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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

martes, 29 de mayo de 2012

Cambios en el blog, cambios en la vida.

La vida cambia (como dijo alguien: la vida cambia cuando cambiamos nosotros) y las pulsiones emocionales se anteponen a las ideológicas. Las prioridades se tornan simples preocupaciones pasajeras y lo que uno ( o una) se propone día a día es, simplemente vivir.
Nosotros hemos cambiado. Es cierto que los cambios tienen un origen y una consecuencia, pero parecen no tener un objetivo, aunque por puro instinto de supervivencia, el único que persiste es ese: la supervivencia. Desde las emociones más primitivas a la racionalidad más objetiva, todo se torna relativo y la mente aprende a controlar determinadas emociones que antes eran imposibles.
Es cierto que la política, la ideología y la lucha ( en mayor o menor grado, con mayor o menor compromiso militante o con más o menos dedicación personal) ha sido, es y será un hecho en mi vida. Un hecho que no quiero cambiar aunque la bisceralidad haya dejado paso a la “razonalidad”. Un paso hacia el existencialismo, es cierto, pero que le vamos a hacer; los renglones del destino los vamos escribiendo poco a poco nosotros mismos, por lo que hay que asumir las consecuencias de nuestros cambios y aprender a vivir con ellas.
Por determinadas cuestiones, uno se plantea el hecho existencial como algo un tanto pasajero y de necesario disfrute, pues de lo contrario, el valle de lagrimas ( no en el sentido religioso sino más bien en el que Javier Krahe le dio) sería  insoportable e insufrible.
Los amigos, los de verdad, los que uno quiere y necesitan están ahí, pero no se sabe bien por cuanto tiempo. Las personas queridas, las que uno va dejando o perdiendo por el camino de la vida, son recuerdos que jamás nos abandonan, pero finalmente son solo eso: recuerdos. Y agarrarse a la vida con ansiedad precisa de algo más que de recuerdos. Precisa de sentimientos y de emociones, porque en definitiva son el motor de nuestra miserable existencia.
Mi trayectoria militante me ha llevado a la "investigación" de diferentes organizaciones buscando el acomodo ideológico y el personal, pero esta ha llegado a su fin. Soy lo que soy y soy coherente con mis neuras y mis contradicciones. Pero lo que también soy es coherente con esa utopía a la que nunca podré renunciar: la felicidad, individual y colectiva. Y el camino solo es uno: soy socialista lo soy, sin supercherías ideológicas, sin caer en el enfermizo estado de "infantilismo izquierdista". Soy un militante por ideas y lo seguiré siendo siempre, aunque la intensidad de mis compromisos está y esté condicionada por mi fragilidad emocional; algo que inevitablemente me llevará a expresarme en adelante más como un ser humano que como un "homo políticus" ( en su acepción de animal político).
Me suenan raras las palabras que escribo, una detrás de otra y sin pensar muy bien que, en el marco donde las escribo, son algo extrañas. La gente que me conoce, ve un radical y en ocasiones un incendiario apasionado en la defensa dialéctica de la justicia, la igualdad, lo colectivo frente a lo individual... Y ese radical seguirá militando, pero  ahora, en su justa medida.
Para finalizar, únicamente decir que mi creencia en la necesidad y, porque no, en la inevitabilidad de la revolución se mantiene intacta. Pero una carga de emociones hacen que además de anhelos, sean deseos. Soy consciente de la necesidad de un cierto grado de pragmatismo, algo que me he negado de forma intermitente, pero ahora, en estos momentos, creo que ese pragmatismo es, no solo necesario, sino de vital importancia ( al menos para mi) para mi desarrollo personal y emocional.
Un saludo a todos y, en el camino nos vamos a encontrar, porque más tarde o más temprano, seremos conscientes todos y todas de la fuerza que nos une: la conciencia de clase. 
Un saludo y un abrazo a amigos y enemigos. Y que lo que escribo no suene a despedida, que no lo es. Que sea interpretado como el fruto de una reflexión personal obligada y necesaria que me ha llevado a "emocionalizar" mi estado vital, por encima de vanos compromisos con las masas revolucionarias, entelequia donde las haya, al menos al día de hoy.

Salud, revolución y cordura compañeros, camaradas.
Angel.

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