forma, desde la calle y
desde abajo, podrá hacerse frente a los ataques que, de manera brutal, se
acentúan día a día.
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