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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

lunes, 9 de junio de 2014

EMOCIONES Y RAZÓN

Hoy, en una de esas largas charlas que mantengo y disfruto con un gran amigo, hemos llegado a la conclusión de que, al margen de otras consideraciones, en la decisión de intervenir en política influyen dos factores: el emocional ( entendido no solo como la pulsión solidaria de hacer algo por los demás y, egoistamente por uno mismo) y la racional ( fruto de la reflexión sobre ideas). No obstante, desde este dialogo especulativo carente de cualquier teoría pero, en mi opinión, con un gran componente de sentido común me gustaría plantear una opinión sobre las posibles y futuras candidaturas a las elecciones municipales.

Algunos, partiendo únicamente desde las emociones consideran que, por el mero hecho de poner al frente de la candidatura o en la misma composición de la misma a determinadas caras, ya es un elemento de éxito. Olvida que las personas tienen tras de si una historia, un bagaje personal y social que influye positivamente, pero también de forma negativa. Otros piensan que, gracias al tirón de sus lideres más o menos mediáticos, tienen una cierta garantía de existo. En éste caso no solo se basan en opiniones sino que también existen datos que, desde una proyección más o menos interesada, podrían avalar ese existo deseado. Y a otros, el simple hecho de aparecer bajo una marca les garantiza una determinada representación. Tanto unos, como otros, tendrían que pensar en dos cuestiones que, en mi modesta opinión, son fundamentales. Por un lado, el conocimiento del ámbito institucional en el que van o quieren moverse. Por otro, una determinado número de propuestas que sean viables, en el marco institucional al que nos referimos.

Respecto al conocimiento del ámbito institucional, mi consejo es, que estudien y lean todo lo referente a la legislación aplicable al ámbito local que, gustará más o menos, pero es el marco en el que van a tener que moverse. Qué derechos, qué obligaciones y cuales son las vías que la ley plantea para desarrollar los planteamientos políticos.

Respecto a la colocación de caras o nombre, la evidencia es sencilla ( en le línea del comentarista "anónimo"): el crecimiento de las poblaciones cuantitativa y cualitativamente sustrae el componente personal como argumento generalizable. Y respecto a los que creen que las "marcas" tienen todavía un determinado respaldo, simplemente remitirles a los datos electorales.

Un proyecto "buenista" parte de emociones y deseos. Normalmente, la frustración suele ser el primer sentimiento ante la cruda realidad legal con la que se topan aquellos que creen que cualquier propuesta es posible. Bien es cierto que, incluso propuestas que para muchos son "incendiarias" o simplemente idealistas, son posibles utilizando las vías legales que las normas establecen; solo hay que buscarlas y usarlas.

La función de convertirse en representante de un número determinado de ciudadanos y ciudadanas es una enorme responsabilidad, y si la intención es cambiar, transformar las cosas, se debe huir desde el primer momento del encorsetamiento de las "costumbres" institucionales; buscar en la ley las vías para concretar lo que uno quiere, y plantearlo o hacerlo, en función de en que posición se encuentre. Lo que ninguno de los posibles y futuros candidatos debe olvidar es que, ejercer un cargo, ser representante acarrea una responsabilidad y no un privilegio. Una responsabilidad con los vecinos porque en definitiva, simplemente se es un vecino, que se dedica coyunturalmente a la política, pero en definitiva, vecino al fin y al cabo.

Y finalizo recordando mi consejo: no vale proponer cambios radicales si la realidad solo nos va a permitir transformaciones parciales: digamos que vamos a intentar transformar parcial y progresivamente la realidad que no nos gusta, y no mintamos afirmando, a través de los programas que se redactan solo para cubrir papel, cosas que no sabemos si van a ser posibles. Siempre tenemos la posibilidad de cambiar las leyes, pero para eso, es necesario sumar las fuerzas necesarias para poder hacerlo en el ámbito en el que hay que hacerlo. Mientras tanto, seamos ambiciosos, pero no prometamos cosas sin antes valorar su viabilidad, total o parcial; la sociedad ( nuestros convecinos y convecinas) no nos lo perdonarán.

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