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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

domingo, 31 de agosto de 2014

La Ley Electoral.


El sistema electoral que “disfrutamos” en nuestro país es claramente injusto. Ahora, los que con un 30% de los votos de los ciudadanos con derecho a ejercerlo ( lo hiciesen o no, pues hablar de una mayoría legítima, deslegitima a esa “mayoría silenciosa” que decidió no ir a las urnas y, con su decisión, comprensible y legítima, propició la actual mayoría parlamentaria), tienen la pretensión de cambiar las reglas del juego, “en beneficio de la democracia”. El debate sobre la democracia es esencial para entender bajo qué régimen vivimos, de ahí la necesidad de rescatar ideas como la de democracia deliberativa y cualesquiera otra teoría o idea de mejora de la participación ciudadana en la toma de decisiones, en el control e incluso, en la revocación de los representantes.

Dicho esto, y centrándome en el cambio de la Ley que se pretende ( y que si nada ni nadie lo evita, ser realizará) modificar, decir que, además de una movilización ciudadana lo más amplia posible ( y para sumar, hay que explicar los verdaderos objetivos de ese cambio, pero sin aleccionamientos y desde una actitud claramente pedagógica, propiciando que cada cual pueda extraer sus conclusiones), considero que, coyunturalmente, son necesarias otras soluciones que se antepongan (contra hegemónicas) que se antepongan a las que el gobierno, en el uso de la legalidad que le confiere el sistema, pretende imponer.

Me refiero a las coaliciones electorales. Pues, aprovechando instrumentos de la democracia competitiva ( la democracia actual es un “mercado” donde se ofrecen “productos” para la que la ciudadanía “compre” con su voto), se puede variar el sentido de la futura reforma en beneficio del cambio que tantos y tantas desean y por el que trabajan.

Los proyectos partidarios, pese a la apertura propiciada por la dinámica impuesta por las reclamaciones ciudadanas ( fruto del hartazgo con un sistema injusto, al cual se le han visto los objetivos: imponer la dominación de una clase sobre el resto), son proyectos autónomos cuyo objetivo, pese a su legitimidad, puede propiciar la continuidad de gobiernos de derechas ( estén bajo las siglas que estén). Ya se que esto de derecha e izquierda podrá parecer a algunos un recuerdo de un pasado a superar, pero, que le vamos a hacer, soy de los que sigue creyendo que, ni siquiera el travestismo, ni siquiera los montajes lingüísticos quitan validez a una idea. Pero volviendo a los proyectos partidarios: ¿es posible un acuerdo pre electoral que propicie coaliciones en base a programas donde las listas, en cremallera, sean elegidas por militantes y ciudadanos, y donde las propuestas sean debatidas y aprobadas igualmente por los futuros votantes?. Quiero pensar que si. Quiero y deseo pensar que es posible y viable.

En la coyuntura en la que nos encontramos, son precisas ideas que combatan la imposición y la hegemonía para devolver el poder a sus legítimos propietarios, y la idea que estoy intentando transmitir ( coalición) iría en esa línea.

¿Que es difícil?. Por supuesto; mi ingenuidad no llega hasta el límite de no ver y valorar la realidad. Pero considero que, junto con la movilización, son necesarias iniciativas inteligentes, y estas, deben ir en beneficio de ese objetivo que todos dicen defender: la democracia y el interés colectivo.


¿Problemas?. Todos: las personas, las organizaciones, la historia, el curriculum, la desconfianza, el rencor, la recriminación del pasado… Pero eso, se vence con método, y el método es: democracia. Democracia, transparencia, compromiso y responsabilidad. Insisto, es una idea, controvertida, criticable, pero una idea al fin y al cabo.

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