Ha pasado el verano, o al menos eso es lo que ocurrirá el día 21 aunque el calor no se dé por enterado. Un verano marcado por la polémica suscitada por la llamada "playa de perros". El que se haya reservado en la zona de la "punta del riu" un espacio para que los y las que tienen mascota puedan acudir con ella a la playa ha suscitado una polémica, en mi opinión, exagerada y fuera de lugar. Hay otros muchos asuntos en nuestro pueblo para movilizarse, crear plataformas, recoger firmas e incluso enviar cartas a la Calle Génova. Los vecinos de una zona casi desconocida ( excepto para los pescadores) a pesar de ser una esplendida zona de baño, se ha convertido en el eje de la política municipal: los que gobiernan, por tomar esa medida, y los que se "oponen", por no decir esta boca es mía ( y no porque no tuviesen que decir, sino porque ante la polémica, ellos no toman partido). ¿Mi opinión?. Creo que las playas de El Campello bien pueden reservar una zona de baño para mascotas. Ahora bien, antes de tomar la decisión el Exmo. Ayuntamiento, debería endurecer las sanciones para aquellos que dejan a sus mascotas mingitar, e incluso hacer sus deposiciones en la calle, farolas, etc. Una cosa es compatible con la otra: la tenencia de mascotas con la urbanidad.
Y, unicamente un detalle más: los vecinos, que debían tener mucha influencia, paralizaron la colocación de una empalizada que se estaba colocando para facilitar el acceso a esa misma playa, sin que se invadiese el entorno.¿Motivos?. Ellos sabrán, pero lo único que quiero decir, es que la playa es, y perdón por el topico: de todos.
En otro orden de cosas, nada se ha dicho o hecho en El Campello. ¡Ah sí, la presentación de capitanías que se me olvidaba!. Para esos menesteres parece que no hay recortes.
Los niños y niñas han entrado al colegio, con menos profesores, más alumnos, sin becas de libros, sin becas de comedor, pero con algo muy importante: la resignación de la práctica totalidad de padres y madres que, a pesar de las limitaciones en las "limosnas" que da el Exmo. Ayuntamiento, se encogen de hombros como diciendo...¡menos da una piedra!. ¡Pues no!. Una piedra, al menos da pedradas, y eso es lo que nos están dando los gobernantes municipales y sus correligionarios de la bancada opuesta desde el inicio de la legislatura, y si nada lo remedia, incluso más allá.
Se puso al cobro el IBI sin que nuestro Ayuntamiento haya sido capaz de solicitar al Gobierno del Estado ( pero de forma sería) una modificación del espíritu del impuesto: quien tenga más propiedad, que pague mucho más. También han surgido, como en toda época de sequía de ideas, los que apuestan por una reducción de éste impuesto injusto ( por lo lineal) y arbitrario. Y yo pregunto, ¿ de donde recortar sin hay menos ingresos, de fiestas?.
El Ayuntamiento sigue acumulando superávit ( salido de la espalda de los vecinos y de los trabajadores y trabajadoras municipales) sin saber que hacer. Seguramente se descolgarán con un par de asfaltados y alguna obra de interés, pero de escasa relevancia para el futuro de El Campello. ¿Habrán pensado en construir un Mercado Municipal, quizá una escuela infantil, quizá una residencia para ancianos y ancianas?. Seguramente no. Lo que si tienen claro ( porque así lo han dicho refieriéndose a algún servicio, incluso en el Pleno municipal), es que van a seguir privatizando servicios. Reducen personal ( y los números están ahí, si exceptuamos el grupo A y B) para tener la excusa de la imposibilidad de prestar servicios y así poder correr a las empresas más o menos afines ( a la causa) para que se hagan cargo de los servicios, creando empleo ( es posible), pero, ¿qué tipo de empleo?,¿dos trabajadores, uno municipal y otro de la empresa privada, cobrando por el mismo trabajo uno 1.000 euros y otro 600?. Pero claro, cuentan con la resignación de la sociedad que, incluso, aplaudirán la creación de empleo precario sin prestar atención a otras alternativas para crear empleo digno para los más jodidos: jóvenes, mujeres, mayores de más de 45,50 años...
Pero, seguimos sin noticias, seguimos sin saber y parece que sin querer saber nada de lo que los que supuestamente nos representan hacen, dicen o piensan.
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