HOJA DE RUTA

¿Cuál es la hoja de ruta del gobierno municipal, la tiene, la ha tenido, la tendrá?. Estas incógnitas, que para mi, personalmente, suponen un importante desasosiego, parece que para el resto de mis convecinos no supone más que un chascarrillo de bar o, como mucho, una incertidumbre pasajera.

Considero que, llegados al ecuador de la legislatura, sería necesario que el opaco gobierno que dirige nuestra institución ( y digo nuestra con todas las connotaciones), diga el qué, el cómo y el cuando, después de que haya gozado de una tranquilidad económica ( aproximadamente quince millones de euros de superávit, gracias a los impuestos pagados por los ciudadanos y al dinero que a los trabajadores públicos nos han quitado) e institucional ( una oposición enrocada en sus propias contradicciones que ha pecado de irresponsable a pesar de tener la mayoría, al no presentar con claridad una propuesta general que permitiese a El Campello salir del infinito túnel oscuro en el que se encuentra desde hace años), es necesario exigir a los que gobiernan y a los que no, una respuesta a los muchos y diferentes problemas que impiden que nuestro pueblo pueda afrontar un futuro, ni a medio ni a largo plazo.

Es necesario que se plantee a la sociedad cual es el modelo económico que sustituirá al del ladrillo ( recurso coyuntural del que no se puede ni debe volver a depender). Es necesario que se plantee a la sociedad cuales son las prioridades que debemos afrontar en materia social: si existe o no compromiso con los jóvenes, con los parados y paradas, con las pequeñas empresas de nuestro pueblo, con los mayores, con la educación de nuestros hijos e hijas, etc. En definitiva; es necesario que dejemos la apatía y exijamos explicaciones y soluciones.

Es cierto que El Campello no se ha significado nunca por ser un pueblo reivindicativo, pero personalmente considero que la situación ha llegado a un punto de no retorno. Ya no vale esperar a que en 2015 se celebren elecciones municipales para “ver si cambian las cosas”. Es necesario que miremos a nuestro alrededor y valoremos si la situación ( no del hoy, ni del mañana, sino del pasado mañana e incluso más allá) es positiva para que la vida de los que vienen detrás de nosotros.

Es necesaria una hoja de ruta. Un plan, una estrategia que devuelva la ilusión o, en su caso, la cree en un pueblo cansado, agotado de soportar continuas faltas de respeto ( salarios de los políticos, asesores, privilegios, demagogia oculta tras discursos vacíos, inactividad, incapacidad…) por parte de las diferentes corporaciones. Es un momento que, en caso de dejar pasar, simplemente habremos empezado a renunciar a nuestro futuro, y lo que es peor, al de nuestros hijos e hijas.