MAS DIVISIÓN, MÁS DEBILIDAD.

El 1 de mayo se presenta convulso, y no porque la tensión social provocada por las sucesivas agresiones de las estructuras del capitalismo financiero y sus representantes institucionales continúen, sino porque, todavía, pretendemos algunos erigirnos en representantes de la recuperación de los valores originales. El 1 de mayo se celebrará separado porque el enfrentamiento entre las organizaciones sindicales parece, cada día más, irreconciliable. En mi opinión, la burocracia sindical es la que sale reforzada de esta separación y enfrentamiento. Y sale reforzada porque se presentará a esa minoría reivindicativa como un grupo “de ultras” que nada aportan, excepto tensión y controversia. Creo que, flaco favor le haríamos a la lucha de la clase trabajadora si potenciamos ese enfrentamiento. No es cuestión de tener más o menos razón, la cuestión es que la sociedad vea que en estos duros momentos la clase trabajadora está unida, camina unida y reivindica unida. Bien es cierto que la burocracia sindical no hace ningún gesto hacia las minorias, pero no es menos cierto que las minorías no pueden mantener constantemente el discurso de la “traición” como arma arrojadiza. Personalmente defiendo la lucha interna por democratizar y horizontalizar las organizaciones mayoritarias, porque hoy por hoy son los instrumentos que tenemos los trabajadores y trabajadoras para la lucha coyuntural que se nos presenta: la unidad estratégica, con sus singularidades, es hoy más necesaria que nunca. Cada uno, desde los principios que inspiran el pluralismo ideológico de la izquierda sindical, debemos hacer un esfuerzo de confluencia, porque el momento así lo requiere. La visualización social de enfrentamiento, debilita el movimiento sindical y da la razón a aquellos cuya pretensión es debilitar al máximo los instrumentos de lucha de la clase trabajadora. Por un 1 de mayo unitario, plural, reivindicativo, de lucha: ¡viva la lucha de la clase trabajadora, viva el primero de mayo!