Esta parece ser la legislatura de las ORDENANZAS: una ordenanza sobre participación ciudadana, una ordenanza sobre olores... y la pregunta es la siguiente, ¿servirán para algo las normas?. Evidentemente todo depende del objetivo con el que se presenten. Si se hace con el objetivo de engrosar el curriculum político institucional, pues de nada van a servir. Si se hace buscando un objetivo político ( lucha contra la contaminación, impulso de la participación, etc) sí servirán para algo.
Ahora, lo que tendrían que hacer los grupos políticos es plantear la necesidad de aprobar ( al igual que tienen otros municipios poco sospechosos de rojos) son unas normas municipales que ayuden a los sufridos ciudadanos y ciudadanas a sobrellevar el peso del IBI ( ayudas directas al pago del impuesto en función de lo que establece su reglamento), teniendo en cuenta que el presupuesto municipal para 2012 va a ser el que pueda ser. Y con ésto me refiero, no a su contenido económico, sino a su contenido politico.
Es cierto que su contenido económico va a condicionar el político pero, ¿serán capaces los grupos de la oposición mayoritaria en plantear alternativas que incidan, más allá de un reglamento sin contenido financiero, en el tejido económico, en la estabilidad de las familias trabajadoras, en los jóvenes, en la difusión de la cultura, etc.
He tenido acceso al documento de liquidación del presupuesto 2011 así como al primer borrador de ingresos previstos para 2012 y, aunque parezca que no, el presupuesto da para hacer cosas, para poner en marcha programas, pero a algo debemos renunciar, está claro ( y yo lo tengo claro: para diversión, lo justo, para bienestar, lo necesario).
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