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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

viernes, 10 de mayo de 2013

EL PRESUPUESTO MUNICIPAL 2013. III


El presupuesto de una institución o de cualquier entidad, refleja las intenciones que ese colectivo, entidad o ( como es el caso) institución tienen para el futuro, que objetivos persigue. No podemos ver el presupuesto simplemente con un documento de gestión pura y dura, pues no se trata de una empresa cualquiera: es una empresa que influye diariamente en la vida de miles de personas.
Los que piden que los impuestos bajen, deberían al mismo tiempo plantear alternativas para que las instituciones municipales se financiasen y, de este modo, pudiesen prestar cada día más y mejores servicios. Por esto, una definición clara de por donde se va a ir políticamente en un municipio ( excepto en El Campello) es plasmar recortes, e incluso ampliaciones de impuestos y tasas en función de a quién benefician y a quien perjudican.
Otra cuestión es el modelo económico que se quiere plantear ( excepto en El Campello). La inversión se debe realizar pensando no en el futuro a meses vista, sino en el futuro a años vista. Un municipio como El Campello, que no tiene un modelo económico definido ( el turismo es, en mi opinión, estacional y cada día va a menos dado el menor poder adquisitivo de los y las trabajadores y trabajadoras), debe incidir en la definición a través de sus apuestas presupuestarias. Por ejemplo, el Estado ( el gobierno del Estado) ha apostado por hipotecar el futuro del Estado Español con un objetivo claro: precarización de la clase trabajadora y, por consiguiente, abaratamiento de costes, y por consiguiente incremento de beneficios en un país que, al igual que El Campello, carece de proyecto económico a medio plazo, si exceptuamos el objetivo de querer convertirnos en la discoteca playera de Europa, y eso, a la vista de cómo van las cosas, está por ver.
Creo que los grupos de la oposición hierran en su estrategia pues, (en esta legislatura, donde la debilidad de la derecha se está convirtiendo en fortaleza gracias a la debilidad de la oposición) lo coherente sería, sin dejar de lado los problemas coyunturales, plantear un debate presupuestario bajo tres premisas: democracia participativa ( que la ciudadanía diga cuales son los objetivos sociales a través de sus colectivos y de forma individual), compromiso político ( que la ciudadanía conozca cuales son los objetivos a medio y largo plazo de las organizaciones así como sus compromisos con el empleo, los jóvenes, la política de bienestar social, etc) y planificación ( que el presupuesto, además de reunión documento anexos que expliquen el qué y el porqué, los plantee de forma plurianual).
El debate está limitado a las paredes de una institución que únicamente se abre cada cuatro años para escuchar las “promesas” y abrir las urnas, confundiendo claramente democracia con sistema electoral, pues no son lo mismo a pesar que insistan hasta el aburrimiento.

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